Fantasías Desgarradas

La pena de la llorona (Último relato)

Él se fue.
Era lo único que pensaba mi mente ¿Qué haría ahora? Poniendo de lado de que (quien creí que era) el amor de mi vida se marchó con alguien más, solo podía pensar en ellos, es decir, tengo dos hijos y estoy sola, ¿quién me va a ayudar con ellos? ¿cómo los voy a mantener?
 
Ellos no lo saben, no saben que antes de marcharse me maldijo a mí y a ellos, que nunca estuvo de acuerdo con tener hijos y que ya no soportaba la idea de estar conmigo. Aunque sus palabras fueron más crueles, tan crueles que sentí que se me marchitaba el corazón en ese instante. Es triste que todo parezca estar bien y de repente se derrumbe, aunque en el fondo sabía que su  indiferencia empezó desde antes, pero preferí ponerme la venda y disfrutar para desilusionarme al final, aunque eso terminó siendo aún más doloroso.

...

No puedo dormir desde hace varios días, el solo pensar en sus palabras me hace llorar aún más, creí que podía confiar en él, pero no, jamás fue así, y me lo demostró cuando se fue, cuando incluso se atrevió a decir  "seguramente ellos ni siquiera son míos, no me sorprendería" yo tuve que escuchar los rumores de la gente, tuve que escuchar como me criticaban, tuve que soportar a su familia solo por estar con él, ¿y él? Solo se atreve a insinuar que le fui infiel, pero claro, es fácil ser infiel cuando se trata de él porque ni siquiera lo recriminarian la mitad de lo que lo harían conmigo que ni lo fui.

El solo pensar en volver a pasar por los murmullos de la gente me aturde, me asfixia. Mi mente ahora no puede parar de imaginarse lo que dirían, o lo que le dirían a mis hijos, no por favor.

"Esa no es la que se casó con el hombre rico, ¿no?, escuché que no le duró el romance"


"El tipo al fin se dio cuenta de que le sacaba la fortuna, lo felicito, escuché que ahora va a estar con una mujer de su clase"


"Si lo quería solo por su fortuna ¿crees que sus hijos no sean de...?"


"Probablemente le haya sido infiel y por eso la dejo"


"Oye niño, ¿no te avergüenza un poco que tu madre sea una..."

-¿Mami?

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el llamado de uno de mis hijos.

-¿Sí, corazón?
-¿Hoy no debíamos lavar la ropa?

Mis hijos siempre estaban ansiosos por lavar la ropa porque podrian ir a jugar en el río.

-Es cierto, espérate, ya la busco -exclamé sorbiendome un poco la nariz mientras sentía el dolor como martillazos en mi cabeza.

Mientras metía la ropa en una bolsa de tela, vi a mis dos hijos, con un vestido en mano.

-Que bonito, ¿de dónde es? -preguntó uno de ellos, haciendo referencia al vestido.
-Es... es el vestido que usé cuando me casé con tu papá -dije, algo entrecortada.
-Aahh y ¿Dónde está papá? -ellos todavía no sabían nada, estaba evitando esa pregunta a toda costa.
-¿Puedes ponerte ese vestido? -mi otro hijo cambió de tema, salvandome de responder.
-Sii, pontelo, pontelo -dijeron ellos al unísono, y no me quedó de otra que acceder antes que tener que responder la pregunta anterior.

El vestido era completamente blanco y largo, no tenía detalles especiales, ni nada fuera de lo común, era un vestido sencillo pero en ese momento significaba mucho para mí.

Finalmente me puse el vestido y nos pusimos en marcha al río, mientras mis hijos saltaban felices, apurandome.

...

Ellos estaban jugando, salpicandose con agua y tirando piedras al río para ver cuál llegaba más lejos, mientras yo lavaba las cosas con esfuerzo. Pero de repente me invadió la tristeza nuevamente, ver a mis hijos tan felices y pensar en que luego tendrán que enfrentar el mundo a una corta edad, dandose cuenta de que la gente es realmente cruel; me mataba el solo imaginar que puedan sufrir lo que yo.

Ahora mismo no estaba siendo yo, estoy en medio de una crisis nerviosa, no quiero que mis hijos sufran así, pisoteen mi orgullo, quemenme, pero a mis hijos no por favor. 

Involuntariamente y controlada por los nervios, me dirigí hacia mis hijos, dispuesta a poner en marcha una idea, de la cual ni me di el tiempo de calmarme y pensar dos veces cuando vi que los tenia en frente, indefensos. 

Hice que caminaran para adentrarse un poco en el agua, luego ambos se giraron y me vieron a mí, que también estaba indefensa, al borde de las lágrimas.

Agarré sus cabezas con delicadeza y antes de hacer lo que iba a hacer les susurré con dolor un "Por favor, perdónenme" y finalmente hundí sus pequeños rostros, viendo como el agua los tapaba. La angustia me estaba comiendo, ver morir a mis pequeños ángeles, estaba apretando mis dientes con fuerza, ahogandome con mi propio llanto mientras veia mis manos temblorosas sosteniendo el rostro de cada uno. 

Finalmente los solté, miré al cielo y di el grito más fuerte que había dado en toda mi vida, fue tan fuerte que me dolia, mi voz sonó agonizante y pude notar como los pajaros que estaban cerca volaron al escucharme, huían.

Se estaba haciendo de noche y, estaba a punto de terminar de elaborar la idea que había comenzado cuando los ahogué.

Dejaría que el río me lleve a mí también, porque yo me quería ir con ellos, dejaría que el río me maldiga, por matar a mis queridos que no se lo merecían.

Estando en el agua miré mi vestido, el vestido que nos había condenado, el vestido que nos llevó hasta aquí, hasta la muerte, este vestido que significaba tanto para mí, todavía lo estaba usando, y se moriría junto a mí, se moriría el vestido, que representaba a el amor que alguna vez fue mío, al fin se moriría mi amor por él.

Finalmente, fui hundiendome poco a poco, sollozando, cuando el agua estaba por tocar mi rostro, pronuncié en súplica "Por favor, no te olvides de mi, ayúdame a encontrarlos." Y mi alma se fue ahogando, hasta ser simplemente nada en un montón de agua.



 



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En el texto hay: antologia, cuentos, ficcion general

Editado: 03.02.2022

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