En días posteriores llegaban más licenciados, y hacían su respectiva presentación y empezaban la clase. La mayoría eran conocidos. También ingresaban los estudiantes del BGU. Por fin no se iba a sentir tan solo. Ellos ya no iban a ser los únicos veinticinco alumnos en la institución.
Tony fue en busca de su primo para conversar.
BI ya no pasaba tan lleno. Cada uno corría a saludar a sus antiguos compañeros.
Había ocasiones en las que visitaban el curso. Pero lo que no le gustaba a ninguno de los veinticinco era que empiecen a criticarlos o hacerles chácharas como: “Ustedes son los cerebritos del colegio”; "Ustedes son los nuevos nerds del colegio”; “Cuando se gradúen, tendrán que ir a un manicomio por los locos que quedarán”. Un montón de cosas les decían. Las tomaron como bromas pesadas, ya que nadie sabía cómo sería ese año lectivo y el próximo.
La gran parte de compañeros no estaban en el curso.
- Tony –se le acercó una camarada–, vamos a dar una vuelta por el colegio.
- No sé –le dijo este, quien se encontraba en el aula–. Recién vengo del nuevo curso de mi primo.
- ¿Quieres ir o no?
- Vamos –le respondió por dos razones: una; el curso se encontraba casi vacío, otra; no estaba Angelina.
Salieron.
Había alumnos por todas partes; en los baños, en el patio, en las gradas. Eso parecía como si fuese un receso de niños de pre-escolar.
Después de haber caminado demasiado, a la camarada se le ocurrió preguntarle algo a Tony.
- ¿Qué hay con Angelina? –se lo dijo con una mueca en su rostro.
- ¿Por qué –bajó la mirada y sonrió– lo dices?
- No te hagas que bien que sabes a qué me refiero.
- No sé. –Sí sabía, pero decidió no seguirle la corriente– dime.
- Bueno –inició–, cada vez que ustedes están sentados, tú siempre te comportas diferente; es como si estuvieras fuera de este mundo. Cuando un licenciado está dando clases, ella le presta atención, pero tú, tú solo pasas observándola. –Este seguía, mientras Tony sonreía–, no lo niegues porque todos te hemos visto. Cuando ella se pone de pie para ir a preguntar algo, tus ojos la siguen. Eso no es tan normal en ti. Desde que te conozco no has sido así. Incluso cuando necesita algo, tú haces todo lo posible para dárselo o pides a alguien que tenga y se lo das. ¿Ahora ya sabes a qué me refiero? No quiero seguir diciendo lo que haces por ella.
- ¿Acaso –no sabía qué decirle, lo que escuchó era completamente cierto–, no puedo prestarle algo a ella?
- Hazte nomás el que no sabe. Dime lo que sientes por ella. ¿Te gusta verdad?
- Mira… –señalaba el balcón del curso–, no hay nadie afuera. Tal vez haya ingresado un licenciado. Vamos rápido.
Esa excusa fue la apropiada pues no quería darle una respuesta. Era obvio que sería sí.
Corrieron rápido; parecían ladrones que después que son vistos por la policía salen a toda velocidad para no ser capturados.
Llegaron, y vergonzosamente tuvieron que pedir permiso. Estaba el licenciado de Empresa y Gestión. Este los dejó ingresar. Ambos tuvieron que pasar por el gran espacio vacío que había en el centro del aula.
- ¿Qué tiempo –se dirigió hacia Bryan– tiene él aquí?
- No hace mucho llegó –respondió sin despegar la vista hacia el docente.
- Angelina –miró a su izquierda–, ¿sobre qué está hablando? –Se sentía avergonzado.
- Escúchalo, pues –lo miró de reojo– esto te pasa por irte a caminar.
Él lo tomó como una regañada.
Por causa de los dos estudiantes, el docente, volvió a tomar la lista. Al mismo tiempo que lo hacía, les pedía la profesión que seguirían en un futuro.
Varios de ellos eligieron medicina. Otros; arquitectura; aeropuertos, corredores de bolsa, escuela de baile. Tony había elegido ser “Productor cinematográfico”. ¿Por qué? Porque desde hace dos años él se había dedicado a editar fotos y vídeos para subirlos a internet o para enseñarle a cualquiera que quisiera conocer su hobby. Muchas personas lo felicitaban por la gracia que causaban sus vídeos. Varios le pedían participar en uno de ellos. Pero él lo único que anhelaba era hacer uno con ella.