En el reino

CAPITULO 13

Hurgando entre los reinos y pueblos de nuestro planeta, nos encontramos con el lugar donde todos los hechos ya mencionados suceden.

Un castillo enorme se encuentra a una de las orillas del reino, este cuenta con varias torres y todo tiene un color grisaceo; a pesar de tener grandes jardines a su alrededor pareciera no albergar vida pues todo se encuentra en sumo silencio.

Me adentro al castillo hasta llegar al sótano, aquí es donde sucede la magia.

-¡Pero ¿Cómo es posible que esto vuelva a suceder?! -grita ella; una mujer tan perfeta como el mismo cielo, capaz de irradiar luz para enternecerte o helar el ambiente lo suficiente como para dejarte sin palabra alguna.

En una habitación a la que no le da la luz del sol, con aproximadamente 18 personas dentro y, la mayoría apegadas a sus computadoras, el caos reina en este lugar.

- ¡ESTO NO DEBERÍA DE ESTAR PASANDO! -grita sin estribos.

-Ya cariño, tranquilízate. -el intenta calmarla, aunque sabe a la perfección que es en vano- Solamente reiniciamos el asunto y el problema se arreglará.

En ese momento él ve a las personas de la habitación intentando obtener una respuesta positiva de ellos, pero lo único que recibe es silencio puro y rostros que transmiten miedo. Justo cuando la reina está apunto de estallar en cólera nuevamente, el rey la toma de los hombros y habla de nuevo:

-Díganme qué sucede -esta vez su voz es más firme y autoritaria, mostrando que sí, el es el calmado de los dos, pero sigue siendo el jefe- ella no les hará daño, pero necesito que hablen ahora mismo sino quieren que los saque a la calle ahora mismo.

Todos los empleados comenzaron a verse entre ellos, saben perfectamente que no los despedirán pues necesitan de ellos para que todo siga funcionando, pero vasta una simple mirada de ella para que los nervios se le suban.

-Lo sentimos alteza, pero…

- ¡Voltea a verme cuando me hables! ¡Jamás bajes la mirada al estar en la misma habitación en la que yo me encuentro! -sus ojos reflejan por completo sus sentimientos, siempre ha sido muy transparente en cuanto a su furia. Le gusta hacerle saber a las personas que ella tiene el control a donde sea que vaya.

-Si. Si. Lo siento mi señora- dice el muchacho levantando la mirada y aguantando las lágrimas que amenazan en sus ojos.

- ¡Habla! No tenemos todo tu tiempo -ella voltea los ojos y espera con poca paciencia.

-No es posible reiniciar el sistema en estos momentos; tendríamos que esperar al menos…3 horas aproximadamente.

    En otras palabras, tres días para ellos.

Al escuchar esto, ella se retira del lugar dirigiéndose al elevador sin decir ni una sola palabra. Su molestia es sumamente palpable en el ambiente, pero no hay lugar para reclamos, estos no servirían de absolutamente nada. Sus gritos y molestia no cambiarán nada en su historia. Ya cuando el ascensor se encuentra en otro piso, el rey toma valor para hablar.

-Discúlpenla, saben que a mi esposa no le agrada la idea de que nuestra hija esté en el mismo sitio que ellos y, que como si eso fuera poco, que sigan encontrándose.

-Lo sentimos señor-habla otro empleado desde la esqu8ina del sótano- esto es lo único que podemos hacer si quieren que mantengamos encerrados a los tres. -Hay una pequeña pausa en la que el alargado muchacho piensa bien sus siguientes palabras- Todo sería más fácil si ustedes dejaran salir a…

- ¡Basta! Basta. No la sacaremos de ahí -Egil Greco nunca ha tenido problema con demostrar sus sentimientos y emociones, Lucía tiene ese aspecto en común con su padre. Pero por primera vez no sé qué emoción es la que tiene en este momento- Que pasen linda noche. Reinicien todo en cuanto puedan y manténganos informados de todo por favor.

-Por supuesto señor.

-Y les agradecería que dejen de criticar las decisiones que tomamos mi esposa y yo.

Nadie habla pero todos asienten con la cabeza.