Experimentos Proyecto Virtud

VIII

No me sentía capaz de distraer mi mente dudando acerca de sí esa manija iría a ser una trampa o quizás alguna herramienta de apoyo porque hacía solo unos segundos estuve a nada de convertirme en un pollo rostizado; todavía sentía el vértigo al creer que más rocas caerían sobre mí y la garganta me estaba ardiendo por culpa de una insaciable sed.

Trata de respirar

“En eso estoy” y Cole se mostró consciente. 

Él permaneció en silencio durante el lapso que solté la piedra que sostenía con mi mano derecha, para luego elevarla y dirigirla a la manija que podía poner en riesgo mi vida, después la sostuve y tiré de ella, sin soltar la piedra que sujetaba con mi otra mano.

No pasó nada.

Trata de sostenerla con una sola mano. Cole tenía sus dudas, aunque estas no estaban basadas en lo impredecible que podía ser la manija, sino en el hecho de que al lado izquierdo había una pequeña perilla de casi siete centímetros y a su alrededor se podían distinguir diversas grietas horizontales y verticales que juntas formaban la figura de un rectángulo. 

Después de eso ya no había más escalones.

Una vez más estaba atrapado.

“Supongo que debo abrirla” 

No veo que haya otra opción. La puerta protegía un diminuto contenedor; dentro había una botella de agua, otra inyección y una pequeña nota que decía…

Descansa cinco minutos

Se nota que hoy es tu día

“Eso creo” dejé de sentirme preocupado al ver la botella porque quizás eso podría ser lo único que La Zona me dé en mucho tiempo.

Toma tragos pequeños Tenía 300 segundos de paz y la suficiente sed como para enfermar a un camello ¡Doce! así que de nada me iba a servir ¡Despacio! tener modales ¡Pareces un troglodita!

“Sí, porque estuve a nada de cocinarme”, bebí tragos muy grandes…  “no crees que merezco un poco de paz”

Sí, pero eso no justifica que no puedas tener modales, …como sí fuese la primera vez que tomase agua ¿Ya te sientes mejor?

“Eso creo” luego de que recuperé todas mis fuerzas dejé caer la botella “Ahora sigue esto” y miré la inyección.

Te deseo suerte. Una pequeña dosis de algún químico desconocido.

 “Qué crees que me haga esta cosa”

No lo sé, pero sí soy sincero no creo que sea algo que te ayude.

“En eso tienes razón” La Zona nunca me iría a ayudar, además aunque lo hiciera de igual forma iba a sufrir esta vez porque debía suministrarme la inyección en el brazo derecho “Pero al menos tienes alguna idea de qué pueda ser”

Quizás algo que te haga más veloz o capaz de volar como un dragón.

“O tal vez sea algo que me debilite, como la anterior”

Probablemente Cole tenía el mismo nivel de esperanza que yo.

“Algunas últimas palabras” Pero el tiempo seguía pasando.

No pienses, solo hazlo

“Esta bien” Quien diría que el dolor de una aguja entrando en la piel de un brazo que hacía demasiada fuerza, para evitar que me cayera, sería igual de doloroso que las demás pruebas.

Respira ondo, sentí el líquido como sí fuese el impacto de un asteroide sobre mi musculo ¿Ya te sientes mejor?. 

Después dejé caer la inyección. 

“La verdad no lo sé” no sentí algún efecto secundario. Aun podía ver con claridad, respirar y sentir como la tierra comenzaba a temblar, solo que esta vez no ví que algo cayera sobre mí. 

Era oficial.

Mis cinco minutos de paz habían terminado.

IX

Flechas

Diversas rocas comenzaron a brotar, solo que estas no cayeron hacía mi. Se detuvieron en cuanto lograron una cierta medida. Por fin había más escalones, la diferencia era que en esta ocasión no había uno en cada lado sino tres en el mismo sitio.

“Creo que debo seguir escalando” Ahora que tenía la obligación de continuar una parte de mi que quería permanecer dentro de ese pequeño rincón de paz… 

SSHHHPPPCCC …que no tardaría…

“Pero qué mierda fue eso” …en volverse inseguro.

Todo fue tan rápido. En un segundo estaba disfrutando de la frescura del aire limpio y al siguiente sentí la presencia de una fuerza rozando alrededor de mi cuello.

¡Doce! un zumbido que volvió a repetirse, como una ligera melodía cuyo tono fue aumentando… ¡Baja la cabeza!

“¡Ahhhh!” …hasta crear un incidente “No puede ser” La puerta de la gaveta sufrió el impacto de una flecha que ahora permanecía clavada.

¡Ahí viene otra! esa segunda flecha rozó sobre mi cuello. ¡Y otra más!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.