La verdad de Maximiliano

-Hola Charlotte, saludó Roberto.

-Hola, respondió ella.

-Te acompaño hasta el aula.

Estaban encaminándose al lugar cuando Roberto aseveró que Maximiliano estaba perdidamente enamorado de ella pero que jamás se atrevería a terminar la relación, que mantenía con una novia desde la preparatoria, porque aparte de ser un timorato, el padre de ella y el de Maximiliano tenían muchos negocios juntos y no le convenía de ninguna manera una ruptura de ese compromiso.

-Maximiliano está que “bebe los vientos por ti”, pero jamás se atreverá a romper su noviazgo, lo conozco bien, jamás se atreverá, recalcó con mucho énfasis.

Al oír estas palabras, sintió que la tierra se hundía bajo sus pies, ahora se explicaba muchas cosas, las reacciones de Maximiliano manifestándole su fuerte atracción hacia ella, pero la falta de aclaratoria de sus reacciones románticas momentáneas.

Se sobrepuso como pudo, con mucho disimulo, para no demostrar su desilusión.

Sonriendo dijo: “Ya llegamos, gracias por tu compañía” y entró en el aula de clases, no sin antes hacer un ademán de despedida a Roberto como si no se sintiera deshecha por dentro, por la confesión escuchada de labios del amigo de Maximiliano.

- ¿Cómo puede alguien sacrificar el amor por el dinero? No es posible que Maximiliano sea una persona tan mercantilista; esto me cambia por completo la imagen que tenía de él. He estado enamorada de una persona que no existe.

-Mis padres nunca han tenido grandes riquezas, sin embargo, veo que son felices, hay una comunicación intangible entre ellos y estando juntos se ve que con su amor tienen lo bastante para enfrentar los avatares que la vida les presenta.

Fueron las palabras que le dijo a Sarah cuando la llamó al móvil para contarle su decepción.

Se sentía muy triste cuando le contó lo ocurrido a Raquel.

- ¿Qué te parece? Estoy demasiado deprimida, mientras tú, rebozas de júbilo por tu próximo casamiento.