Su cuerpo estaba adolorido, habían marcas en su cuello y partes de su cuerpo, su entrepierna dolía y su cabello estaba hecho un desastre, las cobijas de su cama hicieron lo posible para cubrirla.
Se levantó rodeando su cuerpo con una sábana para cubrirlo, al ver el otro lado de la cama estaba vacío, Bennett se había ido y ella se había quedado sola después de esa noche.
Había analizado el estado de su cuerpo, recordando lo que pasó en la noche; sus gemidos, jadeos y la manera de aferrarse a su esposo para engendrar al hijo que estaban esperando.
Recordó unos cuantos orgasmos de parte de ambos, por lo que sospecho que lo que pasó esa noche de verdad había dado frutos.
—¿Esto mejora las cosas en mi matrimonio? —se preguntó aun dudando de la respuesta
Había escuchado el caso de nobles que tenían hijos y se olvidaban de tener amantes, de hecho, las mandaban a otros palacios de su propiedad o las casaban con nobles que realmente las quisieran.
Pero, ¿qué pasaría con Bennett? Él se olvidaría de su amante si ella quedaba embarazada, ja' buena pregunta.
Fue a darse una ducha para empezar su día como emperatriz, tenía algo de trabajo y aunque su cuerpo estaba adolorido debía concentrarse en su imperio.
***
Tanto como Alysa. Eileen estaba de la misma manera, pero ella estaba feliz ya que su plan había funcionado, la pelirroja estaba usando un vestido que cubría su cuello, eran tan rojas sus marcas que tardarían en recuperarse.
Bennett había despertado a su lado y la estaba abrazando de una manera protectora, alegrándola aún más, se sentía agradecida e inteligente.
«Ahora Bennett está bajo mi cargo» fue lo que pensó cuando lo tenía durmiendo como un ángel
La pelirroja fue astuta, tanto que cuando sus damas de compañía la vieron estaban asombradas por lo radiante que se veía.
Catalina sabía a qué se debía esa sonrisa, y guiñandole el ojo, Eileen afirmó con la cabeza.
Ambas mujeres esperaban algo de aquella noche, engendrar el hijo de su majestad, era lo único que pensaban ellas en ese momento, Alysa ya había quedado embarazada, pero perdió a su hijo.
Eileen había tenido un susto de embarazo, pero al final ella rectificó que no era así, se aseguró que si había un bebé creciendo en su interior no lo tendría. Pero ahora estaba lista para tener al bebé que una vez aborto.
Dos polos opuestos, el frío y el calor peleando por asegurar su puesto.
«Que este bebé, sea la clave para seguir con ellos » pensó Eileen cuando ni siquiera sabía si estaba embarazada
***
Estaba trabajando con Bennett, él no parecía muy interesado en su trabajo o lo que había pasado la noche anterior, como Adrián, suspiró levantándose de su asiento para salir de la habitación, dejando a Alysa sola en la oficina.
«Ni siquiera le importa lo que pase, es raro. Usualmente cuando lo hacíamos despertamos juntos abrazados, pero esta mañana no amaneció a mi lado, esto no me gusta»
No se veía bien, y eso llamó su atención.
El emperador tenía ojeras que trató de lidiar con algo de maquillaje, su cansancio era evidente, pero las que eso era su rostro de muñeco de porcelana.
Que no parecía manifestar ninguna emoción
Sin embargo, aunque su estado le preocupaba tenía que terminar.
En la tarde tendrían una audiencia por lo que tenía que adelantar trabajo, y concentrarse en escuchar al pueblo.
Era su vocación principal, se recostó en la silla y observando un cuadro, se quedó perdida en él, busco entre los cajones de su escritorio la carta de su hermana.
La duquesa quería hablar con ella y esperaba que las palabras que salieran de su boca sean las mejores.
En poco tiempo, entró el emperador con una expresión sería la cual se vio interrumpida al ver a la emperatriz.
—Majestad, ¿tuvo una buena noche? —preguntó Bennett
Fue realmente inesperado, no esperaba que de verdad fuera a preguntar. Pero gracias a esa pregunta sus sospechas se esfumaron.
—Claro, fue estupenda —respondió a su pregunta con elegancia y una sonrisa fingida
Él se acercó.
—Sí estás cansada, puedes ir a tu habitación, yo me encargaré de terminar el trabajo —propuso amablemente, sobo su hombro y estiró su mano
—Eres muy amable, pero aún tenemos la audiencia y nuestro trabajo no está terminado —explicó
Bennett sonrió, tomó su mano y la besó.
—Siempre me recuerdas que es lo que debo hacer —comentó Bennett
Su cálido tacto era lindo ante los ojos de ambos, y como si fueran dos estafadores, falsificaron sus sentimientos.
No sentía amor por su esposo, aquello había acabado cuando conoció a Adrián, y él conoció a Eileen, desde ese momento los dos estaban seguros de que sentían sus corazones.
***
En la audiencia los dos mostraban gran belleza, gloria y poder.
En especial la emperatriz.
Un noble estaba parado en frente de los dos tomando una distancia de dos metros de los emperadores.
—Sus majestades, soy el Lord Louis de las tierras de Fénix, a ustedes acudo por una inconformidad con los terrenos y la siembra de alimentos. También tengo una pista sobre los soldados que escaparon, los que huyeron cuando hubo el problema con Lady Eileen —explicó Louis
Eso atrajo la atención de Bennett, y en un momento rápido su ceño se frunció.
—¿Dónde vieron a los soldados? —inquirió Bennett
—Cerca de los terrenos del Duque de Hans, estoy seguro que un noble del palacio o sirviente ayudó a los civiles —dio la declaración
Bennett decía que le dieran más explicaciones, Alysa se mantuvo serena en todo momento, solo escuchando.
—¿Algo más para decir, Lord Louis? —preguntó Alysa
—No, su majestad, me retiro en estos momentos —Solo fue a decir lo que había visto
No dio soluciones, no dijo nada, no comentó nada más que no tuviera que ver con Eileen.
Siguieron escuchando peticiones de su pueblo, dando respuestas sabias en todo momento, fueron tres largas horas sentada en el trono de emperatriz escuchando cada petición.
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Editado: 24.01.2024