Exterminación Mundial 1 (naturaleza)

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Ya amaneció y a diferencia de lo que quisiera, mi alarma no es un reloj despertador o mi celular timbrando sin parar. Mi hermana empieza a gritar con olla y cuchara en mano, mientras que mi madre abre las persianas que hacen que entre la luz responsable de la ceguera temporal de la que soy víctima.

― Tuturututu dora, Tuturututu dora, Tuturututu dora, Tuturututu dora, Dora dora dora la exploradora ¡DORA! —Ally empieza a gritarme en la cara.

― Cállate. —me tapo la cara con la almohada.

― ¡Vamos! ¡salta! ¡Tú puedes guiarla! —ignora lo que dije y sigue cantando a gritos.

Llevo mi mano hasta la boca de la niña para intentar callarla.

― Grabriella se te va hacer tarde. —escucho a mi madre hablar mientras abre la ventana.

― ¡Ya voy! —ruedo los ojos y me quito la almohada de la cara.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación corriendo para entrar a la ducha y bañarme extremadamente rápido. Salgo del baño y me devuelvo sobre mis pasos, saco una camiseta gigante, unos jeans, unos converse, una chaqueta impermeable mucho más grande que la camiseta que mencioné anteriormente y por fin estoy lista.

Bajo corriendo hasta llegar al comedor y tomar un vaso de café servido, camino hasta la puerta entreabierta porque mis dos hermanos ya salieron, pero la voz de mi mamá me detiene.

― ¿Solo café?

― No tengo tiempo para nada más. ―respondo agitada.

― Llévate estos sándwiches. ―propone levantando los dos bultos envueltos en aluminio.

Corro hasta ella, le doy un beso en la mejilla y vuelvo a llegar hasta la puerta.

― Gracias, má. ―digo antes de cerrar la puerta y volver a correr para alcanzar a mis hermanos.

Finalmente estoy al lado de Ally y Dann, le tomo la mano a Ally al igual que lo hace mi hermano.

― ¿Tomaremos el autobús? ―inquiere la niña mirando a ambos seguidamente.

― No lo sé, ¿qué quieres? ―pregunta mi hermano mirándome.

― Diría que caminar, pero vamos tarde. ―contesto.

― Cierto. Entonces autobús. ―decide.

― ¡Ay no!, ¡Me duele el trasero! ―grita Ally.

― ¡¿Qué?! ―pregunta Dann confundido.

Aprieto los labios para contener una risa.

― Gabriella lo dice siempre. ―se encoje de hombros la niña.

― ¿Por qué? ―pregunta otra vez mi hermano con una sonrisa en el rostro.

― No tienes porqué saberlo. ―vuelvo a contener la risa.

― Dime que es por estreñimiento y no lo otro. ―ruega.

― No te diré nada, inútil. ―sonrío.

Danniel rueda los ojos y se calla porque me conoce bien y sabe que no soltaré la lengua sin importar que me amenace. Llegamos hasta la parada del autobús y como por arte de magia, viene a una cuadra para poder subirnos sin necesidad de esperar, ayúdamos a subir a Ally, puesto que por su corta estatura no logra alcanzar bien los escalones y nos ubicamos en los últimos asientos.

Al llegar a la escuela, cada uno coge su camino y se va con su respectivo "grupo", Dann con los de su equipo, Ally con las niñas de su curso y yo con los skaters, sexies y "peligrosos", esta última característica solo la menciono por la idea que tienen mi hermano y mi madre sobre nosotros.

Algunos casilleros de nuestra escuela se encuentran a las afueras de los pasillos, o sea en el patio y unos de esos casilleros les corresponden a varios chicos y chicas de mi grupo, por lo que lo primero que hago es caminar en esa dirección, la misma a la que corresponde la ubicación de Chelsea, quién podría denominarse "mi mejor amiga", aunque soy de las chicas que no cree en ese tipo de relaciones, lo digo por experiencia.

― Hola. ―saludo al llegar a su ubicación.

― Hola. ―responde mientras busca algo adentro del casillero.

― ¿Ya hiciste tu parte del proyecto? ―inquiero.

― Ni siquiera me dan ganas de escribir mi nombre en esa hoja. ―rueda los ojos.

― Lo sé, Bart es un maldito imbécil por obligarnos hacerlo escrito a mano. ―opino.

― A veces me dan ganas de hacer esa mierda de dieces a cambio de sexo.

― Eso Chelsea, suena asqueroso. ―río.

― ¿Qué? ―se encoge de hombros y cierra su casillero. ―El maestro Bart no es feo, todo lo contrario. ―se dibuja una sonrisa maliciosa en su rostro.

― Sigue siendo asqueroso. ―opino. ―Tiene 30 y tú... ―dejo de hablar en cuanto siento unas manos rodearme por detrás la cintura.

― Me gusta tú cabello. ―escucho un susurro en mi oído del chico que no le cae bien a mi familia: Louis Bass.

― Hola... ―giro un poco mi cabeza hacia atrás para lograr ver su rostro.

El chico corre mi cabello hacia un lado y junta sus labios con los míos, mi mano derecha sube hasta su mejilla y desciende hasta su cuello. Nos separamos y vuelvo a mi posición inicial, aún teniendo los brazos de Louis alrededor de mi cintura.

― Hola también. ―abre los ojos la chica con la que estaba hablando antes, como si la situación le aburriera.

― Buenos días Vega. ―la saluda con una sonrisa.

Mi amiga y mi... "Amigo" que besa bien, empiezan a hablar de algo a lo que no le presto atención, puesto que cuando separé mi boca de la de Louis, la mirada atenta de mi hermano con brazos cruzados captó mi atención.

― Umm... Ya regreso. ―me libero del agarre de Louis y camino hacia el grupo de deportistas guapos del que hace parte mi hermano.

― ¿Puedo saber por qué me miras como psicópata? ―inquiero al llegar hasta Dann.

― ¿Y yo puedo saber por qué sigues besándote con Bass? ―enarca una ceja.

― Porque es mi puta vida y mi jodida boca. ―arrugo el entrecejo con molestia y confusión.

― Si... Y tú eres mi hermanita y ese anoréxico no es para ti. ―señala al chico con su índice.

― ¿Quién eres? ¿Papá?

― Tu hermano mayor. ―responde con seguridad.

― Y un egocéntrico, maniaco que da muy mala espina.

― Sabes que lo único que me interesa es tu bienestar.



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En el texto hay: adolescentes, armas

Editado: 15.04.2022

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