8. Cuidados
Noto que Fray está atareado transportando elementos varios desde la cocina hacia la capilla, ¿se prepara para un asedio? ¿Pretende hibernar ahí dentro? ¿O planeará algo más?
Los días pasados me han mantenido ocupado con los asuntos de la Guardia Real y del reino, procuro ser el mejor general que la reina pueda tener e intento hacerme cargo de todos los aspectos para la batalla y la retoma del palacio.
El favorito y el médico acaban de partir cuando Fray se acerca a mí. Estoy viendo al suelo, me encuentro exhausto, pero no puedo permitirme flaquear, soy un hombre fuerte. Soy un hombre que resiste a todo. A casi todo…
—Hola… —Fray mueve la mano ante mi rostro. Lentamente muevo mis ojos hasta que los fijo en los de él— General, necesita cuidarse mejor, ¿de qué le sirve al reino un general exhausto?
—No puedo… —Fray me toca el brazo y quiere que camine, pero no quiero ceder. Digo algunas palabras como excusa— La reina… El guardia… —En verdad no sé lo que estoy diciendo. Quiero ceder ante Fray y seguirlo a donde me guíe.
—Vamos adentro, ¿no sería bueno tomarse un breve descanso del deber? Ahora me dejaron solo, no me gusta estar solo aquí, el espacio es muy grande y vacío… Es un lugar muy silencioso. Tengo miedo de los ruidos extraños por la noche… ¿Y si hay demonios?
Fray le teme a la noche, no lo sabía. No puedo permitir que sufra estando solo. Es un alivio que su amigo se fue. Podría permitirme seguirlo… Podría… ir con él. Avanzo lento y Fray parece divertido. Estamos a pocos pasos de la puerta de la capilla y aún no comprendo qué desea hacer conmigo dentro.
—¿Qué quieres hacer? —Pregunto y avanzo unos pasos.
—Nada…
Llego a la puerta y miro al interior. Las figuras allí me recuerdan a mi niñez cuando aquello me aterraba, pero ya no. Es por eso que puedo entender el temor de Fray. Al parecer, Fray no les teme en este instante, porque continúa insistiendo en que entre. Su empujón me lo confirma. Acabo cediendo y Fray me guía a la habitación. La incertidumbre se devela enseguida cuando huelo la comida recién preparada. La mesa está servida y abundan los alimentos. Me recuerda a las comidas de mi casa. Huelo pan, carne, verduras…
Mi hambre se intensifica y me posiciono delante de un plato, estoy listo para comer. Fray insiste en servirme y acepto, porque él así lo desea. Se lo ve dichoso de hacerlo por mí. Sirve también en su plato y comemos en calma. Fray conoce mis hábitos y cuando me siento a comer solamente como, no me distraigo conversando, algo que no disfruto en demasía.
Después de tanto alimento, Fray tiene más para mí, son manzanas. Creo que le sonrío como agradecimiento. Él limpia una y me la entrega, nuestros dedos se rozan en el intercambio. Tal vez él lo hizo adrede, no sería extraño que hiciera algo así. Mientras como la manzana, Fray recoge todo. Veo la cama y deseo descansar, pero no puedo, tengo obligaciones con el reino, debo ir con los soldados y darles órdenes, controlar que todo esté en orden y…
No lo notaba, pero ya me dormía sentado y comenzaba a caer hacia la mesa.
—General… —La suave voz de Fray habla a mi lado, me sostiene.
—Mmhh… —Estoy durmiendo. ¿Por qué quiere interrumpir mi sueño? Puedo dormir sentado sin problemas… Siempre lo hice.
—Vamos a la cama. Es más cómodo dormir en la cama.
Fray habla cada vez más alto. Tardo unos segundos en notar que no era que él hablaba más alto, era que me despertó. Mi madre solía decirme lo mismo cuando me encontraba durmiendo en los sitios incorrectos.
Obedezco al cuidado de Fray y me recuesto en la cama. Aunque no lo esperaba, es cómoda. Fray continúa hablando, pero ya no puedo oírlo. Dormiré tal como estoy. Dormir es lo más importante en este momento. Fray está moviéndome, me cambia de posición… en otras palabras, yo se lo permito, ya que no es tan fuerte como para forzarme. Después de un silencio por su parte, siento que me besa la frente, eso creo… no, no es eso, está sintiendo mi temperatura. Ahora intenta desvestirme, quiere quitarme el gambesón. Bufa por no saber cómo.
—¿Qué es esto? —dice y toca mi pecho.
Tengo que decirle.
—Nunca lo podrás abrir así —Me siento en la cama y desato los cordeles que abren el gambesón. Me lo quito, realmente es más cómodo dormir sin él. Regreso a mi cómoda posición e intento dormir nuevamente.
—¡General! —Fray parece decidido a no dejarme dormir, pero no me molesta, es inquieto y me cuida. ¿Cuál será el problema ahora? Siento intriga por saber lo que le ocurre. Fray sigue intentando desvestirme. ¡No! ¡No puede continuar! Sostengo su mano antes de que comience.
—No lo hagas.
Fray se calma y se aleja. Regresa enseguida y coloca algo húmedo en mi frente. Me alivia, no había notado la intensidad de mi dolor de cabeza hasta que el paño que me coloca me brinda alivio. Tal vez Fray me cree dormido, noto que está observándome. Se mueve hacia los pies de la cama. ¿Ahora qué hará? Me está quitando las botas.
Necesito hacer que deje de moverse a mi alrededor, lo sostendré contra mi pecho para podernos dormir. Él se acerca a mí y lo atrapo. Lo coloco contra mi cuerpo, tal vez con demasiada brusquedad, porque se queja.