¿Saben algo? El fin del mundo no es tan horrible como lo vende Hollywood, al menos cuando tienes compañeros agradables, simpáticos y en quienes puedes confiar ante cualquier duda; desgraciadamente, el ilustre personaje de quen les hablaré no lo es.
Para cuándo la conocí, esperanza (la niña que salvé) y yo, ya habíamos encontrado con unos cuantos multados, pero la suerte jugaba de nuestro lado.
La noche caía inevitable, y el combustible se terminaba demasiado rápido,se que sonará idiota, pero, paramos en una gasolinera para descansar. Sólo había un zombi, era el cajeror, su gafete decía Marco. Con mucha pena le volé la cabeza a Marco, y amablemente pasamos a refugiarnos, pero esta vez llevé la moto conmigo, no podía arriesgarme de más. Debo admitir, que Marco tenía un buen gusto, en la bodega había una cama súper cómoda, una PC de calidad, entre otrae cosas.
Con su computadora accedí a los archivos de los satélites, no había humano vivo o no vivo en un radio de 8 km, podría dormir mínimo una hora antes de volver a monitores; Esperanza se recostó en la cama y yo en una silla bastante cómoda. Una hora después, abrí los ojos mientras una patada rompía un cristal de la puerta. Instintivamente tomé mi arma, y me levanté con cuidado, podía escuchar los pasos de lo que sea hubiera entrado, se acercaba a la puerta, abrí delicadamente, no iba a darle una oportunidad de ser un zombi, y de ser un humano, debía estar atento a un posible saqueador. Silenciosamente sostuve mi arma, en el suelo se veía una sombra del lado derecho del pasillo, comencé a mover la perilla de la puerta, abrí bruscamente y giré mi arma apuntando a la cabeza,pero el extraño hacia lo mismo. Después de un segundo de analizar noté que tenía uniforme de A.R. en color vino y un cuerpo muy pequeño.
-calma, estamos juntos en esto, le dije en voz tranquila mientras bajaba mi arma.
-que seas un A.R. no te hace mi compañero, pero no vales gastar una bala-dijo en un petulante tono de niña fresa. -valora que no te mato y no estorbes.
Después bajó el arma y se quitó el casco,verá una chica hemosa de cabello negro, ojos verdes mar y piel blanca, contrariamente a su repulsiva actitud.
-creo no te enseñaron respeto, niña, deberías dar gracias que no fui yo quien te hice un agujero en la frente por ser humana, aunque ganas no me faltan.
-no lo harías ni aunque tuviera los ojos vendados y una mano atada-dijo después de soltar una risa.-pero sería divertido verte intentarlo contra el A.R. 1
-eres una enana insoportable. -la discusión duró un buen rato más, hasta que se desmayó, a regañadientes y por pedido de Esperanza la revise, tenía una costilla rota, no hubiera durado mucho afuera, busqué una guía de primeros auxilios e hice lo que pude (soy realmente un asco en eso). las horas pasaban y la ogresa no despertaba, mis nervios estaban de punta; la luz se apagó de un momento a otro, así que tomé a Esperanza, debíamos salir.
tomé el cinturón de marco y el mío, para sujetar nuestras espaldas, senté a la niña al frente y arranqué.
-¿que haces idiota?-dijo para después golpearme en el rostro, al parecer el movimiento la hizo despertar.
-salvo tu trasero, loca, llevas horas inconsciente y es probable que una horda se….- no pude emitir una palabra más, los muertos vivientes estaban cerca, y eran más de los que había visto nunca. la única forma de escapar, para mí, era huir antes de que nos rodearan.
-ni creas que iré contigo, necesito mi equipo rápido, mi moto está cerca.
en su rostro se notaba el enojo; era odiosa, pero no podía dejarla así, por eso, le di los analgésicos que había conseguido, se metió varios a la boca y se soltó para luego saltar de la moto; debía estar loca.
Mientras se alejaba, aceleré un poco, y esperanza comenzó a llorar.
-la van a devorar, debes ayudarla.-me dijo en un triste tono.
-debo estar loco- grité mientras daba vuelta.
el pequeño cuerpo de nuestra chica ogro, corría hacia un arbusto,, desgraciadamente los primeros zombis estaban en su camino. Aquellos cuerpos putrefactos comenzarin a avanzar hacía ella, no llevaba un arma y estaba el peligro así que avance lo más rápido para cubrirla, pues dudaba tuviera la fuerza para un cuerpo a cuerpo; la subestimé. inicié el tiroteo contra los chicos, era un festival de sangre chapoteando, pero eran demasiados y no pude detenerlos a todos; un par la estaban alcanzando; mi corazón se comenzaba a erizar, un grupo enorme, de más de 200 hasta donde pude ver, no había forma de que salir con vida de no irnos ya.
-Date prisa, viene un grupo grande.
Giré mi rostro a ella, lo había logrado, pero no arrancaba, su motor no quería avanzar y tenía a uno sujeto de su pierna. Comencé a disparar contra los que venían, nuevamente me veía muerto, hasta que un fuerte ruido de motor me hizo reaccionar.