Kai
El haber sido desterrado ha sido una de las experiencias más gratificantes que he vivido desde que tengo uso de razón; porque el estar en La Jungla me permitía conocer el verdadero significado de la palabra “amor”.
—Kai —y su nombre era Holly.
Esa adorable chica a quien veía cada mañana luciendo esos hermosos cabellos rojizos y su piel clara, en compañía de una perfecta sonrisa que me hacía sentir como sí estuviese bajo la presencia de un ángel cuyos ojos carmesí brillaban al momento que veía la luz del sol.
La Zona nunca nos permitió tener contacto visual con otros sujetos, a menos de que se tratase de una prueba; estábamos obligados mantener la mirada baja al momento de almorzar o caminar entre los pasillos y siempre guardar silencio, a diferencia de La Jungla. Aquí podíamos hacer lo que quisieramos; hablar, comer sin limitaciones, vernos a los ojos o experimentar las emociones que La Zona nos tenía prohibidas, como el amor, y Holly era la prueba.
La hermosa chica a quien siempre me acompañaba con una sonrisa y hermosas palabras que me hacían sentir seguro, como sí nada en mi entorno me pudiera arrebatar esa alegría.
Ya sea sí estaba en la realidad o simplemente en un sueño.
Tenía a Holly.
Sentía la calidez de sus labios.
—Kai— y ella repetía mi nombre—. Gracias por estar a mi lado.
—Siempre estaré ahí —El momento era perfecto.
Nos encontrábamos en medio de un hermoso prado, junto a una gran montaña. Un sitio que no me recordaba en nada a La Jungla y ninguno de los dos llevaba puesto su uniforme de supervivencia. Holly portaba un vestido blanco y yo un conjunto del mismo color.
—Este lugar es muy hermoso.
—Lo sé —y lo quería aprovechar.
Nos recostamos sobre el prado para contemplar el atardecer. Vimos varios pétalos de rosas volando entre nosotros y sentíamos el poder de la briza.
El momento era perfecto…
—Kai —...y no quería que se terminara.
Me quedé mirando a Holly, durante varios segundos, notando que seguía mostrándome su sonrisa.
—¿Holly? —que por algún motivo siguió manteniendo —¿Te ocurre algo? — como sí estuviese congelada.
Holly dejó de mover los ojos, sus labios permanecían quietos y no emitía ningún sonido.
— ¿Holly? — como sí algo la hubiese congelado.