Capítulo 9
Mientras yo me encuentro sentada en una silla al lado del comedor, ellos discuten frenéticamente en una habitación desde hace un buen rato; he intentado entrometerme lo menos posible, pero es inevitable escuchar alguno que otro grito de parte de Lizet. Creo que no está muy contenta con Marco por haberme dejado escapar.
-A veces me cuesta demasiado creer que somos familia -Declara Lizet mientras sale de la habitación en la que se encontraban ambos.
-Créeme que a mi igual -Dice Marco detrás de ella, con un sentimiento que parece ser pesadez.
Yo solo me quedo con los ojos bien abiertos mirando a ambos hasta que notan mi presencia y bajo la mirada rápidamente. Ahora solo escucho un suspiro y pasos alejándose y otros llegando a mí.
Marco se sitúa a mi lado en otra silla y pone su mano sobre la mía, levanto mi vista y sus ojos ámbar me observan con atención y ternura.
- ¿Cómo te encuentras? -me dice con tranquilidad- ¿Quieres comer algo?
Quisiera responder alguna de sus preguntas, pero mi mente y mi boca no cooperan para nada, sin embargo, Lizet parece tener mucho para decir porque acto seguido está ella gritándole de nuevo a su… ¿Familiar?
- ¡Dios santo deja ya de tratarla así! -Agita sus manos hacia arriba y abajo pero su hermano sigue mirándome y masculla un “discúlpame”, se levanta y da la vuelta para encarar a Lizet y ella continúa- ¡Entiende de una vez que debemos dejar atrás todo maldita sea!
-El hecho de que ella sea nuestra salida de aquí no implica que tengamos que tratarla como una mierda Lizet.
-En serio que colmas mi paciencia Marco -ella se aleja de él y se dirige a la alacena y toma una caja de cereal que comienza a engullir como si no hubiese comido en días.
Un suspiro largo sale de ambos al mismo tiempo y Marco procede a regresar junto a mi con la cabeza gacha.
-Perdona a mi hermana, es una controladora compulsiva, pero no es mala persona
Mientras el pronuncia estas palabras veo a Lizet sumida en un trance mirando hacia el piso mientras come el cereal ya de una manera lenta.
Así que…Hermanos. Me quedaba muy claro que eran familia desde antes que lo escuchase. Los dos tienen esos ojos ámbar tan grandes y, sus facciones finas. Tan similares que me hacen creer que, si cambiasen su corte de cabello por uno similar, serían la misma persona.
Marco me sostiene la mirada y parece emanar un sentimiento similar a la nostalgia, tristeza, quizá algún tormento que lo mantiene despierto por las noches y le hace tener esas ojeras marcadas bajo sus ojos. Él me sonríe con afecto y se levanta nuevamente para dirigirse a la cocina donde se encuentra su hermana ahora con la mirada en mí.
-Deberíamos decirlo lo que sucede, ella no se merece esto-dice Marco en susurros casi inaudibles, yo pongo mi mirada en la ventana que se encuentra a mi lado para que no piensen que los escucho.
-¿Y acaso nosotros si nos merecemos esto Marco? Ninguno de nosotros pidió estar aquí-por unos segundos todo queda en silencio- Ellos nos hicieron esto y la manera más sencilla de terminarlo es atacando con lo que más les duele, es una pena que eso sea ella.
Mi espalda se pone rígida al escuchar sus palabras expresadas de una manera tan dura. Aunque yo no los conozca creo que merezco saber la verdad de lo que sucede aquí, porque la verdad lo único que están logrando es que me de una migraña horrible. Y como por arte de magia Marco parece haberme leído la mente.
-Ella merece la verdad -dice con aún más rudeza que su hermana.
Lizet voltea los ojos y suspira pesadamente.
-Haz lo que quieras ¿Bien? Solo…no dejes que escape de nuevo. -camina hacia el cuarto y azota la puerta detrás de ella.
Juego con mis manos para estabilizar mis nervios y si quiera notarlo, Marco ya está de nuevo junto a mí.
-Quizá ya lo dije muchas veces, pero en serio lo siento -Esta vez sus ojos no me miran, se quedan inexpresivos hacia el piso- Siéndote sincero ni si quiera sé cómo explicarte todo lo que sucede, y creo que, aunque mi hermana no lo llegue a admitir, lo único que ella quiere es protegerte.
-Protección -susurro levemente
- ¿Qué?
-Nada, es solo que protección es lo que menos siento estando con ustedes. -Tanta ironía deja que una pequeña risa escape de mis labios. Mientras el parece estar herido por mis palabras.
-Sé que esto es confuso, estresante y que parece que nosotros somos los villanos de tú historia. Pero te puedo jurar que no es así Lucía. Solo si me dejases… Es… -Un silencio ensordecedor queda entre nosotros; por más que él quiera explicarme lo que sucede aquí, no encuentra la forma de hacerlo, y empiezo a creer que lo mejor es simplemente apagar mis sentimientos y seguir como si esto no fuese a terminar en desastre para mí. -Lizet y yo somos mellizos, quizá ya lo notaste. Ella y yo nos la vivimos peleando, pero sé que, si alguno de los dos llegase a tener su vida en riesgo, el otro se sacrificaría sin pensarlo.
“Nosotros conocemos a tus padres de toda la vida supongo, al igual que a ti -Es evidente que mi rostro solo refleja sorpresa y el me sonríe para tranquilizarme- No estamos seguros de cómo sucedió o porqué lo hicieron, pero nos encerraron a los tres aquí, y tomando el riesgo a equivocarnos, necesitamos tu ayuda. Sin ti sería imposible salir de esta ensoñación. Sin ti nuestra vida está condenada a ser una mentira.