La noche de hoy era totalmente aburrida y es que, según Luca, en la otra casa organizaron una fiesta, por no sé cuál motivo, creo que era por un negocio que hicieron.
Todos habían ido, todos menos yo, pues lo último que me apetecía era ir a una fiesta. Luca tampoco quería ir pero era el vicepresidente, por lo que tenía que estar presente.
El jaleo se podía oír desde aquí, pues dado que la casa estaba situada justo al lado, la música se oía como si estuviera aquí metida.
Al cabo de un rato me harté de estar encerrada en la habitación, por lo que decidí salir un rato, no sin antes coger una sudadera de Luca, por el frío que empezaba a hacer.
Estando en la parte de abajo, me tomé la libertad de recorrerla un poco. En la parte derecha, junto al ventanal, había una puerta, la cual llevaba a la cocina, era igual de grande y bonita que toda la casa.
Había quedado impresionada con lo que había visto hasta ahora, desde luego que esos hombres tan imponentes, se veía que eran más ordenador y limpios de lo que aparentaban.
En la cocina había una puerta que también llevaba al jardín, asique desde ahí salí. Las vistas eran muy bonitas, un jardín muy amplio, y estaba rodeado de árboles y flores.
Desde el exterior del ventanal del salón, hasta la puerta de la cocina, había como una terraza de madera que unía ambas. En ella se encontraban unos asientos, los cuales me encantaban, lo hacía ver un lugar perfecto para pasar el rato.
Quizás no debería tomarme tantas libertades en una casa que no era mía, pero igualmente me senté en el asiento y subí mis piernas, abrazándolas. Este lugar daba paz, mucha paz.
Estaba cansada, tenía sueño, pero odiaba sentirme encerrada. La necesidad de sentir el aire puro era más grande que las ganas de dormir. Además, cuando estoy sola los recuerdos me atormentan y todo se me va; el sueño, la felicidad, la paz...
— De noche no se puede apreciar bien el paisaje — el susto me hizo sobresaltarme, giré a mi izquierda y me sorprendió ver al tipo del moño a unos escasos centímetro de donde estaba.
— Yo… so… solo… — ¿pero no era que todos estaban en la fiesta? — Solo quería tomar un poco de aire. —mi voz iba disminuyendo con cada palabra que soltaba. Dejé de mirarlo y volví mi vista al frente. No quería hablar con él, ni con nadie.
— Hace frío y no creo que a Luca le guste que su novia se resfríe en su primera noche aquí —claro, Luca, mi novio…
— Que considerado de tu parte —que se vaya, ¡que se vaya ya! Me incomoda su presencia.
Por suerte lo vi moverse de su sitio, y justo cuando pensaba que iba a irse, mis ilusiones se esfuman al verlo sentarse justo al lado mío. A pesar de su cercanía, intento hacer como si no me importase tenerlo tan cerca, pero la verdad era que un tipo como él, con ese porte y ese tamaño… todo él me ponía de los nervios.
Intentando omitir su presencia, apoyo mi cabeza sobre mis rodillas, que aún seguía abrazando, mirando en la dirección contraria en la que estaba él.
— Sabes… — estaba claro que tenía ganas de hablar y no me iba a dejar en paz. — Luca y yo somos muy buenos amigos desde hace años y jamás me había ocultado nada.
— ¿Es que acaso sois como esas adolescentes que se llaman Best Friends Forever y hacen fiestas de pijamas para ver películas románticas mientras se cuentan sus secretos? — dichas palabras me sorprendieron incluso a mí misma, pero imaginarme tal hecho me hizo reír. Para mi gran sorpresa lo oí reír a él también.
— Más o menos, solo que en vez de llamarnos Best Friends Forever, nos llamamos otras cosas no muy bonitas — él seguía riendo pero a mí ya no me hacía gracia. — También, en vez de hacer fiestas de pijamas, hacemos fiestas no aptas para menores ni para niñitas... — si su presencia era agobiante, sus palabras eran muy pesadas. — Pero sí, sí nos contamos los secretos y estoy seguro que me hubiese contado de ser que tuviese novia — ¿y este hasta dónde pretende llegar? ¿Tan importante era para él el saber si mentíamos o no?
— No sé qué quieres que te diga… — ¿acaso no se daba cuenta de lo mucho que me incomodaba? — Pero si tanto dudas de la sinceridad de tu amigo y piensas que te miente, pues ve y háblalo con él, no conmigo. Además ¿no se supone que todos estaban en la fiesta? Como presidente tendrías que estar presente —dije mientras bajaba mis piernas y tomaba una postura más recta.
— Futuro presidente, lo seré oficialmente cuando vuelva el actual presidente, al igual que Luca, Axel, Donato e Ian, que ocuparán oficialmente sus puestos el mismo día que yo — interesante información, pero no me importaba en este momento. — Y respondiendo a lo que dijiste, he intentado hablar con Luca, pero lleva toda la noche escabulléndose de mí, por lo que no pude saber nada de su parte. Y como tampoco me apetecía quedarme en la fiesta, me vine para acá. A veces el silencio y la soledad ayudan a la paz mental.
— ¿Te das cuenta que la música se oye como si saliera de esta casa? Por lo que no hay silencio ni… soledad — y nuevamente la volví a oír, esa odiosa risa irónica que provenía de su parte.
— Sé que la música se oye fuerte, pero hace tiempo que ese dejó de ser un problema para mí. Uno aprende a no hacerle caso a lo que le molesta —dijo él curvando un lado de su labio hacia arriba. — Y no, no estoy solo pero no me viene mal conocer a la parienta de mi hermano — sí que es persistente el muchacho. Mejor me voy yendo antes de que se me escape algo.