Se quedó callada ante tal declaración, no sabía cómo responder más que con una sonrisa, no podía interpretar su amistad de otra manera que no sea con el sentido romántico.
También le caía bien Adrián, él en poco menos de un mes llegó a ganarse un punto grato de confianza en ella, aparte de la alianza.
Sus salidas habían sido realmente satisfactorias, y no se había vuelto a sentir así, después de Bennett.
Era extraño, aquella cercanía con la que se asociaba tan bien con el rey.
Le causó cierto momento de duda, junto con emoción, pero no importaba, trato de suprimir sus sentimientos, las ocultaría todo el tiempo que fuera conveniente para no saber más.
—Alysa ¿estás bien? —preguntó y miles de copos de nieve empezaron a caer sobre sus cabezas
—Sí, Adrián este truco, ¿puedes enseñarlo? —inquirió
—Puedo enseñarlo, pero depende la cantidad de Magna que desbordan sus magos, como le dije, depende de mucha concentración —tomó el libro y deshaciendo aquel símbolo, todo aquel hermoso escenario desapareció ante sus ojos como una visión borrosa
Dejó el libro en la mesa y con una sonrisa la observó cautivado, ella se acercó a tomar el libro y lo abrió, busco la página 150 y empezó a leer en la mente un pequeño párrafo, suspiró y sonriendo sus ojos desbordan un pequeño y leve brillo el cual lo terminó enganchando.
—Imagino que debe sentirse muy agradecido por sus dotes, dígame Abrían, ¿así juega en su imperio? —preguntó y él se mostró curioso por sus palabras
extendió su mano ligeramente hacia ella.
Un hermoso pájaro azul se dijo en su mano como fuego.
—Sí a jugar se refiere a mostrar mis pequeños trucos, entonces sí, adoro apropiarme de lo que otros quieren tener —respondió
—Eso es el poder, ¿no es así? —contestó y se acercó bastante a ella
—No todo es poder, Alysa, quiénes se aferran a lo que aman y lo descuidan puede volverse un blanco fácil para otros
—Pero sí muestra resistencia, sí muestra aquello que la carne débil no puede apartar. No todo se basa en poder, usted mismo lo confirmó —su voz sonó tan fuerte que si no fuera por su expresión relajada hubiera determinado que estaba enojada
—La pasión hace a la carne débil, y cuando el poder sea fuerte un pequeño error puede hacer mucho —, respondió apartándose ligeramente de ella y tomando los papeles de la mesa — , recuerde su majestad, usted es la corona brillante de este imperio, la gema que brilla al tocar el sol, una persona especial para mí; y si un error llegase a teñir de mal a esa gema, el imperio caerá, y no de la mejor manera —dijo con su mano extendida para que la tomara
Enganchó su brazo con el suyo para salir de la biblioteca
Hubo un gran silencio, en aquellos pasillos donde usualmente había chismes insufribles, sólo había silencio nato, estaban yendo a la habitación de Adrián y soltándose del agarré, lo dejó a mitad de camino.
—¿Alysa? —Pronunció su nombre con duda, al ver a la emperatriz acercarse y pegar sus labios a su oído
—La luz que recae sobre el imperio, es la luz que yo desprendo, este brillo nunca acabará porque yo no caeré. Lamento decepcionarlo de esta manera, pero yo no soy débil y mi carne es inmune ante la pasión —su voz fue tan elegante y un poco fría como lo era ella
Él sonrió, no esperaba ponerla tan temperamental después de aquellas palabras.
Al separarse de ella tenía la respuesta perfecta, para que no pudiera responder y dejarla estupefacta.
—Ya lo veremos, nunca se sabe cómo puede manejarse el destino, aún más cuando todo recae en los hombros de una misma persona —contestó Adrián
Seguro de que había ganado
—Sí, tiene razón, el destino es incierto, como las probabilidades de que termine en una situación amorosa como usted especula —hizo una pequeña pausa –, Adrián, que mi situación como emperatriz no lo confunda, yo puedo arreglármelas y como usted dice que soy la gema del imperio, la gema jamás dejará de brilla —su voz fue cortante, fría y seria, como si estuviera hablando con Bennett —,no dañemos la amistad que hemos creado por pequeñeces como este. Con su permiso —Se inclinó levemente y dando la vuelta con una sonrisa en su rostro camino de una manera hermosa
Adrián que miraba lentamente mientras se apartaba de él, sólo sonrió de una manera orgullosa, se llevó la mano a la cara y pequeñas risas salieron de sus labios.
—Es tan astuta, que me gusta —rió y se alejó lentamente
***
Saliendo de la habitación de Eileen, con la frente en alto junto con un ligero toque de orgullo, Bennett no dejaba de desprender una sonrisa envidiable, para su desgracia aquella sonrisa desapareció al encontrarse con su padre, observando detalladamente por la ventana.
Su mirada se enfocó en él y con su bastón, y un fuerte mirar trató de intimidarlo.
El duque era una persona realmente diferente, con la nobleza era amable, carismático y desprendía un aura de buena persona, pero con Bennett era todo lo contrario, estricto desde pequeño, cuidadoso y sumamente manipulador.
—¿La pasaste bien, hijo? —preguntó con un tono autoritario —Ven vamos a conversar —pidió y tomando a Bennett de la espalda, lo guío a su oficina donde se sentó cómodamente en el sofá con el bastón a la mitad de las piernas
Él se sentó al frente de su padre, subiendo una pierna y posicionando sus manos de lado y lado en el espaldar.
Sus ojos desprendían superioridad y los de Rodolfo dominancia.
—¿Te divierte estar más con tu amante que con tu esposa? ¿Disfrutas hacerlo? —inquirió Rodolfo haciendo contacto visual y con un tono de voz fuerte
—¿Quieres decirme de una vez qué es lo que quieres? —devolvió la pregunta y la mirada de Rodolfo casi lo mata, pues se sintió indignado
—No subas tu tono de voz conmigo, eres el emperador, pero ese título no te corresponde, si sabes a qué me refiero —contestó con voz autoritaria —. Escucha Bennett, no quiero verme envuelto en un desenlace fatal que termine con la dinastía Edevane, ya te lo había dicho, desperdicias tu tiempo, tu energía y posición como hombre con una golfa, no atiendes tu verdadera necesidad, Alysa en cualquier momento puede buscar otro hombre y hacer lo que tú estás haciendo con esa muchacha
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Editado: 24.01.2024