Extraño Milagro De Navidad

16

 

— ¿De nuevo saldrán? —James se acerca a nosotros antes de subirnos al auto de Sky.

Sky asiente con una pequeña sonrisa. —Así es, tenemos cosas que hacer.

James eleva una ceja hacia mí. — ¿Qué cosas, Petty?

Me encojo de hombros, no puedo responderle que iremos a hacernos un tatuaje. Ni siquiera me lo creo realmente, espero no acobardarme al llegar al lugar. —Cosas.

James se cruza de brazos. —Oye Petty, ¿Estás libre esta noche? —Le da una mirada a Sky—. Paris y yo queremos invitarte a cenar, bueno, ambos pero Sky es obvio, siempre estás ahí.

Yo tiro de mi cabello. —Um, yo no lo sé.

James coloca su mano sobre mi hombro. —Vamos Petty, será divertido y no te he visto mucho, quiero saber que ha sido de tu vida.

Bajo la mirada, no quiero hablar sobre mi vida y todo lo malo que me ha sucedido. —Ah, bueno… tal vez otro día.

Ahora mira a Sky pero sigue con su mano sobre mi hombro. —Convence a Petty, ¿Sí? Solo quiero hablar como antes con mi antigua mejor amiga.

Sky no responde, solo le da una palmada en su brazo. —Nos vemos, James.

James suspira y baja la mano. —Los estaremos esperando a las siete, ¿sí?

Sonrío a medias. —Está bien, supongo.

No tengo nada de ganas de pasar tiempo con James y su esposa. Aunque ya no siento lo que sentía por él, me molesta verlo feliz. Sé que es tonto y estoy siendo inmadura, pero algo dentro de mí esperaba que James o Gust terminaran como yo. Pero no, claramente están mucho mejor.

Si Santa Claus existiera seguramente me traería carbón por este tipo de pensamientos.

James eleva las cejas y me mira. —Genial, nos vemos.

Sky asiente y abre la puerta para que entre. —Vamos, estaremos ocupados.

Sky conduce sin música, algo que parece raro en él. Yo miro hacia afuera, el cielo está azul, no hay ni una sola nube en mi campo de visión. Las casas están llenas de adornos, luces colgando entre las ramas esperando a que llegue la oscuridad para que las enciendan.

—Petal, ¿Quieres hacerte el tatuaje? —me pregunta.

Yo asiento aunque no me esté viendo. —Creo que sí, de todas formas será pequeño, nada loco.

Sky resopla. —Y yo que quería que te tatuaras un paisaje en tu espalda.

Ruedo mis ojos. —Ni loca.

Sky ahora sí, enciende la radio. —Um, tengo una idea del tatuaje —afirma—. Mira… tal vez puedas hacerte una nube.

Levanto una ceja. — ¿Una nube? —la verdad aún no estaba segura qué quería tatuarme.

Le sube volumen a una canción que encuentra. —Sí, una nube. Yo me haré algo similar.

Una nube no suena mal, simple y pequeño. —Por mi está bien, ¿Qué te harás tú?

Mueve su dedo índice para señalarme. —Es una sorpresa, ya lo veras.

Pasamos al lado de un cartel sobre hamburguesas con una mostaza supuestamente de Alemania. Su publicidad funciona porque siento hambre a pesar que acabo de comer un plato de cereal sin leche.

—Oh, esta es buena —afirma Sky cuando la voz gruesa de un hombre se escucha—. Amo esta canción —le sube volumen.

Yo no la reconozco, no suena moderna pero se acopla perfectamente con este clima. Bajo mi ventana completamente y me recuesto en el asiento, me concentro en la canción mientras siento el viento tocar mi cara delicadamente.

No me sorprende escuchar a Sky cantar. Este momento exacto me hace sentir diferente, como si por unos minutos nada en este mundo estuviera mal. Esos pequeños momentos en donde todo parece estar bien y hasta crees que las cosas mejoraran aunque sea solo una ilusión.

“Empezando de nuevo otra vez, va a ser difícil, tan difícil pero lo vamos a lograr”

Sonrío viendo hacia arriba, tan lejos como mis ojos me permitan. Por un segundo, lo creo.

Pero cuando la canción termina, ese sentimiento se va.

Varias canciones después llegamos a un área diferente, llena de locales y edificios. Más autos, más ruido y menos paz. Sky entra a una plaza pequeña, se estaciona en el primer espacio vacío que encuentra y apaga el motor.

— ¿Lista?

Me encojo de hombros. —Supongo.

Ambos salimos y tengo que entornar mis ojos para evitar que el reflejo del sol contra el pavimento me moleste. Sky se acerca a mí y me hace una seña para que lo siga, yo camino a su lado hasta que llegamos a un local con paredes negras.

Entramos luego que una chica de cabello rojo nos abriera la puerta, sonríe y nos dice “Buenos días” ambos le devolvemos el saludo. Sky se acerca a un mostrador pequeño.

— ¡Rey! —levanta la mano y saluda a un hombre sin cabello pero con una serpiente tatuada sobre su oreja, una barba larga negra y ropa oscura—. ¿Qué hay?

Rey sonríe. —Hola Sky, ¿me traes donas y café?

Sky ríe. —Lo lamento, hoy no —coloca su mano sobre mi hombro—. Te traje una clienta, mi amiga Petal.

Rey me mira sonriendo. —Hola Petal, ¿Eres amiga de Sky o te secuestró?

Sky abre la boca. —Oye, no soy así —sonríe—. Hablo enserio, ambos vamos a hacernos tatuajes.

— ¿De verdad? —Rey entorna sus ojos—. No me digan que se van a tatuar el nombre del otro.

Yo arrugo la nariz. —No, nada de eso.

Sky suspira. —La intenté convencer pero no quiere, de todas formas tengo una idea de lo que queremos —pasa sus dedos a través de su cabello—. Algo pequeño, en mi tobillo y ella en donde quiera.

Rey señala unas sillas. —Pueden sentarse, tenemos a nuestros dos artistas ocupados ahora pero no tardaran —se cruza de brazos—. Aunque tienen que firmar unas cosas y revisar esta hoja que les dé, ¿bien? En caso tengan alergias o algo parecido.

Rey nos da las hojas, no sabía que se necesitaba tanto formalismo para unos tatuajes. Yo no tengo alergia de nada, creo, así que marco todas las casillas como negativas.

Dos hombres salen de una cortina, uno de ellos tiene los brazos llenos de tatuajes y el otro solo tiene uno en el hombro. —Gracias Keith, te veo después —se dan un abrazo rápido—. ¡Ey, Rey! Mira esto.



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En el texto hay: navidad, milagros, navidad y romance

Editado: 22.12.2022

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