Experimentos Proyecto Virtud

V

Repentinamente dejé de moverme, como sí estuviese sujeto a algo y sentí una fuerza tocando mi persona. En cuanto pude abrir los ojos me di cuenta que quizás esto no sería lo mismo que viví en esa otra simulación, porque en aquella ocasión no estaba usando unos goggles que protegían mis ojos del agua.

Esa fue mi primera respuesta.

Estaba dentro de un tanque de agua. Podía respirar debido a que en mi boca había una máscara que me proveía oxígeno, sentía la sensación del agua tocando  mi cuerpo porque no llevaba nada puesto y en cuanto recuperé la vista pude ver con mejor claridad mi reflejo a través del cristal del tanque.

Era la primera vez en mucho tiempo que veía mi reflejo. Un chico de cabello corto, tez clara, ojos hundidos y con un perfecto rostro que no mostraba alguna imperfección siendo reflejado a través de un cristal que en un instante fue iluminado. Mi hermoso reflejo quedó desvanecido al instante que aparecieron las figuras de tres sombras que fueron tomando su forma conforme mi vista fue recuperándose.

Eran doctores de La Zona a quienes pude ver…

—El Espécimen acaba de abrir los ojos —... y escuchar.

El primero en hablar fue un hombre cuyo tono de voz en un principio se me hizo familiar. Sin embargo, al ir viendo su robusta figura y la barba de candado que conectada con su corte de cabello pude darme cuenta de que se trataba del doctor Hal Bernstanie; el hombre que supervisó todas mis pruebas físicas. A su derecha había una mujer de cabello oscuro, piel clara y ojos color avellana que la hacían lucir como una modelo, sosteniendo una tablet y a su izquierda estaba Tano Nightingale.

—Como van los resultados —preguntó Tano.

—Exactamente como lo planeó —respondió el doctor Bernstanie—. El espécimen reaccionó a los medicamentos sin mostrar alguna anomalía.

Esperen un segundo.

¿Cuales medicamentos?

Ni siquiera recordaba que La Zona me tuviera en una situacion así…

ZZZIIIZZZIIII

…quería saber lo que estaba pasando…

ZZZIIIZZZIIII

pero al intentar recordar más sobre eso…

ZZZIIIZZZIIII

…solo escuché ese misterioso zumbido, el cual se hacía más intenso conforme intentaba pensar en ese tema…

ZZZIIIZZZIIII

…como sí de algún modo me estuviese impidiendo concentrar mi mente en esa duda. 

ZZZIIIZZZIIII

Después de un par de segundos dejé de pensar en eso, como sí ya no pudiera darle importancia a esas dudas.

¿Qué demonios me había pasado?

Mi mente ya no podía pensar en eso pero sí me obligaba a seguir con la simulación, como sí estuviese siendo controlada por algo que ahora me obligaba a estar concentrado en esos doctores. 

Mientras que la doctora continuó mirando su tablet, el Señor Bernstein habló con Tano sobre mis resultados.

—No mostró ninguna alergia o efecto secundario.

—En lo absoluto —continuó Bernstein— y créame que uno de los tratamientos incluía el someterlo a un virus que pudo matarlo.

—¿Cómo que “matarlo”? ¿Acaso le aplicaste veneno?

—Antes y después de suministrar los medicamentos. 

—No puedo creerlo —Tano se mostró suspendida— y a qué lo expusiste. 

—Digamos que al veneno de siete tipos diferentes de especies letales. Entre ellas reptiles y arácnidos; el espécimen resistió a todos como sí fuesen un simple dolor de cabeza.

—¿Y qué tal van sus signos vitales, Beatriz?

—En perfecto estado —su voz sonaba suave y delicada, como una mujer que tenía tacto al momento de hablar—. Véalo usted misma —. Beatriz era capaz de hacer una sonrisa que podía alegrar la vida de quien estuviera presente—. Nadie había podido resistirse a esos tratamientos. 

—Ya veo. Y qué tipo de enfermedades le suministraron. 

—Las mismas que en los otros especímenes. 

—Dejame ver la lista —en un segundo Tano se quedó sin palabras— ¡Aguarden un minuto! ¿Acaso el tratamiento lo curó del virus VIH?

—Y reactivó su páncreas. 

—¿Estás hablando en serio?

—Sí. Por fin su páncreas está volviendo a generando insulina.

—Eso significa que el espécimen ya no tiene diabetes.

¿Esperen un segundo?

¿Acaso dijeron diabetes?

En todo el tiempo que permanecí en La Zona recuerdo haber sufrido heridas pero nunca el haber sido  expuesto al virus VIH o la diabetes. ¿Acaso esto tenía algo que ver con quien era yo realmente?

ZZZIIIZZZIIII

Cuando traté de pensar más a fondo volví a escuchar ese sonido y a sentir como mi mente volvía a nublar las ideas, obligándome a concentrarme en la imagen de esos tres doctores.




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