fascinación

Encontrando el amor

Luego de la hora de salida del trabajo de Charlotte, se reunió un grupo de compañeros a celebrar el cumpleaños de uno de ellos.

El instructor la invitó a bailar; al momento de la música lenta, él la abrazó apretadamente y ella se sintió tan a gusto que se apretó más a su cuerpo.

Se sentía como envuelta en unas sensaciones placenteras que no le permitían apartarse de él. Hubiera querido permanecer entre sus brazos sintiendo como oleadas que le hacían vibrar en una especie de extraño torbellino que la envolvía.

Terminó la música, fueron a sentarse, él se levantó para ir por unas bebidas. Ella se sentía como torpe; entonces se le derramó el vaso en el asiento, ante lo cual él sonrió y le dijo.

-Nos van a sacar de este lugar porque estamos convirtiéndonos en un desastre.

Le quitó el vaso de la mano, se acercó más a ella y la besó, ante lo cual ella se transportó a un mundo nuevo, desconocido hasta ahora por ella, donde no tenía voluntad para detenerlo.

En efecto, Charlotte no estaba equivocada, la atracción entre ella y su instructor era muy fuerte, a tal grado que ya habían ligado de novios y a ella le resultaba difícil mantenerlo “a raya”, los instintos de una pasión arrolladora y el deseo de darse por completo a saciar las ansias con la entrega total al objeto de su amor. Besarse era como alcanzar una dicha suprema, cosquilleo, ardor en la piel, cada vez era más difícil contenerse. Las despedidas eran interminables; entonces decidieron unir sus vidas, querían estar siempre juntos, sin tener que separarse ya más.

Luego de la hora de salida del trabajo de Charlotte, se reunió un grupo de compañeros a celebrar el cumpleaños de uno de ellos.

El instructor la invitó a bailar; al momento de la música lenta, él la abrazó apretadamente y ella se sintió tan a gusto que se apretó más a su cuerpo.

Se sentía como envuelta en unas sensaciones placenteras que no le permitían apartarse de él. Hubiera querido permanecer entre sus brazos sintiendo como oleadas que le hacían vibrar en una especie de extraño torbellino que la envolvía.

Terminó la música, fueron a sentarse, él se levantó para ir por unas bebidas. Ella se sentía como torpe; entonces se le derramó el vaso en el asiento, ante lo cual él sonrió y le dijo.

-Nos van a sacar de este lugar porque estamos convirtiéndonos en un desastre.

Le quitó el vaso de la mano, se acercó más a ella y la besó, ante lo cual ella se transportó a un mundo nuevo, desconocido hasta ahora por ella, donde no tenía voluntad para detenerlo.

En efecto, Charlotte no estaba equivocada, la atracción entre ella y su instructor era muy fuerte, a tal grado que ya habían ligado de novios y a ella le resultaba difícil mantenerlo “a raya”, los instintos de una pasión arrolladora y el deseo de darse por completo a saciar las ansias con la entrega total al objeto de su amor. Besarse era como alcanzar una dicha suprema, cosquilleo, ardor en la piel, cada vez era más difícil contenerse. Las despedidas eran interminables; entonces decidieron unir sus vidas, querían estar siempre juntos, sin tener que separarse ya más.




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