Lo miró tímidamente, con disimulo, pensando que él la miraba a la vez, sólo que no estaba segura si era todo producto de su imaginación y el deseo de que fuera algo mutuo. Tenía mucho tiempo así, cruzando sus miradas sin que él le hablara.
-Vayamos a la fuente de soda le propuso Sarah, tenemos tiempo de sobra antes que comience la charla siguiente.
-Sí, está bien, vamos a tomarnos algo, respondió Charlotte
Él había pasado, como siempre lo hacía, sin pronunciar palabra alguna, no saludaba, ni siquiera daba los buenos días.
-Si hasta es un maleducado, dijo Sarah, sigo sin entender porque te llama tanto la atención.
-Ya bien lo dice el sabio dicho popular:” El amor es ciego”
-Es que no tiene ninguna cualidad, ¡yo al menos no se la veo por ninguna parte !, no es más que otro del montón.
-No discutiré más ese asunto contigo, no lo entenderías, si ni yo misma me lo explico, añadió Charlotte.
-Ni pareces formar parte de nuestra generación millennial.
Sarah y Charlotte nuevamente regresaron al aula. Luego de finalizar la exposición el docente hizo las indicaciones, las pautas a seguir para los exámenes venideros, se acercaba el final del lapso estudiantil y tenían que prepararse para esas pruebas de conocimiento.
La algarabía de los estudiantes iba en aumento a medida que transcurría el tiempo, disputándose acercarse lo más posible a la cartelera para ver las calificaciones obtenidas durante el período.
Acababa de concluir otro curso, exitoso para algunos, no tanto para los otros; pero al fin habría algunos días de descanso antes de proseguir la profesionalización.
Sarah y Charlotte se despidieron,
-Irás de vacaciones a algún sitio en especial? Preguntó Sarah.
-No, me quedaré y tomaré un verdadero descanso.
-Yo por mi parte, aprovecharé este tiempo libre para visitar a mis padres, ¡nos veremos a mi regreso!
Se abrazaron con entrañable cariño, no en balde pasaban tanto tiempo juntas, ya eran casi familia y se tenían mucho afecto, habían sido compañeras desde el inicio de los estudios.
Lo miró tímidamente, con disimulo, pensando que él la miraba a la vez, sólo que no estaba segura si era todo producto de su imaginación y el deseo de que fuera algo mutuo. Tenía mucho tiempo así, cruzando sus miradas sin que él le hablara.
-Vayamos a la fuente de soda le propuso Sarah, tenemos tiempo de sobra antes que comience la charla siguiente.
-Sí, está bien, vamos a tomarnos algo, respondió Charlotte
Él había pasado, como siempre lo hacía, sin pronunciar palabra alguna, no saludaba, ni siquiera daba los buenos días.
-Si hasta es un maleducado, dijo Sarah, sigo sin entender porque te llama tanto la atención.
-Ya bien lo dice el sabio dicho popular:” El amor es ciego”
-Es que no tiene ninguna cualidad, ¡yo al menos no se la veo por ninguna parte !, no es más que otro del montón.
-No discutiré más ese asunto contigo, no lo entenderías, si ni yo misma me lo explico, añadió Charlotte.
-Ni pareces formar parte de nuestra generación millennial.
Sarah y Charlotte nuevamente regresaron al aula. Luego de finalizar la exposición el docente hizo las indicaciones, las pautas a seguir para los exámenes venideros, se acercaba el final del lapso estudiantil y tenían que prepararse para esas pruebas de conocimiento.
La algarabía de los estudiantes iba en aumento a medida que transcurría el tiempo, disputándose acercarse lo más posible a la cartelera para ver las calificaciones obtenidas durante el período.
Acababa de concluir otro curso, exitoso para algunos, no tanto para los otros; pero al fin habría algunos días de descanso antes de proseguir la profesionalización.
Sarah y Charlotte se despidieron,
-Irás de vacaciones a algún sitio en especial? Preguntó Sarah.
-No, me quedaré y tomaré un verdadero descanso.
-Yo por mi parte, aprovecharé este tiempo libre para visitar a mis padres, ¡nos veremos a mi regreso!
Se abrazaron con entrañable cariño, no en balde pasaban tanto tiempo juntas, ya eran casi familia y se tenían mucho afecto, habían sido compañeras desde el inicio de los estudios.
Editado: 05.10.2021