fascinación

Sarah divisa a Alejandro

Sarah y Charlotte requerían hacer un repaso de la parte de la materia que estaba asignada para el siguiente test de conocimientos. 

Llegaron a un aula que estaba casi vacía; sólo había dos estudiantes ubicados en el pizarrón ejercitándose en algunos cálculos con el gis. 

Sarah le dijo en voz baja: 

-Qué guapo está el chico de la pizarra, cierto? 

Charlotte observó al chico pelicastaño, ojos de color miel, de elevada estatura, buena complexión muscular y contestó:  

-Sí, está apetecible 

-Cómo hacemos para conocerlo? 

-Ya verás! 

- ¿Tienen ustedes, por casualidad para afilar la punta del lápiz? 

Inmediatamente uno de los chicos se acercó hasta ellas con un afilador en la mano, presto a entregárselo. Por supuesto que Charlotte dejó que Sarah llevara el hilo conductor de la conversación que se suscitó a raíz de la ocasión; intercambiaron números de móviles; aparentemente todo quedó allí. 

Charlotte pensaba que a Sarah le había llamado la atención el chico que ella calificó como el más apuesto, pero se equivocó. 

-Sarah: ¿era ése al que querías conocer? ¡Después me haces críticas por mi mal gusto!  

Y rompieron a reír alegremente ambas.




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