Capítulo 5
Solamente cargo conmigo una mochila, bendita suerte que Lizet dejó en esta mi espejo mágico de bolsillo.
Llevo apenas cinco minutos de caminata y mi estómago ya empieza a sonar, tengo demasiada hambre; quisiera saber si las bayas que hay entre los arbustos son venenosas, creo que la única manera de saberlo será probándolas.
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Estos frutos no satisfacen mi hambre pero en este momento hay cosas que me preocupan mucho más que mi estómago sonando.
-Espejito ¿Podrías decirme la hora por favor?
-Está apunto de anochecer señorita Luci.
Aquí hay algo raro, es un…presentimiento, no me gusta lo que se siente aquí, no veo nada extraño pero…
-Espejo, dime que es lo que me asecha por favor.
-Es una chica que usted ya conoce señorita. Viene cargada de una mochila y por el momento sin alguna compañía.- Sé que no me habla con voz fuerte pero espero por Dios que solo yo lo haya escuchado. No sé cómo pude ser tan ingenua como para creer que me podría librar de esa chica así de fácil.
Hay una cascada que parece tener un pequeño espacio entre las piedras y el agua, quizá me pueda ocultar ahí al menos hasta que amanezca.
En este espacio del bosque no hay tantos árboles, es como si formasen un gran círculo alrededor de la cascada, (la cual por cierto es muy linda). Tiene unas grandes rocas con algo de moho en ellas y eso hace que a la vista sean muy bellas.
Si no me equivoco, es lo suficientemente alta como para yo pasar por el agua sin tener que agacharme, pero más vale prevenir. Quisiera no tener que mojarme, pero el ocultarme en esa mini cuevita es por ahora mi única opción para seguir siendo “libre”.
Voy lentamente caminando hacia el agua. Ya estoy en el espacio entre piedra y agua y creo que ya escucho pasos cerca de mí. No logro ver nada de lo que sucede fuera de la cueva y el sonido del agua cayendo es muy fuerte.
Espera, el sonido del agua cayendo es muy fuerte. Entonces… ¿Por qué escucho pasos?
Bastaron simples segundos para que de nuevo alguien me tome a la fuerza. Siento como una mano me tapa la boca mientras otra me toma del brazo con fuerza haciendo que camine hacia atrás con algo de torpeza. Una gota de sudor pasa por mi rostro gracias a los nervios y el cansancio. Sin poder mover mi cabeza un solo segundo, logro escuchar un sutil deslizamiento de algo; puede que esté volviéndome loca pero creo que es el muro de piedra lo que se desliza, porque seguimos dando pasos lentos hacia atrás.
Al fin la persona voltea su cuerpo guiándome frente a él (o ella), hay escaleras que parecen llevar a lo que sería un hogar improvisado. Al ir bajando las escaleras lentamente se escucha como de nuevo la puerta se desliza. Poco a poco, nos adentramos más a una luz artificial de color algo amarillento. Quedan pocos escalones y ahora logro ver los muebles, sillas, cuadros y lo que creo son habitaciones.
Creería que es ridículo que haya tanto bajo tierra, pero después de dragones, hadas y alguien que dice buscar justicia; creo que ya no me sorprende tanto.
Las manos ya no me sujetan con fuerza, con cada escalón se sentía menos presión. Ya estando en el medio de lo que parece ser una sala; sus manos me sueltan. Con rapidez intento apartarme lo más posible de…de él.
Choco con un mueble que tiene muchos libros que amenazan con caer. Estoy asustada y creo que también estoy temblando. Él se nota muy calmado, parece ser una buena persona pero no quiero detenerme a preguntarlo. Busco cualquier cosa con mis ojos que me pueda servir como arma, pero lo único que veo son sillones, una mesa y muchos libros.
Justo cuando por mi cabeza cruza la idea de aventar libros hacia su dirección, me hago consiente de algo…
-¿Yo…yo te conozco? -No sé si es pregunta lo que sale de mi boca, pero creo que así suena.
Su rostro me es irónicamente demasiado conocido, pero no logro entender por qué. Él no me dice nada acerca de lo que dije o del porqué me tomó a la fuerza.
Camina hacia mí y me siento muy asustada, olvido mi torpe plan de aventar libros y simplemente cierro los ojos esperando lo peor; por qué demonios me tienen que pasar estas cosas a mí. Pero nada, no sucede nada, ya abro mis ojos y se ha ido. Sé que tengo mucho miedo pero mi curiosidad se encarga de ponerse al mando y saber si se fue al cuarto que hay al lado mío.
Tengo miedo. Miedo. Miedo. Miedo. Pero me muevo un poco a mi derecha y me asomo por el marco sin puerta junto a mí. Creía que esto era un cuarto pero parece ser una cocina, esto es algo extraño, al fondo de esta, justo en frente del marco en el que estoy, hay otra puerta, quizá esa puerta y la que hay a mi izquierda si sean habitaciones. La cocina se ve limpia pero algo descuidada, no hay muchas cosas pero si está el ahí. No veo qué es lo que está haciendo, solo puedo ver su espalda y no me arriesgaré a acercarme más a él, mejor lentamente me alejo del marco y me dirijo a uno de los sillones que hay en la mini salita para sentarme.
Pensamientos y pensamientos no dejan de llegar, no parece ser tan grande, quizá… ¿18? Sé que no vi su rostro por mucho más que unos segundos pero es que su cara… esos ojos color miel… esas facciones tan finas… por el momento no sé quién sea pero espero no demorar mucho en saberlo.