fascinación

Y ocurrió algo inesperado

Todo parecía marchar sobre ruedas para Charlotte no podía pedir más nada a la vida. Tenía la felicidad completa; su amor parecía ir en aumento a medida que pasaba el tiempo. Como pareja, su esposo no podía ser mejor, seguían viviendo con la misma intensa pasión del primer día. La dicha parecía ser completa en su nuevo hogar; la empresa que habían iniciado entre los dos iba in crescendo, prosperando.

Habían dejado el acogedor piso donde vivieron los primeros tiempos desde que se hicieron esposos para cambiarse a una nueva residencia, más espaciosa, rodeada de hermosos jardines.

El padre de Charlotte le pidió que lo llevara a la celebración de las bodas de oro profesionales de un gran amigo que tenía desde la juventud.

 Ella invitó a su marido.

-Marcel, estamos invitados a una celebración de un amigo de mi padre, es el próximo viernes.

-Ahora estoy bastante apurado en terminar el proyecto que estoy preparando en este momento, ¿sería mucha molestia que me excuses y vayas tú con tu padre a esa recepción?

Ella se resignó; salió sola a buscar a su padre, ataviada con el mismo traje que usó para el matrimonio de Raquel. A pesar del tiempo transcurrido, le sentaba de maravilla.

-Pareces una top model de magazine. Le piropeó su esposo.

Preciosa y elegante entró del brazo de su padre a la lujosa recepción que ofrecían en el prestigioso local.

Llegaron directamente a felicitar al homenajeado y luego se sentaron a la mesa reservada para ellos.

Estando en pleno brindis, Charlotte vio entrar a Maximiliano y cuando la divisó, se acercó directamente a la mesa donde ella y su padre estaban ubicados.

- ¡Qué agradable sorpresa! Dijo Maximiliano.

En realidad, para ella sí que fue una sorpresa, pero nada agradable y menos cuando él procedió a sentarse en la misma mesa.

El padre de Charlotte divisó unos viejos amigos y se acercó a saludarlos dejando a Charlotte en la mesa con el Maxi y las otras personas.

-Estás muy hermosa, te ves espléndida.

-Gracias.

E inició una conversación indagando lo que había sido su vida luego de su salida de la universidad, vale decir, su bagaje profesional.

Ella notó que se tomaba los tragos como si viniera del desierto y estuviera muy sediento.

Cuando Charlotte se levantó de la mesa para ir al tocador, Maximiliano se acercó a la mesa del buffet a servirse algo para comer, pero en lugar de devolverse a la mesa con el plato servido, se dirigió al área de los cuartos de baño. En lugar de entrar al de caballeros, se coló en el de las damas y cerró la puerta por dentro. Charlotte se retocaba el maquillaje y lo vio entrar.

- ¿Qué estás haciendo aquí adentro y con ese plato de comida en la mano?

-Este es el de damas, te equivocaste.

-No, la equivocada eres tú, estoy aquí porque te vi cuando entraste y quiero estar contigo a solas un momento.

-Necesito que hablemos.

-Pues vayamos a la mesa, ahí podemos charlar todo lo que tú quieras.

-Dije que quiero hablar contigo, no con mil testigos escuchando lo que voy a decirte.

-Entonces llámame al móvil, te daré mi número para que me llames, pero salgamos de aquí ahora mismo.

Él guardó el número en su móvil, y le repicó a ella para que lo guardara, pero no se movió del sitio.

-Abramos la puerta y nos vamos de una vez.

En lugar de obedecer el ruego femenino, la tomó entre sus brazos y la besó apasionadamente.

Ella se resistió e intentó apartarlo de sí, pero no tenía la fuerza suficiente.

-Déjame ir por favor, ya no somos unos niños, afuera está mi padre esperándome, no puedo quedarme aquí por tanto tiempo, además puede venir alguien a utilizar el tocador, tienes que salir, abrir la puerta. 

-Pero yo te amo, sé que tú a mí también. Te sentí estremecerte y vibrar entre mis brazos.

-Pero eso fue hace mucho tiempo, me había enamorado de una persona que no eres tú, te había idealizado. Ahora he conocido a alguien que sí llena mis expectativas; me atrae como hombre y me satisface plenamente saciando todos mis anhelos, lo amo con todos mis sentidos.

-Me vi forzado a casarme con una mujer a la que no amo y siento que soy un infeliz. Ahora que te he encontrado, nuevamente, estoy dispuesto a dejarla para empezar una nueva vida a tu lado. Me niego a olvidarte.

-Mantengo tus mensajes de voz en mi móvil para oírte en las noches, y sentir que me hablas aún y que estás cerca de mí.

-Creo que estás algo trastornado.

-En este momento lo que estoy es ebrio.

-Y por supuesto que estoy trastornado; volverte a ver fue revivir todo el volcán que siempre me produjiste, para luego dejarme ir, debiste pedirme que no me alejara de ti cuando te llamé para despedirme.

-Si tú me sacudiste como a una mota de polvo cualquiera, ahora resulta que también voy a ser la culpable de tus errores, tu escogiste el dinero, tu buena posición una vida cómoda asegurada pero el verdadero amor no tiene precio.




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