extinción: un mundo en crisis

capítulo 4: espadas

Aún recuerdo ese momento, acaba de separarme de Giovanni, iba a llevar a Esperanza a un refugio, pero antes platicamos un poco.
-¿qué fue lo que pasó nena?-le dije con cariño.
-un tipo  nos amarró y golpeó a mi abuelita, nos quería colgar de un techo, pero alguien me ayudó, luego corrí camino a donde te encontré.
-ya veo hermosa, ¿de casualidad viste a la persona que te salvó?-pregunté con un tono dulce.
-no, pero…
algo la interrumpió, mi piel se volvió de hielo al momento de notarlo. estábamos siendo perseguidos, pero no por un zombi, sino por un humano, era un auto negro con vidrios polarizados, el conductor, sacó un arma y comenzó a disparar contra nosotros.
definitivamente no podía matar humanos, pero este tipo estaba mal del cerebro. pensando en mis opciones aceleré lo más que pude y desvié mi camino a  un cerro no muy lejano, el tipo seguía detrás de nosotros, no entendía que ganaba con esto, así que saqué mi arma y apunté contra la llanta izquierda de su coche, haciéndolo derrapar mientras huíamos,después de dejarlo atrás, nos adentramos en el cerro en busca de sobrevivientes. los pastizales verdes llenaban el sendero, el aire era más limpio y no había rastros de infectados. con un lugar así, cualquiera olvidaba lo que había pasado. Seguimos avanzando hasta que no hubiera posibilidad de ser encontrados por aquel tipo mientras trataba de pensar en una alternativa para desviarnos.

-ya no me contaste lo que te pregunté preciosa.-Le dije en tono tranquilo.

-No les ví la cara, lo siento.- , contestaba en un tono extremadamente triste, como si supiera que yo tenía la esperanza de obtener noticias de alguien.

La plática siguió normal por un rato, hasta que el detonar de un arma quebró con la quietud, inmediatamente aceleré, pues no tenia tiempo de volver a ver lo que pasaba, pero, después de un chos segundos, un rugido robó mi atención haciendo que me acercara. 

Al llegar, me topé con un grupo de hombres, eran supervivientes; estos vestíam jeans de mezclilla, sombreros vaqueros y camisa, además de armas baladas en oro: narcotraficantes. Ellos se encontraban enfrentando una horda  bastante grande, sí, eran delincuentes, pero en una situación actual es necesario guardar el número de vidas posibles, e incluso, podían ser útiles para atender una situación.-quédate atrás- pedí a mi joven compañera, en esta ocasión usé dos metralletas cortas. Con tiros rápidos mi incorporé contra los zombis, confirme la ráfaga de pólvora se desvanecía, podía observar los cadáveres en el piso. Estaban cayendo la mayoría, al parecer no había un solo mutado en la horda, logramos acabar rápidamente con todos, segundos después,  un joven de aproximadamente 28 años piel morena clara y ojos miel se acercó.

-gracias wey- dijo en tono norteño- esos hijos de su puta madre no se acaban, vato.

-lo harán, en un par de días volaremos a todos, supongo ya están enterados.

-claro, de hecho ya nos íbamos a mover, sólo que esos culeros nos salieron en el camino.-sacó luego una bolsa pequeña con polvo blanco del bolsillo de su camisa.-toma, es de la más pura, es de purita propina por tirarnos para.

-gracias- tomo la bolsa y la guardo, el calibre se sus armas era suficiente para dañar mi equipo; además que eran más de 20, así que no era el momento de decir que el único polvo al que soy adicto es el chocomilk.

-chingate un jalón, pa' que andes al tiro.

-prefiero guardarla para la noche; en esas horas sí me hará falta, por el momento iré a un pueblo cercano a verificar si hay sobrevivientes para enviarlos a un búnker, ustedes serían de ayuda, además que podrían resguardarse, el punto se encuentra cercano a la entrada de Coahuila, ¿Vamos?

-¿Tas pendejo?, Ni que uno fuera la madre Teresa wey, nosotros tenemos un refugio que puso mi apá antes de que se lo chingara el gobierno, no vamos a apostar el pellejo por alguien que ni de mi familia es.

-pero, podrían salvarse cientos de vidas, después de tanto que han dañado este país, se lo deben al pueblo.

-¿Nosotros dañado?, Si ese es el pinshi gobierno, a esos culeros les vale verga el pueblo, y nosotros, chingo de escuelas, chingo de hospitales, ¿Sabes cuánto nos debe está gente morro pendejo?

-todo lo que han hecho, lo han obtenido a coste de la vida de otros, ¿Cuántas vidas salvaron contra las que arruinaron?, Pero, no puedo hacer nada, a final de cuentas, ya eligieron.



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En el texto hay: caos, zombis, muerte

Editado: 17.12.2019

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