Le gustaba ver las demostraciones de afecto, amaba las escenas espontáneas, esas dónde los sentimientos se leen en la mirada.
Podía reír con la cosa más sencilla y estúpida, pero terminará llorando sin razón.
Tiene esa faceta empalagosa donde va obsequiando abrazos y buenos deseos, pero basta con distraerte un instante, al siguiente estará enfadada sin motivo.
Puede amarte durante un minuto, un día, quizás una vida; y te odiará al siguiente día, hora o minuto.
Pero no es culpa tuya, tiene arrebatos donde no quiere sentir nada por nadie.
Y es que ella es así.
A ratos te detesta y a ratos te quiere.