Ahora, en nuestros días, pareciera imposible confiar en las promesas de Dios. Quizás porque cuando salimos de casa vemos muchas cosas que no concuerdan o no está manifestándose el amor de Dios, o al encontrarnos en familia nos resulta sensato no mencionar algo acerca de Dios pues muchos familiares se escandalizarían.
El amor a Dios se va enfriando a medida que vamos en el camino de su voluntad; en ocasiones nos sobreviene cansancio o las fuerzas se nos agotan, nos llegan las dudas y no hallamos respuestas. Quizás no vemos resultados de estar perseverando con fe. Es entonces cuando nos parece que nuestras oraciones pierden sentido, o como que no estuviéramos haciendo bien nuestras oraciones y simplemente pensamos que Dios no nos está escuchando.
En este mundo encontraremos aflicción, quizás estamos buscando resultados a partir de los estándares de este mundo. Pedimos un empleo mejor y que se nos reconozca por tener este mejor empleo, o quizás cuando pidamos tener la cantidad de dinero para desenvolvernos con más holgura, esperamos se note o sobresalga estas bendiciones en quienes están cerca de nosotros.
Es decir, esperamos que las bendiciones de Dios nos hagan superiores, anhelamos el reconocimiento del mundo.
Dios obra en medida de nuestra fe, las bendiciones llegan de Dios eso debe estar muy claro en nosotros, pero no estamos en la capacidad de notarlo o percibirlo. Todo esto, por los estándares de este mundo. Pensamos que Dios no está obrando. Entonces, jamás se habrá obrado por fe o no nos habremos movido por fe.
Nos desenvolvemos como uno más en este mundo o no podemos hacer lo que Dios quiere pues estamos notando solo nuestra voluntad en todo y no en la voluntad de Dios; y es así como perdemos la fe continuamente.
Dios anhela que los resultados que obtengamos a partir de la fe sean para su gloria y no guarda relación con este mundo de maldad.
«Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho? Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.»
Confiar en las bendiciones de Dios te ubicarán más cerca de Dios y no más cerca de las personas; qué significado tiene ganar todo en la tierra si no te sientes cerca de Dios. Es por lo que, para muchas personas Dios es imperceptible y para otras todo lo contrario.
No dudes de las promesas de Dios. Dios actúa, aunque pareciera que nadie lo nota, si solo tú lo notas y la fe te mueve a continuar no dudes que eso sobresaldrá entre los que tienes cerca. Obra por fe que eso es realmente lo importante.
«Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?»
Si actuamos por fe estamos elevándonos al nivel espiritual que Jesús anhela de nosotros. Porqué seguimos pidiendo cosas simples a Dios. Si tenemos fe debemos pedir que este monte se quite de nosotros y se vaya al fondo del mar, si no lo dudamos, el monte obedecerá.
«Así que no se preocupen, preguntándose: “¿Qué vamos a comer?” o “¿Qué vamos a beber?” o “¿Con qué vamos a vestirnos?” Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que lo necesitan. Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.»
La fe nos conducirá por el camino correcto, no por el camino que recorren quienes anteponen sus intenciones a las de Dios.
Si nos hemos percatado ya, muchas de las cosas que pudimos sobrepasar aun haber podido parecer imposibles de sobrellevar han sido porque nuestra fe nos ha conducido a donde nos encontramos ahora. Dios ha hecho tantas cosas en nosotros que es necesario reconocerlo como amo y Señor de nosotros.
Jesús vino y nos enseñó todo esto porque Él mismo lo vivió como hombre, no se movía por las fuerzas de este mundo, se movía por las fuerzas del cielo y eso sustentó toda su vida; su mensaje llenó nuestros pensamientos y cambió nuestra actitud por cuanto nos ha llamado a la conversión. Jesús no necesitó más y con solo eso lo consiguió todo en la tierra y en el cielo.
«Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres.»
No busquemos encumbrarnos nosotros mismos, seamos humildes y sencillos porque es Dios quien obró en nosotros. Solo somos siervos inútiles pues lo que nos dijo que hiciéramos, hicimos. El ejemplo más alto de humildad y humillación la tenemos en la virgen María.
En aquel tiempo, en el pueblo elegido por Dios, Israel, se conocía de la profecía que la virgen concebiría, a aquella nación le nacería el mesías y salvador. Y cuando María fue designada por el ángel Gabriel para concebir el niño por obra del Espíritu Santo para que por Él muchos se levanten y otros caigan. Qué fue lo que hizo ella.
Ella no pidió los lujos propios de tal designación, no pidió el palacio con los servidores para atenderla.
Cuando el ángel le dio a conocer que por ella nacería el mesías y salvador dijo.
«Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho. Y el ángel se fue de su presencia.»
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Editado: 02.02.2024