Ella asegura que no le interesa enamorarse.
Le traiciona la razón.
La domina el corazón.
No sabe luchar contra el amor.
El deseo se apodera de su ser.
Abandona la serenidad y se va a la locura.
Mendiga sus besos, anhela sus caricias.
Pero siempre se repite la misma historia.
Se fija en quien no se enamora de ella.
Y por eso tiene el alma herida.
Una vez más ha perdido la batalla.
A instantes se alegra de haber fallado.