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¿Cuándo me volví tan frío? No me reconozco.
¿Mi verdadero yo? A muerto.
¿Dónde estoy sepultado? En una solitaria habitación, donde la puerta con llave me aleja de la realidad, donde las cortinas me otorgan esa oscuridad que me reconforta y las sabanas cubren mi cuerpo y ocultan mis lagrimas.