-¡Hey! espera-
Apresuro el paso.
Tengo que frenar de golpe para no golpear a Davyna.
Ha parado de repente.
-Soy nuevo, y no se que hacer cuando me sacan de clase. Es la primera vez que me sucede ¿Sabes…
Davyna se gira y no se como reaccionar. Segundos antes estaba furiosa y ahora tiene los ojos cristalizados.
Esta hecha mierda.
-No me sigas ¿Esta bien? eres la segunda persona que no quiero ver ni en pintura.-
Se aleja y yo la sigo, se dirige al estacionamiento.
-¿Quién es la primera?
-No te importa-
De hecho, todo lo relacionado a ella es de mi interés. Pero no se lo digo.
Saca las llaves de su auto y quita la alarma.
-No se quien sea, pero no creo que debas llorar por esa persona, abeja-
Si, cada vez que la veía, pensaba en una abeja.
-No estoy llorando, y no me digas abeja. No llevo negro ¿Recuerdas?- Dice señalando su ropa.
-Oh perdona, estás lavando tus ojos. No llevas negro pero tu cabello es oscuro.
Ella gira los ojos y entra en su auto. ¿Estaba bien que la dejara ir así?
El motor ruge y sin pensarlo mucho, me paro frente a su auto.
-¡¿Qué es lo que sucede contigo?!-
Baja del auto y se acerca a mí, la abeja esta molesta.
-¿Acaso estás loco? Si quieres morir hazlo en otro lado-
-No puedes manejar en el estado que estas. Podrías tener un accidente… o provocarlo-
Suspiro
-121; 122; 123…-
-¿Qué es lo que haces?
La abeja alzó un dedo mandandome a callar, me mantengo en silencio observando la escena.
Esta chica si que es rara.
-Tienes razon, no puedo conducir.- Se dirige a la puerta del copiloto de su auto y me lanza la llave- Manejas tu-
Elevo mis cejas, esta abeja si que es toda una sorpresa, pensé que me ignoraria y se iría.
Sigo obedientemente todas sus indicaciones.
Llevamos minutos en silencio.
Davyna ya no llora, solo mira a través de la ventana.
Cansado del silencio decidí hablar.
-¿Sabes? podría ser un secuestrador a quien le acabas de dar las llaves de tu auto y te podría estar llevando a un campo para matarte-
Aunque, si lo pienso bien, ¿Qué diferencia haría?
Se reclina en el asiento y suspira, otra vez.
-No creo que un secuestrador sea tan estupido para ponerse frente a un auto que está a punto de ponerse en marcha, y no me estás llevando a ningún lugar extraño porque conozco este vecindario.-
El viaje transcurre en silencio hasta que llegamos, ambos bajamos.
-Gracias por traerme- Se estaba alejando cuando de repente habla desde su lugar- y disculpa mi comportamiento, hoy no fue mi dia-
Un vaso de ron y la música de fondo es lo único en lo que quiero concentrarme. Después de dejar a Davyna pase todo el dia- y el último- en la central intentando hallar algo nuevo en los papeles que ya me sabía de memoria.
Como estaba en una misión encubierta no podía estar frecuentando la central, tenía que hacer todo desde casa.
Si no quería que me descubran.
Había dejado la universidad hace años y ahora había vuelto para estudiar nada más que artes escénicas.
Rio al pensar en lo irónico que es.
Soy alguien que huye del ojo público, que no soporta la atención innecesaria.
No un maniquí en exposición constante.
Varias mujeres se me acercaron pero les cortó de raíz.
No estoy de humor.
El bar esta lleno de unversitarios, joder que es lunes, deberían estar durmiendo.
Debían ser cerca de medianoche cuando una mujer- demasiado ebria para sostenerse en pie- tropieza con mi asiento, cayendo en mis piernas.
-Lo siento…
Miro sorprendido a la persona en mis piernas.
Davyna, esta completamente ebria, no se como no la reconocí antes.
Lleva un pantalon de cuadros amarillo y una camiseta blanca, nada tan exageradamente llamativo.
Frunzo el ceño ¿No tendrá frío?
-Hola- habla alargando las vocales.
Una chica se acerca a mí, notablemente avergonzada.
-Lo siento mucho, es mi hermana. Davyna es hora de ir a casa.- ayudó a Davyna ponerse en pie pero ella se niega.
-No, ve a la fiesta con el chico ese. Yo me quedo con el-
Las palabras eran poco entendibles gracias al alcohol en su sistema.
-No digas tonterías-
-¿A que me puedo quedar contigo?- Me pregunto- Estamos en la misma clase, Alayna. No te preocupes no es un asesino, ni un secuestrador. Tu vete.
La oportunidad apareció frente a mis ojos.
Tendria campo libre para investigar.
Su hermana estaba dudando, era momento de intervenir.
-Puedo llevarla a casa, no tengo ningún problema.
La castaña parecía dudar pero al final accedió. Saca un papel de su bolso y me lo entregó.
-Dame tu numero, por cierto me llamo Alayna y soy hermana de Davyna.
-Killian- le tiendo mi mano- mucho gusto.
Alayna mira hacia un chico rubio que está cerca de la puerta.
-Bueno… Adiós- dijo antes de alejarse.
Miro hacia donde está sentada Davyna, tiene la cabeza apoyada en la barra… parece muerta.
La muevo con un dedo.
-Umm…
-Es hora de irnos-
Abeja se sienta como un resorte, sobresaltandome por completo.
-Tienes razón, vamos a otro lugar-
Y antes de que yo pueda decir algo ella esta dirigiéndose a la puerta tropezando con todo lo que se le cruzara.
Esta noche será larga...