Doce
—¡Ahhhh! —solo era cuestión de dos simples segundos para volver a sentir la suela del zapato de Benneth impactándose sobre mi pie derecho.
Una sensación que sentía multiplicada por mil, como si estuviese atrapado en medio de un maremoto.
—¡Vamos! —Benneth era un demonio— ¡Solo tienes que decirme la verdad! —un vil y despiadado monstruo que me torturaba como sí estuviera dentro del infierno de Dante.
Al no tener defensas cualquier golpe cortada o raspón que sufriera la sentiría como sí estuviese atrapado en medio de un mar de lava.
Veía a Benneth gritando y repitiéndome las mismas preguntas mientras que la única parte de mi cuerpo con la que sí tenía movimiento hacía todos sus esfuerzos por mantenerse firme en el silencio.
No podía traicionar a Trent.
Pero tampoco sabía cuánto tiempo más iría a resistir.
¿Acaso habían pasado horas o días?
No lo sé.
El tiempo transcurre muy lento cuando no te puedes mover y ves la misma escena repitiéndose hasta que tu propio ser no pueda más.
— ¡Dime en donde están los otros sujetos! —Ni siquiera podía estar seguro de a quien veía.
Primero veía la figura de un adulto de cabello corto, barba, abdomen ancho, piel caucásica y rasgos de envejecimiento; después noté como su cuerpo iba cambiando. Sus rasgos faciales se volvieron similares a los de Kai, el cabello ahora era más largo, al igual que su estatura, ya no tenía arrugas y su mano derecha apareció ante mis ojos como un meteoro estrellándose contra mi cara.
Y este dolía más.
Ya no sabía siquiera sí estaba en la misma realidad o en un universo paralelo.
—¡Oh! —mi cabeza estaba perdida por el dolor y falta de energía— ¿Con que quieres dormir? —y Benneth me veía como un psicópata— en ese caso creo que lo mejor sería darte un poco de café.
—¡No! —era oficial.
Benneth estaba más loco que Clint.
—¡Es hora de despertar! —Colocó un par de pinzas sobre mis manos…
—¡Ahhghhhhhh! —… y sentí una potente descarga eléctrica recorriendo todo mi ser.
Tres segundos de dolor…
…y al cuarto fui libre.
¡Seguía vivo!, pero mareado, porque la droga que robó mis defensas también me mantenía con vida, hasta que La Zona dijera lo contrario eso me obligaba a sentir todo el dolor que Benneth quisiera sin darme el lujo de partir.
—¡Donde están! —Como deseaba que esto terminara.
Las descargas se volvían más intensas y el dolor crecía.
En un momento veía la imagen de Benneth y al siguiente sentía como todo se volvía borroso.
—Vamos, Sujeto Doce, usted puede evitar que esto continué —y la descarga volvió— ¿Acaso no le interesa volver a La Zona?
—¡AAAHHHHHHHH!
—No tiene que seguir así. Solo debe decir la verdad.
Claro una verdad que podría hacerme traicionar a Trent. El único que me podía llevarme con la verdadera “verdad”.
La Zona nos estuvo engañando durante toda nuestra vida y ahora tenía la oportunidad de saber quién era en realidad.
—Solo dígalo, o por lo menos responda una pregunta —y volvió a separar las pinzas de mi cuerpo— ¿El Sujeto Cinco sigue con vida?
Y de ahí todo se volvió borroso.
Benneth no me colocó las pinzas y esta vez sí sentí como mí ser se dejaba llevar por la falta de energía.