La cara de Ally se ve terrible y por más que intentamos, no ha parado de llorar. Ya anocheció, llevamos horas caminando por las calles que siempre transitamos, solo que esta vez no hay luces encendidas, ni gente con sus mascotas en el parque.
Hace frío y mientras cada segundo en el reloj pasa, las calles se oscurecen más y el silencio que nos rodea es tenebroso. Hasta este punto mis hermanos y yo hemos visto cosas que en la cotidianidad no serían posibles: cohetes, drones gigantes, robots corta niños y… Aquí va lo que ni siquiera les he contado, humanos comiéndose a otros humanos.
Debo ser honesta y es que jamás imaginé que las predicciones del fin del mundo iban a ser todas erróneas, me refiero a que no cayó una bola de fuego del cielo o descendieron siete ángeles con trompetas para anunciar el apocalipsis, solo fueron máquinas matando humanos y humanos, matándose entre sí. No sé qué sucedió, no sé si esto es un sueño o si tal vez ya estoy muerta, no estoy segura de lo que pueda pasar y tampoco estoy segura si estos son simples zombies, acompañados de máquinas locas.
― Ga-ga… Gabriella ―escucho a mi hermanita llamarme.
― Dime. ―miro hacia abajo para poder visualizarla mejor.
― Ten-ten… Tengo hambre.
― Umm… ―miro a mi hermano para que me ayude a responder.
― Ally… No tenemos comida. ―habla.
La niña no dice nada y solo asiente con la cabeza, aprieta más fuerte mi mano y mientras seguimos caminando recuerdo los sándwiches que me dio mi madre en la mañana.
― Tengo dos sándwiches que me dio Alicia. ―informo.
Dejo de caminar y me quito la mochila de la espalda, abro uno de los bolsillos y le doy un sándwich a Ally.
― ¡Gracias! ―dice emocionada mientras desenvuelve el alimento con afán.
Asiento rápidamente, vuelvo a colgarme la maleta y continuamos caminando.
― ¿A dónde se supone que tenemos que llegar?
― No lo sé, pareciera que somos los únicos humanos. ―contesta mi hermano.
Suspiro. ―De seguro hay algún albergue o algo cerca, busca en tu celular.
― ¿Crees que van a publicar en Instagram: “¡Hola! Tenemos un albergue, ¡te invitamos a venir!”? ―me mira con cara de “¿en serio?”.
― Bien, lo lamento, solo intentaba ayudar.
― Como sea, estamos lejos de casa y no tenemos comida o un lugar en donde dormir.
― Lo sé. ―respondo con fastidio mirando hacia el suelo.
Se aloja un silencio abrumador entre los tres, dirijo mi atención de nuevo hacia el frente y veo una de las casas iluminadas.
― Dann.
― ¿Qué?
― Mira. ―señalo con mi dedo índice el lugar.
― ¿Tú crees? ―pregunta.
― No sé, pero es lo único que he visto que da señales de vida en esta noche.
― Bien. ―el pecho del chico sube y baja mientras toma aire.
Mi hermano camina hasta tocar la puerta de la casa y Ally y yo lo seguimos, quedándonos detrás de él.
Pasan unos minutos y nadie abre, Dann y yo nos miramos con decepción, pero cuando estamos por irnos se escucha el chirrido de la puerta.
― Mmm… ¿Hola? ―habla una chica.
Nos giramos de nuevo hacia la entrada de la casa.
― ¿Trina? ―inquiero con el ceño fruncido mirando a la chica.
― ¿La conoces? ―pregunta Dann extrañado.
― Claro, en sexto grado. ―respondo.
― ¿Gabriella? ―la chica sonríe al reconocerme.
― Hoffmann.
― Dios, cuanto tiempo sin vernos.
― Lo sé.
― Adelante. ―nos señala el interior de la propiedad.
Dann, Ally y yo entramos sin problema. Cuando estamos dentro veo luces y música provenientes del patio con piscina, hay mucha gente en la casa, chicos besándose, vasos por todos lados y restos de algunas drogas sobre las mesitas de la sala.
― ¿Y qué hacen acá? ―pregunta la chica.
Miro a mi hermano como si no entendiera la pregunta. ―Pues… No sé si lo notaste, pero ocurrió algo extraño con zombies y máquinas voladoras.
La chica sonríe. ― ¿Qué?, ¿De qué hablas? ―forma una O con sus labios. ― ¿Empezaste a ver TWD o World War Z? Son bastante buenas.
― Trina… ¿Por qué hay una fiesta en tu casa? ―ignoro lo que me dijo.
― ¡Porque siempre es un buen momento para festejar! ―mueve los hombros como si estuviera bailando.
― ¡Gomitas! ―grita Ally y sale corriendo hacia el patio.
― ¡Ally!
― Déjala, es solo una niña. ―la chica sonríe como si estuviera ebria, mientras me pone la mano en el hombro.
― Por eso mismo no es bueno dejarla irse. ―intento deshacerme de su agarre, pero me aprieta más fuerte.
― Déjala. ―ordena.
Pongo mi atención en su rostro y frunzo el ceño, miro detrás de la chica con la intención de encontrar a mi hermano, pero ya no está.
― ¿Dónde está Dann? ―lanzo la pregunta al aire.
― ¿Dann? ¿Quién es Dann? —ríe.
― ¿Estás drogada también? Mi hermano, idiota. —la miro de arriba abajo.
― Bueno, no te molestes, —balbucea. —míralo allá. —señala.
Miro hacia la dirección que me señaló Trina y veo a mi hermano encima de una chica en un sofá. Me deshago del agarre de Trina con un empujón y camino en esa dirección.
― ¡¿Qué demonios haces?! —lo levanto bruscamente mientras lo agarro del cuello de su camiseta.
Me responde sin gesticular, con algo que ni siquiera entiendo.
― ¡Levántate y ayúdame a buscar a Ally! —ordeno.
Vuelve a decirme algo que no entiendo y lo empujo hacia atrás para quitarlo totalmente de encima de la chica, al verle la cara, me doy cuenta que se trata de Jade. Sí, la chica por la que le pregunté antes al idiota de Dann.
Dejo de perder tiempo intentando hacer reaccionar a mi hermano y camino hacia el patio en donde se supone que está Ally. Al entrar allí, me doy cuenta que hay pequeño rastro de sangre por el borde de la piscina, que va hasta otra entrada que tiene la casa; ignoro la curiosidad por seguirlo y empiezo a barrer el lugar con la mirada para encontrar a Ally.