—Váyase, este no es su problema —Ordenó Bennett, su tono fue de superioridad
Todo el mundo se tensó, estaban incómodos y podía notarlo en sus caras, aunque sus palabras fueron como una orden para ella, no las obedecerá, lo hizo con esa intención poner orden y cuando alguien no quiere cooperar es mejor no pelear, la ignorancia nunca copera.
Se acercó a la celda del guardia, se agacho y lo observó a los ojos, estaba tan asustado que ni con ella se sintió cómodo.
—¿Eres culpable? —Inquirió con voz seria y fría
—No, ya lo dije, no soy culpable. Además, él no estaba cuando paso eso y ella siempre se me acercaba y acosaba, usted sabe que yo nunca mentiría —hablo seguro de sus palabras, pues era una víctima de incriminación
Suspiró y se levantó, vio la pareja a los ojos y les frunció el ceño a ambos, pero su mirada iba directamente a Bennett,
Pasó a un lado de ellos, observando a la Eileen, el supuesto miedo desapareció, ya que podía notar que estaba mintiendo al igual que el guardia que había testificado el hecho.
—Tienes razón en lo que dijiste, no puedo incriminarte por algo que no hiciste, pero ¿por qué culpas a un hombre inocente? —Preguntó, esperando una respuesta, sin obtenerla .— Aun así, es la decisión del emperador, apoyare rotundamente su decisión y me encargaré de que los pecados de este hombre queden saldados. Como un regalo para ti —Comentó y giró a ver al hombre —Líder llamaré a un reverendo para que ore por usted esta noche y su alma no caía en desgracia —Al terminar de hablar se dio cuenta estaban escribiendo sus palabras, sonrió y se fue junto con el guardia que la busco pidiendo ayuda
En todo el camino el guardia tuvo mala cara, mordía su labio inferior, apretaba sus puños y tenía un ligero enojo en sus ojos, las vibras de ira pudo notarse en su presencia, ya que sentía esa mirada fulminante en su nuca.
Fueron hasta su despacho donde él mostraba más enojo de lo que imaginaba, sus manos estaban en la espalda y la observaba de forma seria, ella sonrío con ironía en su escritorio, pegó sus manos y las descansó en el escritorio, tenía una mirada profunda y eso pareció enojarlo más.
—Deje esa cara, no olvide a quien tiene enfrente —dijo con voz fuerte
—Sí lo sé, la emperatriz, la persona que yo consideraba razonable, pura y justa, pero me equivoque —Respondió y sus palabras solo la divirtieron
—¿Por qué dice eso? He hecho algo para que desconfíe de mí o considere esas cosas tan horribles —Comentó
—Hoy acabe de presenciar eso
Se levantó del asiento acercándose a él, la diferencia en estatura era incomparable, se apoyó en su oído, y su aliento cálido rozó su sentido.
—Busca un traje de sacerdote, una capucha y unas cuantas cosas religiosas; prepara dos caballos y déjalos en el bosque pasando el estanque. Espero todo lo que te pedí a las 7:00 p. m. —la expresión del guardia cambió rápidamente y una gran sonrisa se dibujó en sus labios
El guardia sujetó su mano y la besó dos veces, sus ojos se aguaron, se agacho inclinándose, tomó su vestido y lo beso para pegarlo contra su frente.
No entendió esa parte del guardia ya que era muy amable para un simple favor, le pareció que la estaba tratando como una divinidad o algo así, un poco exagerado.
—Lamentó lo que le dije, prometo hacer el doble de trabajo que me ha puesto, lo haré por usted y su gloria. La verdad muchas gracias su majestad, la verdadera soberana de estas tierras —halago más de lo que imaginaba
—De acuerdo, pero debes prometer una sola cosa, pase lo que pase deberás cubrirme y mentir, si el emperador te pregunta algo miente, haz lo mismo que él hizo. Mentir —Alysa estaba decidía a salvar a ese guardia, tenía razones y propósitos para hacerlo
—Su majestad, haré lo posible para que la misión no fracase y lo más importante que usted no se vea perjudicada. Larga vida a la dama y señora de estas tierras —afirmó y prometió, llevándose la mano al pecho
Salió del despacho de Alysa y aunque estaba muy contento tuvo que fingir ante los demás, en su mente no dejaba de saltar y celebrar.
***
En la habitación de Eileen y con una sonrisa oreja a oreja, se encontraba el guardia que estaba testificando.
Ella buscaba en una caja, una pequeña cantidad de dinero, monedas de oro eran puestas en una bolsa hecha en tela, aún no sabía contar el dinero por lo que había estado echando la cantidad de monedas que creía conveniente y la que creía que era correcta.
Cerró la bolsa y se la entregó en las manos, en cuanto la sostuvo la abrió para contar el dinero, era más de lo que habían acordado y sus ojos se iluminaron al ver tanto oro.
Ella observaba por encima, llamando la atención del hombre.
—¿Está completo? —Preguntó
—Por supuesto —Mintió
Ella sonrió, se sentía tan orgullosa que por un momento pensó que era bastante inteligente, sin saber que le habían robado en la cara.
«¡Soy igual de lista que la emperatriz! Me siento orgullosa de todo mi potencial matemático, el emperador se pondrá feliz al saber, no, mejor no, no debe saber que su amante está bien dotada» Se presumió así misma en su mente y se creyó tan inteligente que su plan para incriminar al guardia funciono
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Editado: 24.01.2024