Mientras la duquesa Marie hablaba con la emperatriz, Bennett estaba en su despacho conversando con su padre.
Aquel sujeto sostenía un bastón con un león en la punta, estaba hecho de buena y resistente madera. Estaban sentados en el sofá; con expresiones serias.
—Explícame Bennett, ¿Por qué no han tenido hijos? —Inquirió serio y con el ceño fruncido
—Lo hemos intentado, tengo planeado que este sea el año, en realidad lo fue, pero Alysa perdió al bebé debido al estrés —Explicó
El duque suspiro, lo observó con frialdad y tragó en seco.
Bennett ya imaginaba que le podía decir, tantas cosas que no quería escucharlo, Rodolfo era muy estricto y lo peor es cuando la política está por encima de todo.
—Bennett, ¿dónde estabas cuando pasó eso? ¿Por qué no estabas con ella? ¿Quieres seguir siendo el encargado del imperio? —Hizo varias preguntas rápidas y llamaron la atención de Bennett inmediatamente
Tenía una cara de aburrimiento, no le sorprendía que le hiciera esas preguntas, aun así, no quería escucharlo y la respuesta que le fuera a dar tenía que ser tan buena como esas preguntas.
—Padre, estaba en un viaje, no sabía que estaba embarazada hasta que llegue al palacio y a que se refiere con que si quiero seguir con el imperio. Yo soy el emperador —Respondió con un tono domínate
—Bueno su majestad. Sí usted quiere seguir con el legado debe tener un heredero, ¿cómo piensa seguir gobernando sin un príncipe? —Sonrió divertido
—Tendré un hijo este año, lo juro —Prometió con el ceño fruncido
El duque sonrió, tomó su bastón y se levantó, se reía a voz baja de su hijo antes de que abriera la puerta, él advirtió.
—Bennett, ten un hijo, es una orden —Dijo con voz gruesa y grave
Salió dejándolo solo y aturdido, apretó los dientes y los puños, una vena brotó en su frente, estaba tan enojado que, para descargar todo su estrés, golpeó con fuerza la pared, temblaba por la impotencia y las ganas de tener un hijo aumentaron.
Reviso las fechas y busco un día exacto.
Se fijó en el tres de agosto y apostó a ese día; no era la primera vez que le decía, la presión que sentía era bastante por parte de su padre que Bennett, ya no veía el tener un hijo porque quisiera sino por órdenes y obligación.
***
Las horas pasaron y en la habitación de los duques Edevane, los padres de Bennett conversaban mientras observaban el balcón y los pequeños visitantes que se asomaban, la duquesa tejía, a su lado varios rollos de lino de colores.
—¿Qué le dijiste a la emperatriz? —Inquirió su esposo mientras se sentaba con dificultad a su lado
—No mucho, solo que tuviera una buena relación con la amante de nuestro hijo. La chica pelirroja es hermosa, no sé cómo es de carácter, pero si tiene uno fuerte, será interesante ver una pelea entre ellas —Movía sus manos y las largas agujas las ajustaba con el lino
—Te gusta ver el mundo arder, pero no arder en él —Suspiró —¿Sabes qué pasaría si nuestro hijo llegase a tener un heredero con su amante y no con su esposa? —Inquirió,
La mujer dejó lo que estaba haciendo y lo fulmino con la mirada
—No digas eso, por más que la quiera y llega a tener el primogénito con esa mujer nunca alcanzará la corona, solo un heredero entre gobernantes llegara al trono y lo sabes —Dejo en claro; sin embargo, su esposo esperaba más, sabía lo que significaba y aún más cuando el matrimonio es de tres
—Lo que tú digas —Dijo con una sonoriza
***
Mientras tanto en la habitación de Alysa, caminaba de un lado a otro con una mirada analítica, Catalina la observaba mientras movía sus labios pronunciando palabras en voz baja, estaba preocupada por ella y quería ayudarla de alguna manera, el problema era cómo.
—Su majestad —La llamó y fue observada por encima del hombro con una mirada seria —¿Quiere que preparé su té? —Preguntó nerviosa
Alysa suspiró, se sentó en una silla y se masajeó la sien; pensaba en diferentes cosas. Un fuerte dolor de cabeza la gobernó y atormentó durante unos minutos.
Elisabeth se quedó a su lado. La mujer la tomó de los hombros, la acomodo y la abrazo, masajeaba su cabeza con ternura y dejó un ligero beso en su frente.
—¿Qué pasa mi emperatriz? —Preguntó a voz baja y masajeando suavemente su cabeza
—Nada de qué preocuparse, señora Elizabeth —Respondió separándose de su abrazo y teniendo una expresión de preocupación
Elizabeth le tomó la mano y la acarició.
—Mi emperatriz, te vi crecer desde que eras un bebé, ahora te convertiste en una adulta y una luz brillante; no permitas que nadie la apague —Acaricio su mejilla
Con cuidado quitó la mano de Elizabeth y sonrió un poco, aun no le cabía en la mente que le hayan pedido llevarse bien con la amante de Bennett; eso jamás pasaría.
No llegaría a tales extremos, convivir con la amante de su marido; podría tratarla bien mientras estuviera con los nobles, pero no cuando esté en el palacio, no la tocaría o llamaría la atención mientras estén a solas, solo la ignoraba.
Pronto Catalina llegó con las tasas de té, y bebieron de ellas dejando a un lado todo; estaba más que previsto en esa tarde, ya después todo fue diferente.
Se habían relajado lo suficiente y disfrutado que todo ya había pasado, pero como no todo es perfección en esta vida.
Tocaron su puerta con fuerza en repetidas ocasiones, Catalina fue a abrirla y se encontró con uno de los cabellos de Alysa, entró confiado y se arrodilló ante ella.
Se levantó, puso sus manos detrás de la espalda y habló.
—Su majestad, lamento interrumpir, pero tenemos un ligero problema con la amante de su majestad —Vio como la expresión de la emperatriz cambio rápido
—¿Qué pasa?
—Intentó coquetear con el líder de la formación LMB, y ahora hay un problema con su majestad el emperador, ya que asegura que intentó sobrepasarse con ella —Su voz fue clara y segura
—¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo pasó eso?! ¡¿Por qué no me dijeron nada?! —Preguntó rápido levantándose de la silla y esperando respuesta inmediata
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Editado: 24.01.2024