fascinación

La separación

Después de concluir sus estudios de grado, Alejandro y Sarah hicieron una solicitud para estudiar un postgrado en una universidad de otro país.

A pesar de que hicieron la solicitud simultáneamente, Sarah no salió seleccionada mientras que Alejandro sí.

Se iría pronto; ambos estaban algo tristes, sin embargo, llegaron a un consenso: ella lo esperaría a su regreso si no era aprobado su ingreso allá y él la esperaba allá hasta que llegara o él culminara y regresara.

Su amor de juventud era más fuerte que cualquier distancia que físicamente pudiera separarlos.

Entonces Alejandro le dijo:

-Recuerda “La distancia es como el viento, apaga el fuego pequeño, pero enciende más el grande”

Sarah fue a la provincia donde vivían sus padres; quería participarles que ella también estaba solicitando la posibilidad de estudiar en la misma universidad extranjera donde Alejandro ya había sido aceptado.

- ¿Te vas a ir tan lejos de nosotros hija? Preguntó su madre.

-Necesito hacer un postgrado en esa universidad, para terminar de formarme profesionalmente.

-Vas a estar sola hija, sola con ese novio que tanto amas; sólo te pido que esperes a tu regreso para casarte en tu país, junto a nosotros que somos tu familia.

Sarah no le prometió nada.

Alejandro partió a proseguir sus estudios y Sarah decidió tomar un curso para mejorar el idioma del país donde aspiraba ir a cumplir sus sueños: culminar su preparación académica y reunirse con el amor de su vida

Pronto Sarah se enteró que había resultado aprobada para ingresar a la universidad extranjera e inició los preparativos del viaje.

Habló con Charlotte:

-Los días se me antojan largos por el deseo de reunirme con Alejandro, pero se me hacen cortos por la serie de preparativos que debo realizar para marcharme.

-Calma tu ansiedad, le aconsejó la amiga, verás como todo te va a salir muy bien, estoy segura.

Llegó el día del vuelo, ya le parecía que nunca iba a reencontrarse con Alejandro.

Después de un viaje que le pareció una eternidad, aterrizaron; luego la espera en el aeropuerto con la serie de trámites y requisitos, pero al fin pudo abrazarse a Alejandro; lo importante era que ya estaban juntos de nuevo.

Llegaron al piso que ocupaba Alejandro, donde ella residiría transitoriamente mientras conseguía alojamiento.

Alejandro subió el equipaje y se instalaron en el sofá.

-Estás muy cansada por el viaje, le susurró.

-No siento el cansancio porque estoy junto a ti, amor.

Permanecieron abrazados en el sofá muchas horas  




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