Falsa Ilusión

CAPÍTULO 2

Después de un largo mes de espera, llego el día de mi partida.

Me acompañan a la estación mis padres, mi hermano menor y por supuesto Nora.

-Júrame por tu vida que no perderemos el contacto- suplica ya con lágrimas.

-¿No pude deshacerme de ti en todos estos años, crees que ahora lo haré?

-No lo has dicho.-me apunta con su dedo.

-Si lo juro.

-Más te vale.

-Debería hacerte jurar lo mismo, ¿no crees?

-No soy yo quien contesta después de mes.

Ups, menos mal el cariño que me tiene le ha dado paciencia porque de no serlo ahora no tendría ni una hormiga que declare ser mi amiga.

-Esta vez seré yo quien escriba más- prometo o al menos lo intentaré.

Voy hacia mi madre, quien no hablo durante todo el trayecto.

Pero no porque se encuentre enojada, todo al contrario, está triste, lo sé.

Ha traído todo el camino los ojos llorosos, y su semblante decaído.

Me parte el alma saber que es por mí que esta así.

-Si al llegar allá te das cuenta de que realmente no quieres estar ahí, llámame, tu padre y yo iremos enseguida, me escuchas.- dice mi mami.

-Creo que no va a ser necesario.- respondo, intentando por última vez convencerla de que todo saldrá bien.

-Entonces si decides quedarte, prométeme que nos harás videollamada diariamente-quiero responder que no sé si será posible, pero ya ha visto mi pretensión - no, al menos debes escribirnos.

-Bien lo haré a cambio de que tú prometas aceptar mi decisión.

Asiente, y por mí en serio espero que lo haga, al menos con el tiempo.

-Lo que dicho tu madre es cierto, una llamada y derribemos el lugar si es necesario- interviene mi padre-, ya que estás aceptando promesas de todos, ahora viene la mía.

-Te escucho.

-Prométeme que mantendrás tu perseverancia ante lo que se venga y que acudirás a mí si necesitas hablar, de lo que sea, recalco lo que sea, entiendes-afirmo- y sobre todo promete que no te rendirás, pase lo que pase, serás fuerte, ¿de acuerdo?

-Lo prometo.

-Y tú-me dirijo mi hermano- no puedes tomar nada de mi habitación aunque este afuera.

Pone los ojos en blanco.

-Te extrañaré demasiado, tanto que no me cansaré de contar las tantas cosas que hiciste-exclama dramáticamente.

-Bien, pero antes tendrás que avisarme.-digo parando su chantaje.

La despedida llega su fin cuando llega el autobús, de modo que los abrazo de vuelta cada uno, las veces que son necesarias, pues supongo que al hacerlos, podre recordarlos mejor.

....

El panorama que me recibe me parece increíble es una gran edificación con rasgos victorianos y modernos en medio de inmensa vegetación, es como una mansión en medio de la carretera.

O eso aparenta a primera vista.

La guía que nos recibe, nos da un corto recorrido de las áreas más importantes, y recorrer solo esas hectáreas sabiendo que faltaban las que "no era relevante" se podía decir que este lugar era inmenso.

En filas ordenadas entramos al coliseo general, al instante el podio instalado es ocupado por un hombre.

-Buen día con todos, soy el coronel Mark Miller su director dentro de esta institución, sean todos bienvenidos a FISM- todos aplauden- es un honor saber que han tomado la decisión de servir a nuestra patria, nos encargaremos de instruirlos y convertirlos en grandes líderes, en nuestra institución se han formado jerarcas mundiales que hoy dirigen entidades internacionales de seguridad, deseamos lo mismo para ustedes como también esperamos su máximo rendimiento en este nuevo rango. ¡Disciplina, pasión, y lealtad a la nación!

Así se despiden dando paso a quien se presenta como la teniente Greeicy Smith, que nos explica las políticas y reglas que van desde las comidas hasta el mantenimiento de los pisos e incluso nos menciona poseer autorización de salir los fines de semana siempre y cuando regresemos cumpliendo las condiciones impuestas.

Culmina la presentación y somos llevamos área de los pisos, la guía que nos recibió es quien también se encarga de este proceso.

Los pisos se comparten entre dos personas y por medio de un sistema (sorteo aleatorio) se van designando los compañeros de habitación.

-¿Tendré un piso para mí sola?-pregunto a la guía al ser la última que ha quedado.

-Por el momento, tu compañera aún no se ha presentado, así que será mejor que disfrutes antes de que llegue.-dice entrándome las llaves del que será mi hogar.

Supongo que tiene razón, porque la poca suerte que tengo, al menos espero que nos llevemos bien.

Segundo edición, cinco pisos y en lo primero me fijo al entrar es en la cocina, tiene muebles alacena, una estufa con su horno y una pequeña isla de mármol que lo separa de la pequeña sala también amueblada, así como un par de ventanales al extremo.

Tomo la segunda habitación, esta tiene un escritorio pequeño, una cama individual encajada a un par de armarios y por supuesto una ventana.

A las siete debemos bajar para la cena de bienvenida hasta entonces me dedico a desempacar lo poco que traje y a enviar unos cuantos mensajes a mis padres y Nora.

Cuando llega la hora bajo a la cafetería que cuenta con múltiples comedores que por momento solo un tercio se llenan, ya que los de primer rango ingresamos antes que los otros dos rangos superiores.

Voy por una bandeja hacia el gran buffet que hay, todo huele exquisito, demasiado y con la buena pinta que tiene no pierdo más el tiempo mirando.

Tomo un plato salado, una bebida y voy por el postre.

Amo los postres, quisiera probar todo, sin embargo, no es buena idea recordando como su resultado brota luego en mi rostro.

-¿Tiramisú o tres leches?-pregunta alguien.

Separo mi vista de los dulces para mirar de quién ha venido eso.

- ¿Tiramisú o tres leches?-pregunta de vuelta.

Aun con el tenedor en la mano me señalo para confirmar si es mi a quien se dirige.

-Sí,¿ tiramisú o tres leches?




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