Para vos fue como una tormenta sorpresiva, intempestiva y violenta
Yo, en cambio, antes de que llegara la gran nube negra, ya estaba arriba de mi enclenque canoa, esperando por la primera gota.
Antes, te grité y agité los brazos con toda mi energía
En un intento vano de salvarte y subirte conmigo.
Pero me di cuenta que nada podía hacer
Si no podías oírme ni verme.
Que solo me quedaba rescatarme a mí
Que en mi canoa sólo podía entrar yo
Si no, me hundiría ahí mismo.
Y dejé que el viento te azotara y que el agua te golpeara
Me dolió ver como abrías los ojos y me escuchabas llorar hundido hasta el cuello.
Ya no podía sacarte de ahí.
Ya era tarde para nosotros.