Capítulo 2

Llegamos al puesto militar y la fila que había era larguísima, miramos nuestros relojes y apenas habían pasado 5 minutos desde las 10. Estuvimos esperando media hora hasta que llegamos a la garita de inscripciones. La persona que estaba adentro de ella era una chica joven, no más de 30 años, su pelo era castaño oscuro y de ojos color miel, aunque su cara era de pocos amigos. Deje que Tetsuji fuera primero, más que nada para ver el procedimiento a seguir. La chica le paso una tablet y un lápiz óptico. Ahí debía llenar sus datos personales. DNI, lugar de nacimiento, fecha de nacimiento, etc. Luego la chica le pidió que entrará a una especie de tienda de campaña donde le sacarían una foto para colocarla en su tarjeta de identificación. Al terminar el papeleo, dos mujeres vestidas con ropa de hospital y mascarillas. Se llevaron a Tetsuji a una caseta que se encontraba atrás de la garita. Al entrar Tetsuji escuche una voz que decía "¡Siguiente!" Mire al frente en la fila y me di cuenta que yo era el siguiente. Me agarro un nerviosismo que nunca había sentido. Aun recuerdo cuando mi mamá me contaba historias de terror sobre esos demonios que habítan en el sur y en África. Aunque sabía que no debían ser tan verdaderas esas historias, sentía miedo de ver esos grandes seres transparentes y aún peor, tenía miedo que tomarán mi cuerpo para lastimar a otros o incluso a mis amigos. Mientras caminaba hacia la garita mi corazón se aceleraba y mi mente decía "¿Y si huimos? No nos atraparan si corremos" Fue tarde para decir cuando me vi cara a cara con la chica de la garita

—Toma la tablet y el lápiz. Rellena todos los datos que te piden aquí, y luego ve a la tienda de al lado para que te tome una foto —Me indicaba la chica mientras yo sudaba frío y caía en las garras de la desesperación.

Tenia una lucha interna dentro de mi cerebro, una parte quería que dejara ese lugar y me fuera lo más lejos posible, a una cabaña abandonada dentro de un bosque del estado de Montana sería lo mejor. Mientras que la otra parte decía que debia rellenar mis datos y que debía afrontar mi destino. Por suerte o desgracia, gano el lado de enfrentar mi destino 
Mientras esto pasaba, la chica que estaba en la garita me empezaba a mirar raro, seguro su pensamiento fue "¿Porque este estúpido tarda tanto en tomar la tablet?" Y me lo dejo más claro cuando ella mismo me lo dijo

—¡Vamos, no tengo todo el día! Rellena tus datos, vamos, vamos —Decía con un tono enojado y apurado

—Perdón señorita, no quise enojarla —Dije yo con vergüenza y pena. Me imagino que ella debió estar todo el día atendiendo a gente como yo después

Termine de rellenar mis datos y fui a tomarme la foto. Entré a la tienda y me desplome, había estado aguantando para que mi hermana no me viera en ese estado de agonía mental y física que tenia, y ahora que estaba en lugar cerrado decidí soltarme y caer. Caí de cara y mi nariz se rompió y empezó a soltar mucha sangre. La chica que tomaba la foto era la misma de la garita y al verme en esa situación fue rápido a ayudarme

—¿¡Qué te pasó!? ¿Estas bien? ¿Necesitas ayuda? —Pregunto angustiada

—No me siento muy bien, me dio un mareo y me caí. Creo que me rompi la nariz —Le dije, mientras ella se arrodilla y colocaba mi cabeza arriba de sus piernas

—Mierda, no tengo una almohada aquí ¡Ayuda! —Empezó a gritar mientras yo estaba semi inconsciente y chorreando sangre de la nariz

Al final me termine desmayando, no pude aguantar la situación y termine dominado por el miedo. Al despertar, me encontraba en una sala de enfermería, estaba acostado y con tubo entrando por mi brazo izquierdo. Aunque escuchaba bien, aún veía con dificultad, distinga algunos bultos que decía que eran personas, luego de unos segundos empecé a ver con claridad. Había dos enfermeras, un soldado y la chica de la garita. Rápidamente me sentí culpable por la chica, ya que seguro había tenido que cerrar la garita por mi. Apenas moví un dedo y escuche como la chica me decía "¡Por fin despertaste maldito infeliz. Tuve que abandonar mi trabajo por ti!" Si no fuera por el soldado que la contenía, seguramente se hubiera lanzado contra mi y me hubiera ahorcado hasta matarme. Por suerte el soldado la contuvo y la tranquilizo. 
Aunque creo que terminar con mi vida en esa situación no hubiera sido mala idea. Entonces escuche que el soldado mandó a la chica a su garita otra ves. Me dije a mi mismo que le pediría perdón cuando la viera aunque eso conlleve a mi muerte. El soldado se giro y me miró directamente a los ojos o eso quiero creer porque llevaba una máscara de gas y apenas podía ver sus ojos atraves de la máscara. Se acercó a mi y se puso a un costado de la cama. Entoces empezó a hablarme

—¿Que te paso chico? —Pregunto con su voz que se distorsionada con la máscara

—Perdón señor, es que me sentí mal y me desmaye —Dije con un tono de lastima porque aun me sentía mal por lo que le hice pasar a la chica de la garita

—¿Tienes alguna enfermedad que pueda derivar en esto? No se ¿Diabetes o algo así?

—No señor, al principio de año me hice un chequeo general y no tengo nada

—Entoces son los nervios ¿Verdad? —Pregunto con sarcasmo

—Creo que si señor

—Ja —Suelta una carcajada y camino hacia una cortina. Al correr la cortina logró ver una fila de camas llena de chicos y chicas en el mismo estado que el mio —58 en total, menos mal que esta sala es grande porque o si no, no sabría donde meterlos a todos
Entonces el soldado camino hacia unas escaleras que había en el extremo izquierdo de la sala, allí había un pequeño podio donde coloco su casco al sacarlo. Me sorprendi al ver que era un chico muy joven, entre 20 y 25, era de pelo rubio y ojos verdes. Su ropa me recordaba mucho a los SAS británicos y hacía juego con el tatuaje que llevaba en el cuello. Era un dragón negro y azul rodeado de unas nubes moradas. Entoces sacó un celular y mientras miraba el móvil empezó a hablar