Necesito un hombre que me traiga el desayuno a la mañana y no se queje de las migas.
Que entienda que mis deseos son igual de válidos que los de él, que me acompañe a explorarlos.
Que sepa respetar mi tiempo y mi espacio, que sepa ponerlos patas arriba.
Que me coma rico y que cocine rico.
Que hable de Fromm, Aristóteles y muchos otros.
Que no se fije en mis estrías, en mis pelos o en mis kilos.
Que pregunte sobre sexualidad, amor y deconstrucción.
Que pueda hablar conmigo sin temer a sus emociones y sentimientos.
Que sepa a dónde quiere ir, a pesar de que no sepa el camino.
Que comparta pelis y música para debatir.
Si conocen así, yo se los pido...
Díganle que deje de fingir...