Las prácticas de Charlotte

Había llegado el momento de poner en práctica todo lo aprendido en los años de estudio, desenvolverse en un trabajo de una empresa real. Este era el reto para la culminación exitosa de la formación profesional adquirida en las aulas de la facultad.

Charlotte ingresó a trabajar como practicante, estaba muy entusiasmada. El ambiente laboral era sumamente agradable, los compañeros eran amistosos y colaboradores, brindándole apoyo cuando ella lo requería en el desempeño de sus funciones.

-Charlotte, tienes una llamada de fuera, por la central telefónica de la compañía, le informó Esteban.

Tomó el auricular y grande fue su sorpresa al oír aquella voz tan conocida.

Después de un saludo muy nervioso y de las preguntas de rigor acerca de cómo le estaba yendo en su paso por la nueva experiencia de trabajo, Maximiliano le dijo: “Te estoy llamando para despedirme, no volveré a visitarte, nunca te lo había confesado, pero tengo un compromiso con una chica a la cual me ata una obligación, desde hace tiempo, tal vez, si te hubiera conocido antes que a ella, esto no estaría pasando, aunque tú me gustas mucho y me siento muy atraído, estando enamorado de ti, tengo que alejarme porque no quiero hacerte daño, no te lo mereces porque eres una persona excelente, y yo tendría que proponerte que vivieras conmigo una vida en paralelo. Tengo un deber que cumplir, además, ella no me da por donde”.

Colgó el teléfono, él nunca supo que ya ella conocía todo, por la conversación sostenida con el propio amigo de Maximiliano y que su corazón no se volvió trizas en ese momento con la llamada porque un corazón no puede volverse trizas si ya está hecho trizas.

Jamás se convertiría en la otra, teniendo que permanecer oculta, en secreto, como un pecado, mientras existiera una legal, pública a la cual él se uniría por simple deber e interés económico.