Me levanté con cuidado, a mi lado Isabella se removió un poco pero no dio señales de estar despierta. La envidié, lo reconozco, ella dormía con la conciencia tranquila mientras yo no aguantaba ni un segundo más en la cama.
Cogí mi celular y crucé la habitación en penumbras, me dejé llevar por las mil quinientas cosas que daban vueltas en mi cabeza. La noche había estado demasiado tranquila, algo totalmente anormal viniendo de ti, Lisy, estaba preocupado, tienes que entenderme…
Elizabeth, “Mi Lisy”; el simple recuerdo de tu nombre calienta mi corazón de una forma indescriptible. Me enamoré de ti, a primera vista, de la forma más espontánea, irremediable y genuina que he sentido en mi vida.
No sabría explicar todo lo que sentí con solo verte, o el modo en el que deshiciste mi mundo con la pequeña mueca de tu sonrisa; pero no fue hasta que te tuve entre mis brazos y comprobé lo frágil y pequeña que eras, que no me asustó la posibilidad de no saber cómo protegerte; descubrir que no podía hacerlo, me consumió la vida.
—Está bien, Nate— unos cálidos brazos me abrazaron por detrás y una voz enronquecida calentó mi oreja— está viva, es…
—Perfecta— terminé por Isabella sin dejar de mirar hacia la cuna, no me importa lo que piense el mundo, para mí, a pesar de todo, eres perfecta.
Comprobar que respirabas me calmó, en parte.
—Los trillizos no eran así—expuse— no dormían toda la noche, ¿no crees que será mejor despertarla? ¿y si le pasa algo? ¿y si tiene hambre?
Me molestó que Isabella se riera de mí, ¿acaso no eras importante para ella?
—Está creciendo… cada vez sus siestas serán más largas, además ella es…—“Diferente” — especial… —terminó con cautela
Extendí mi mano temblorosa para rozar con cuidado tus rosados buches, tu pelo espeso y oscuro apuntaba en todas direcciones, y tu imagen tan hermosa, tan angelical, tierna… que no pude entender cómo Dios podía ser tan cruel con un ser tan pequeño e inocente.
Una mezcla de rabia, impotencia, tristeza, me apretó el pecho tal y como venía haciéndolo en los últimos meses.
—El mundo va a ser demasiado cruel con ella… —susurré con voz afectada, Isabella se abrazó a mí con más fuerza. Sabía que a ella la situación también la superaba, e incluso la había oído sollozar mientras rezaba antes de dormirse; pero esa noche se mantuvo fuerte, por mí, porque era mi turno de derrumbarme, “mi tregua”.
Hipoacusia debido a anomalías congénitas: “sordera” heredada justamente por parte de mi familia; el día en el que escuché el diagnóstico es y será uno de los días más oscuros de mi vida, comparable solo con el día en el que nacieron los trillizos o con lo que estoy sintiendo justo ahora…
— Nos toca enseñarla y apoyarla para que sea más fuerte entonces… —respondió al fin y entendí la expresión velada que aún hoy se me hace sumamente difícil aceptar:
Tendrás que hacerlo, sola, podremos ayudarte pero no podemos ni evitarte, ni luchar por ti tus batallas.
Será cruel, dolerá, el camino estará plagado de obstáculos y piedras, te tocará esforzarte más que el resto, aguantar burlas quizá, desprecio, miradas de lástima… y tendrás que seguir para salir adelante, demostrarle al resto que se equivoca, brillar con más fuerza…
Dios, daría lo que fuera por evitarte todo eso; pero no puedo… Aunque confieso que hoy aquí, en este insufrible salón de espera, mientras garabateo incoherencias en el tratado que me dieron unos evangélicos, no puedo evitar sentir que está mal, que soy egoísta, que nos hemos equivocado gravemente.
—Creo que aprenderá a decir primero papá que Mamá, me toca
—No, ni modo, dirá primero mamá, es mi derecho por llevarla nueve meses en mi vientre…
Bromeábamos Isabella y yo para evitar todas las tensiones e inseguridades que nos generaba pensar en la cirugía: Un implante coclear (1) al cumplir los 12 y antes de los 18 meses era la mejor basa para asegurarte una vida “lo más normal posible”.
La fantasía de todo lo que podrías experimentar, de las ventajas de hacerlo cuanto antes, medio llenó nuestros días; pero, ay, mi niña… ¿Y si surge una complicación? ¿y si no despiertas? ¿Me lo perdonaría?
¿Me perdonarías a futuro si te privara de esta posibilidad solo por preferir mantenerte con vida?
De todas formas, ya es demasiado tarde, en este justo momento te están haciendo la cirugía, “el riesgo es mínimo” —dicen— “Todo saldrá bien, no hay de qué preocuparse”
Nos han explicado todo a detalle; yo no sé… solo puedo pedir una cosa:
“Por favor, que salgas con vida”
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Dedicatoria:
A Jinyer (lectora que me impactó con su comentario) y a su bebé. No hay palabras, sólo puedo desearte fuerza, bendición, sanidad y sabiduría. Amén 😥
A Lenna (niña con implante clocar que está aprendiend a hablar): para que tengas una vida plena y feliz, para que puedas vencer todas las barreras y nunca te rindas.
A mi hermano (quien el lunes comenzará la especialidad de otorrino) para que puedas cambiar muchas vidas.
A Leito (futuro logopeda) no dejes que nadie te diga que no sirve para nada tu carrera, muchos son los niños que aprenderán a hablar con tu ayuda.