No entiende la situación ni su indiferencia.
Es palpable en cada momento, él rechaza su presencia.
Ella entregó todo, no era posible quererlo más.
Pero ya nada queda de su amor, solo restos de besos forzados.
Y actitudes amables, para no hacer la vida insoportable.
Abunda el silencio, donde él le grita que a su lado no es feliz.
Está sufriendo, llena de impotencia.
Con la creencia de que él era el hombre de su vida no se daba por vencida.
Iba afirmando que por amor todo era válido.
No pudo convencerle de que se quedara.
Y él se fue, ella lo perdió.
Se quedó con lo que habían vivido.
Bajó la mirada y se ahogó entre sollozos.
Sabiendo que el fruto en su vientre sería el único consuelo.