Doce
—Me alegra saber que sigas con nosotros —y otra vez estaba en la realidad—, Sujeto Doce.
Desperté con la sorpresa de que Benneth me había vuelto a inmovilizar solo que esta vez no podía mover ninguna parte de mi cuerpo, ni siquiera mis ojos. Eso me obligaba a ver su figura siendo opacada por el reflejo de una luz.
¡Maldito Benneth!
¡Eres un miserable bastardo!
Verlo me hacía sentir demasiada rabia corriendo por mis venas ahora que por fin sabía la verdad…
Alto… pero aún escuchaba la voz de Cole ¡Ellos no pueden saber nada de lo que viste!. ¡Eso era cierto! ¡Solo mantente callado y no me respondas, hasta que te lo indique! de lo contrario nos descubrirán.
Para Cole era fácil decirlo porque él no era yo sintiendo el deseo por romper el cuello de Benneth.
Lo lamento, Doce. Pero si quieres salir de esto vas a tener que jugar con sus reglas.
Eso siempre lo he sabido.
Un sujeto debe jugar con las Reglas de La Zona.
Pero ahora…
¿...cuáles eran las reglas?
Ni siquiera estábamos en la misma habitación.
La luz que opacaba la figura de Benneth se volvió más intensa en cuanto él se retiró y yo recuperé mi movilidad. Así me di cuenta de que no estaba recostado sobre tierra y la luz que veía era demasiado intensa como para ser de una bombilla. Su brillo me estaba quemando los ojos; los cerré miré a otro lado, sobé mis párpados y cuando los abrí me di cuenta de en donde estaba.
—No puede ser —me sentí como sí hubiese vuelto a donde comencé.
Estaba viendo árboles, al momento de levantarme, luego miré el cielo azul, algunos animales y después encontré tres pirámides cuyas características eran una combinación entre egipcias y mayas.
—Bienvenido a los Templos, Sujeto Doce —Era como estar en una clase de historia.
Benneth me llevó a un punto de La Jungla que nunca ví.
Uno donde no había dinosaurios ni aborígenes, solo pirámides.
—¿Te gusta?, La Zona lo preparó para tí —él me miraba confiado. Tenía en su mano derecha el control que me arrebataba la movilidad y a su alrededor había un grupo de doctores y guardias—. Espero que no te importe, pero traje a unos amigos para que vieran tu prueba.
—¿Mi prueba?
—Mejor dicho “pruebas”, van a ser tres.
No entendía nada de lo que estaba pasando.
La Zona me había hecho pruebas desde el día en que llegué, pero nunca una así.
—¿Te ocurre algo?
Todo esto era nuevo y quería respuestas.
—¿En dónde estamos?
—En La Jungla, o mejor dicho en el área secreta.
—¿Área secreta?
—El único lugar preparado para las pruebas más difíciles.
Eso me tenía asustado.
En cuanto Benneth oprimió un botón escuche un sonido fuerte, como el que hacen las rocas al momento de ser empujadas.
Miré la primera pirámide y noté que ahora estaba abierta.
—Este lugar fue construido para sujetos que lograron tu nivel. Él único punto de La Jungla que no nos molestamos por cambiar su clima.
—¿Cambiar su clima?
—Oh, no te lo había dicho —Benneth me sonrió—. Después de que te capturamos La Zona se encargó de tus amigos.
—¿Mis amigos? —oír eso me hizo sentir como sí mi mente hubiese dado un gran giro—. ¡No puede ser! —porque no había pensado en ellos desde que fuí capturado— ¿Qué les hiciste?
—Digamos que solo sobrevivirán sí resisten la temperatura de treinta grados bajo cero.
—Eres un maldito —La Zona lo volvió a hacer.
Y todo por mi culpa.
Ahora la Jungla estaba en una temperatura que ningún Sujeto sobreviviría, excepto Trent…
Mantente molesto …y ellos no lo sabían Si quieres salir de esto tienes que engañar a Benneth.
Como desearía quitarle ese control.
—Ahora que estás al día podemos comenzar con la primera pirámide —Supuse que se refería a la que ví abrirse—. Cada una está inspirada en arquitecturas históricas. Contienen caminos, pasadizos, trampas, pruebas etc…, y tu misión es realizar las tres pirámides en menos de 24 horas, de lo contrario serás eliminado. Y durante todo el lapso serás vigilado así que no hagas nada estupido.
—¿Y qué hay ahí dentro?
—Digamos que tus peores pesadillas —verme preocupado hacía que Benneth se sintiera complacido— ¿Entonces, estás listo? —porque sabía que sí no quería hacerlo él me obligaría oprimiendo un botón.
Había tantas cosas en mi mente.
Recuerdos, miedos y dolores…