Situaciones transcurridas durante la novela narradas por el personaje
1. Reconocimiento
Luego de varios días de cabalgata llego aquí, al castillo Coral. Desde el palacio enviaron algunos sirvientes para encargarse de las tareas de aseo y preparar la comida. Tengo que asegurarme de que cuando arribe la reina, aunque esté inconsciente, esté todo listo para ella, que los sirvientes se comporten y que todo esté listo. Todo, todo debe estarlo, nada puede faltar. ¿Cuándo es que llegan las carretas? ¿Cumplirán por lo que se les pagó? Los campesinos a veces piensan que nos pueden robar, varias veces he fingido no notarlo, pero Bonduelle no es tan permisivo, él es capaz de cortarles la cabeza… no lo sé, debo asegurarme de que ningún sirviente sea demasiado enérgico o curioso.
Las puertas se abren para mí, ellos me reconocen, soy su general. Ya los sirvientes están corriendo para formarse ante mí. Los miro rápidamente, evalúo sus vestimentas y rostros. Están bien, hay uno que me ve, pero enseguida baja la mirada, bien, no quiero que ninguno sea atrevido o molesto. Les digo sin mucha demora sus obligaciones y se marchan a cumplir sus tareas. Menos uno, que me habla, nuestras miradas se unen. ¡Es él! El de cabellos rubios. Ahora lo reconozco, por su rostro, y su voz.
—General…
—¿Qué ocurre?
—¿Quiénes serán los nobles que se quedarán aquí? ¿Por qué nos eligieron a nosotros? ¿Dónde está la reina? ¿Es ella quién vendrá? El silencio sobre su ausencia en la presentación de arte no es buena señal, además también no fue solo ella…
Habla mucho, no le permito continuar, si Bonduelle arribara en este instante no mediaría palabras para castigarlo.
—No necesitas saberlo. ¡Haz tus tareas! —Murmura algo, pero me obedece y me da la espalda. Me mantengo viéndolo, lo miró y no puedo dejar de hacerlo. Necesito saber su nombre— Espera. ¿Cómo te llamas?
Él se gira lentamente. Me teme. No lo culpo, no le hablo con amabilidad. No tarda en hacerme una reverencia y se acerca al suelo.
—No lo volveré a hacer… perdóneme, general —dice a mis pies.
—¡Levántate y sígueme!
—¿General? Debo limpiar las habitaciones, no haré más preguntas de ahora en adelante… Perdóneme la vida, por favor.
No tiene sentido que diga tanto, no le haré nada malo.
Finalmente, estando los dos en el establo, le hago nuevamente la pregunta: —¿Tu nombre?
—Fray —Su nombre tiene sentido, lo observo completamente hasta que me encuentro una vez más con sus ojos, su mirada y su boca que nunca se silencia. Me habla—. Ese es mi nombre, el suyo, ¿general?
—Soy el general Ellis Patricio —Quiero sonreírle, pero no lo logro—. Debes dirigirte a mí como “General” —Continúo viéndolo y confirmando lo atractivo que me parece, desde su cuerpo hasta su rostro y voz. Intento decirle que ya lo conozco—. Te vi una vez cuidando de los caballos, ¿esa es tu función?
—No… pero sé hacerlo, aprendí cómo hacerlo, puedo hacer muchas cosas, solo pruébeme, aprendo rápido, soy muy hábil, soy un sirviente muy capaz.
No necesito que me demuestre nada.
—Limpia el establo, asegúrate de que Ganímedes tenga agua limpia y alimento, debes cepillarlo e hidratar su pelaje, luego debes barrer el camino de la entrada y colocar las antorchas para iluminar cuando el sol se oculte. Cuando yo me vaya llegarán las provisiones y unos soldados que defenderán el castillo. El sub general Bonduelle es el que los dirige, ellos no toleran que los sirvientes les hablen o los miren como tú lo haces, él lo tomará como una amenaza y te castigará, díselo al resto de los sirvientes. Ganímedes no vendrá conmigo, iré en otro caballo para que él descanse. Mañana volveré.
Cuando termino, monto otro caballo y me alejo del establo deseando que cumpla con las tareas y no se meta en problemas, que no hable ni vea a Bonduelle. Aunque sé que eso es algo imposible.
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2. Miradas
Hago la guardia mientras lo observo hacer sus tareas, camina de antorcha en antorcha encendiéndolas para iluminar el camino tal como le ordené, me agrada que cumpla las órdenes, eso me gusta. Parece que disfruta obedecerme… De repente me mira y camina hacia mí. ¿Qué haré si me habla y me pregunta algo? Aquí a mi lado hay un par de soldados, debo demostrarles que continúo siendo su general, pero no quiero tratar mal a Fray. Esperaré a sus acciones. Lo observo. Las manos me tiemblan, nunca me ocurrió algo así, es extraño, es solo un sirviente, ni siquiera es tan alto o fuerte como yo. ¿Qué… qué es esto? Mi pecho siente una punzada, el corazón me late, late rápido. Miro adelante para buscarlo con la mirada nuevamente. Fray no venía hacia mí, estoy salvado, tan solo se encaminaba a encender las últimas antorchas. Espero que no haya notado mi nerviosismo.
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3. Roces
Desde que Bonduelle partió del castillo Coral en busca de Cecil de Amalis, tuve la oportunidad de convivir con Fray. Pasaron algunos días más y ahora parece ser que somos más cercanos, más unidos. Comenzamos a pasar tiempo juntos, él habla mucho y eso me agrada, también comemos juntos y compartimos. Fray siempre intenta tocarme y yo lo alejo, no sé explicarlo, pero su presencia me provoca muchas sensaciones.