Un Fanfic De: Kimetsu No Yaiba
Título: Promesa De Sangre Eterna.
Personajes:
Zenitsu Agatsuma (Kuwajima)
Nezuko Kamado
Tanjiro Kamado
Kaigaku Kuwajima
Jigoro Kuwajima
Inosuke Hashibira
¡ACLARACIONES!
Este relato está situado en un universo alternativo en donde la existencia de demonios es sustituida por los vampiros.
La personalidad de Zenitsu se encuentra manipulada a mi antojo, si no te gusta el Occ abstente de leer este capítulo.
Los personajes no me pertenecen, son exclusivamente de Gotoge, también llamado el "asesino de personajes favoritos".
Espero disfruten.
En las calles desgastadas de la ciudad que eran cubiertas por la gran oscuridad de la noche, se encontraba una chica de ojos rosados cargando a cuestas con el cuerpo inerte de su hermano.
Se deslizaba con dificultad por los pasillos que contenían los callejones del lugar hasta llegar a los complejos departamentales casi abandonados de ese sitio tan tétrico.
La chica arrastraba con todas sus fuerzas tanto el cuerpo del chico como el suyo. Un pequeño desnivel que se encontraba en la acera del lugar causó que se estrellara estrepitosamente en el piso, lastimándose al momento la quijada, rodillas y brazos.
Las lágrimas de ella humedecían el pavimento debajo suyo. Se encontraba completamente cubierta de sangre, tanto la ella misma como la de todos sus familiares.
Aún no lo podía creer. Cómo es que todos sus seres queridos habían sido asesinados delante de ella. Nunca olvidaría la vívida imagen de experimentar como un demonio de la noche consumía la vida de una persona a través de la sangre.
Apretó los puños con fuerza, enterrándose las uñas en la palma de la mano hasta que comenzó a sangrar. No podía quedarse allí. Su hermano aun conservaba un poco de calor corporal. Era posible salvarlo. O eso quería y se decía ella misma para conseguir un poco de fuerza.
Su cuerpo seguía temblando por el pánico sentido hace unos momentos cuando, volviendo de la universidad junto a su hermano, se encontró a todos sus parientes en el piso, ensangrentados pero al mismo tiempo, secos. Sin ninguna gota de sangre.
–No mueras, hermano–. Decía débilmente en un susurro ahogado mientras trataba de levantarse a duras penas–. No puedes morir. Así, aquí. No puedes dejar sola a tu hermana pequeña.
Tenía que irse lo más rápido posible de ese lugar. Aunque había logrado dañar a esa criatura demoníaca, enterrándole una katana en la cabeza, que pasaba de generación en generación en la familia. Eso no le aseguraba que lo había matado. Aún podía percibir en su piel el inminente riesgo que corría su vida.
A lo lejos lograba escuchar como la civilización se encontraba un poco más allá de donde se hallaba. Un poco más allá de ese callejón oscuro, parecido a una cueva sin final, sin fondo.
Quería ayuda. No para escapar o para que la salvaran, sus heridas no le importaban, solo quería que su hermano pudiese vivir y tuviese una vida feliz. No quería que el terminara sacrificándose por ella. Porque en el momento de la tragedia, si Tanjiro no se hubiera interpuesto entre ese ser y ella, seguramente Nezuko estaría muerta y no hubiese sido capaz de atacar a ese demonio.
El sonido de unos pasos tranquilos y diferentes a los del resto del bullicio hizo que levantara la mirada en busca del causante de ese sonido. Sus ojos se agrandaron al ver una figura imponente y cruda que caminaba a unos metros de distancia lejos de ella. Esa figura se detuvo al frente suyo mirando hacia el vació de la noche.
Su corazón se oprimió ante esa leve luz de esperanza que le tría ese hombre desconocido y oscuro.
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–Tú... ¿Crees que tengo tiempo para tus tonterías? –. Comentaba un rubio con mirada fría y penetrante–. Tengo cosas más importantes que hacer que buscar un alimento de una noche–. Volteó su mirada en dirección al libro que sostenía entre sus manos.
–¡Vamos Zenitsu! Sabes que no puedo salir solo a menos que estés conmigo–. Comenta Kaigaku furioso y lleno de indignación.
–Piensa por ti mismo qué fue lo que tuviste que haber hecho para que el abuelo te pusiera esa restricción–. Levanta su mano enguantada en dirección a él haciéndole un ademán de que se fuera.
–Tú siempre complaces a ese viejo... Ni siquiera tienes el derecho de escoger con quien harás tu "promesa" –.Trata de incitarlo por las malas pero no recibe ninguna reacción por parte del otro–. ¡Oh, vamos! ¡Solo por una vez! Aprovecha y piensa que es una despedida de soltero.
–Por pensar así es que te metes en problemas–. Cierra su libro y lo mira–. Eres solo una oveja descarriada. No parecieras un vampiro de alta clase.
–Ninguno de los dos lo somos–. Comenta el otro acercándose al rubio–. Sabes muy bien que los dos fuimos acogidos por ese viejo... Y por es–
–Por eso es que te tienes que comportar como se debe. Si no tienes genes al menos ten actitud. Compórtate como alguien con algo de clase–. El otro lo miró irritado–. No basta tener sólo un título. Hay que demostrarlo.
Se levanta de su asiento para guardar el libro en uno de los estantes antiguos y robustos que se encontraban en el lugar. Kaigaku suspiró hastiado de la actitud del otro.