A bordo del Black Lightning of Ra, orbitando el planeta Centurion II.
5 de septiembre, año 2553. Calendario militar.
—Es imposible, ni Kaira ni tu habían fijado coordenadas para el salto —dijo señalando a Saira Sullivan estaba furioso, la flota de Zameer estaba orbitando Centurion del lado opuesto del planeta —. Cabe la posibilidad de que al abrir la brecha el zealot ya se encontrara dentro del crucero. Y gracias a ello ahora los tenemos de nuevo tras nosotros del otro lado del planeta.
—¿Qué piensa hacer al respecto? —preguntó Dina, con sus spartans a un lado.
—No puedo hacer nada —dijo Sullivan, cruzándose de brazos —. Un ataque de nuestra parte (o de la suya) equivaldría a dirigir al Ra directo al sol. Y no estoy dispuesto a perder a la tripulación en un fallido intento de demostrar poderío. Soldados, su misión es bajar a la superficie y apagar los sistemas de transmisión de la base Arrow. Nada de lo que está almacenado en su base de datos debe caer en manos del Pacto, así que con la ayuda de Saira van a extraer la información y la traerán de vuelta al Ra antes de que la Imminent Darkness se decida a bajar y Centurion sufra el mismo destino que Reach. De ustedes depende el inicio y el curso de esta batalla.
—¿El curso, señor? —inquirió Caine.
—Todos queremos creer que con el primer golpe se acaba la pelea, Caine, pero lamentablemente solo le da comienzo —dijo el capitán intentando no sonar tan pesimista como lo pintaban sus palabras.
—Señor, no comprendo algo —dijo Terra, dudando de los hechos —, si la guerra humano-Pacto acabó en marzo del año pasado con el acuerdo entre el Inquisidor y Lord Hood, ¿por qué seguimos peleando?
—Porque la guerra la ha traído el Pacto Remanente —respondió Sullivan —. Es todo lo que queda del antiguo Pacto. No todos los sangheilis se marcharon junto al Inquisidor de vuelta a Sanghelios, así que una parte permanece fiel al viejo sistema ahora dirijido por el sangheili Jul'Mdama.
—¿Y cuál es nuestra función en todo esto, señor? —preguntó Dylan.
—Por ahora, sobrevivir. La operación que llevarán a cabo evitará que el enemigo se haga con la base de datos y comunicación más importante de todo este sistema, la base Arrow sirve como un cruce de comunicaciones para las otras diez colonias más cercanas y si perdemos este planeta le estamos entregando diez más a ese montón de genocidas. Preséntense en la zona de salto junto al resto de unidades de descenso para recibir instrucciones. Es todo, soldados, pueden retirarse. Ah, y por cierto 114 —le detuvo el capitán antes de que Dina saliera del puente, mientras los otros cinco se marchaban al lugar que les indicó —, esta es su primera operación seria, sé su mentora, muéstrales todo lo que sabes y, ten paciencia con Dylan, es todo un cabeza dura.
Dina asintió con una casi imperceptible media sonrisa, se despidió al estilo militar y fue tras su equipo. Aquello iba a ser realmente interesante si involucraba "Helljumpers".
o==[]::::::::::::::::> o==[]::::::::::::::::>
Dina se había sentado en unos neumáticos de warthog que estaban en el hangar. Desde ahí observó a los marines en su ir y venir a lo largo del recinto, con sus uniformes verdes y sus botas relucientes. Nada había cambiado desde que empezó a servir para el UNSC, las cadenas de mando seguían siendo las mismas y la presencia de los spartans estaba más fuerte que nunca. A pesar de ello no todos les dirigían la palabra. Por los pasillos escuchaba bromas que de verdad eran graciosas, acerca de lo mecánico que era el comportamiento de un spartan o de lo mucho que expresaban con tan solo tres palabras al día. La mayoría los miraba con respeto, eran titanes majestuosos que llevaban la paz o la guerra a donde fuera que sus odiseas los llevaran. Nunca faltan los temerosos que crean teorías conspirativas acerca de sus orígenes y sus acciones, o los celosos que los tachaban de asesinos encubiertos.
Pero, ya fuera por el respeto que imponían con su colosal tamaño, o por cualquier otra cuestión, los spartans eran por lo general seres solitarios. Acostumbrados como estaban a dialogar sobre tácticas u órdenes, entablar una conversación común y corriente no tenía sentido para ellos. Por lo menos para Dina, la generación de Spartans-II siempre fue la más reacia a socializar. Vivían para la guerra, tal era así que no contaban con un sueldo, no lo necesitaban como aquellos que tenían casa aparte y un lugar a donde retirarse. Y no es como que les importara. En cambio, la generación de sus nuevos compañeros era, incluso, de menor tamaño y complexión, siendo más amistosos y liberales que sus predecesores.
Dejando sus observaciones de lado, Dina se levantó y lentamente caminó hasta donde debía reunirse con las tropas. Su mente vagaba entre los recuerdos de los tres soldados con quienes convivió, jamás les dijo algo parecido a un "te quiero" o "me caes bien", pero sentía sus ausencias tan claras como el agua.
o==[]::::::::::::::::> o==[]::::::::::::::::>
Todas las unidades de descenso que habían sido designadas entre los ODSTs (o SCDO: Soldados de Choque de Descenso Orbital), estaban listos para bajar a la superficie de Centurion II, a 2 kilómetros de la base Arrow. Los spartans se sentían algo incómodos (por no decir que Dina ers la única realmente incómoda), no era su área de trabajo ni mucho menos solían tratar con demasiada gente (o lo que ellos consideraban demasiada, que vienen siendo dieciséis, dos unidades de SCDO). Y así como nadar es propio de peces, las conductas antisociales van de la mano con los spartans. Mejor dicho, les arrastran sujetos del brazo.
«Valor... Valor... » se repetía Dina una y otra vez en su mente, recordando las palabras del zealot, las cuales habían tenido un efecto más fuerte de lo que aparentaban «Valor... » se dijo a sí misma al mirar la cápsula de inserción en la que tenía que entrar para saltar a tierra. Era reducida para alguien de su tamaño, pero no tanto si se comparaba con el tubo criogénico en el que estuvo. Intentaba convencerse a sí misma de que meterse en semejante compartimento y salir de él no le tomaría más de unos minutos.