fascinación

No estás enamorada Sarah

En la provincia donde vivían los padres de Sarah se celebraba por esa época la Festividad del Santo Patrono del sitio. Los lugareños acostumbraban viajar y desde sitios aledaños llegaban a visitar la Capilla donde se rendía homenaje al Santo que según la tradición hacía curas milagrosas, inclusive se decía que había realizado un milagro durante un terremoto acaecido en épocas antiguas y de allí la fama atribuida al Santo Varón.

Se colocaban cintas y lazos multicolores en las vías por donde habían de llegar los visitantes de otras regiones cercanas, se estallaban cohetes y fuegos artificiales, era una fiesta tradicional religiosa.

-Está hermosa la decoración del pequeño santuario dedicado a la celebración, dijo Sarah a su madre.

-Las flores inundan al lugar con su vistosa presencia y fragancia.

La madre de Sarah le preguntó por el joven galán del que le había contado por el móvil que la estuvo cortejando.

-Es un muchacho formidable, mami, tiene buen futuro, es bastante aprovechado en sus estudios.

-Y por qué no lo invitaste a pasar esta temporada en nuestra casa, ya que están de vacaciones debiste decirle que viniera para que tu padre y yo podamos conocerlo personalmente.

Sarah, sin inmutarse, le respondió: “Ya habrá bastante tiempo para eso mami”

La realidad era que Sarah quería deslastrarse de todo, es decir, todo lo que involucrara estudios y relaciones de alrededores. Una verdadera vacación, aislada de toda la rutina que tenía en la urbe universitaria.

-No sé cómo puedes estar aquí tan tranquila y tu novio tan lejos, cuando me enamoré de tu padre, una vez establecido el noviazgo, no quería estar lejos de él en ningún momento.

- ¡Eran otros tiempos, mami! 

- ¿Sabes que creo hija?, no estás enamorada.




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