Finalmente Luci

Te lo imploro

CAPITULO 14

Vamos ya saliendo de la cueva y quedo encandilada con el sol naciente al horizonte, el hecho de ver la luz del sol pasar entre los árboles y arbustos crea un paisaje maravilloso.

-No sé cuánto falta para que nos reinicien así que no quiero demoras -dice Lizet mirándonos simultáneamente.

-Vale, vale, entiendo. Sin demoras. -Me mira y me guiña un ojo mientras sonríe.

Evado su mirada y observo el bosque a nuestro alrededor. Lizet camina delante de nosotros y lado a lado Marco y yo la seguimos. Soy torpe al caminar y en múltiples ocasiones Marco tiene que darme su mano para poder pasar por encima de troncos o hendiduras en el piso.

******

Hemos caminado lo suficiente como para sentir que las plantas de mis pies están ardiendo; parece que pronto caerá la noche y me parece algo ilógico, salimos cuando el sol apenas tocaba el cielo y ya va a oscurecer. El tiempo no pasa con normalidad aquí.

-Ya casi llegamos, mañana seguiremos con la otra mitad del camino, mientras tanto hay que quedarnos con ellos.

-Lizet, sabes perfectamente lo que opino de esas cosas -mientras el habla se acerca a su hermana para poder hablar de manera más baja y no tener que gritar, yo me quedo unos pasos atrás pero alcanzo a escuchar todo.

-Si, si, lo sé. ¿Pero que quieres que hagamos Marco? ¿Que nos quedemos a dormir a la intemperie arriesgándonos a que nos coman?

-No lo sé -mira un momento hacia atrás y encuentra mi mirada- quizá simplemente podemos quedarnos aquí. Hacer una vida.

Lizet se detiene abruptamente y casi choco con ella; Marco se detiene un segundo después y mira confundido a su hermana.

-En serio me vas a decir que quieres vivir aquí, encerrado. Una maldita vida falsa, eso es lo que quieres.

-Cálmate -me mira de reojo y noto su preocupación- es solo que…Acaso nuestra vida es mejor allá afuera -su voz es casi un susurro.

Lizet sigue el camino que había dejado en pausa y no dice ni una sola palabra. Al menos no hasta que llegamos a ese lugar.

Una cúpula gigante hecha únicamente de plantas, es hermoso y pareciera haber sido sacado de una película de fantasía.

-Soy Lizet, hemos llegado -su voz es algo fuerte pero suena monótona, como si hubiera tristeza en ella.

Segundos después una puerta de flores se dibuja en la cúpula. Lizet camina hasta la puerta y tomo el pomo, enseguida la cúpula pareciera tener decenas de luces dentro, es una escena maravillosa. Abre la puerta y veo cientos de luciérnagas dentro de la cúpula y esas son… ¿Hadas?

Lizet me mira y parece ser que la tristeza se ha ido al verme tan asombrada por la vista frente a nosotros, le regreso la sonrisa y me acerco a ella lentamente.

-Es muy hermoso -nuestra mirada se encuentra y pareciera que el mundo desaparece a nuestro alrededor. Y esa fantasía dura apenas unos segundos pues Marco se pone a mi lado.

-Pero espera a que los conozcas, son tan extraños en serio.

La burbuja que se había creado entre las dos, revienta y regreso a la realidad, desvío mi mirada y me dejo deslumbrar por la vista. Lizet camina unos pasos hacia adentro y pregunta si ya tienen lista la cena.

-Señorita Lizet, ya era hora que llegaran, por poco los alcanza la noche -una pequeña hada con voz chillante se nos acerca, sus orejas son puntiagudas y pareciera haber salido de una pintura. Sus rasgos tan finos y delicados, es espectacular.

Marco toma mi mano y me guía hacia unas mantas y almohadas en el suelo que de seguro usan como cama. Yo procedo a sentarme pero el sigue de pie.

-Espera, te traeré algo. -se dirige contra el muro de plantas y como magia el desaparece sin chocar.

-Señorita Luci ¿Quiere agua o algo para comer? -me pregunta una dulce vocecita a mis espaldas.

-Ah, claro, un poco de agua no estaría mal, muchas gracias.

El hada hace lo mismo que Marco y desaparece, pero en cambio esta aparece segundos después con un a jarra y un vaso flotando a su lado. Me sirve agua y deja la jarra frente a mí. Lizet está al otro extremo de la cúpula hablando con varias hadas mientras yo sigo procesando qué demonios sucede aquí.

Si de por si ya me parece sumamente extraño lo que Marco me puso en esas hojas. Esto es demasiado para mi y solo logro agobiarme con tantos pensamientos en mi cabeza.

-Mira -aparece Marco detrás de mí y no del lugar donde se había introducido. Me muestra un ramo de flores y parece nervioso- Sé que probablemente tu no lo recuerdes, pero cada que nos encontramos te doy un ramo de flores diferente -yo lo observo y alargo la mano lentamente para tomarlo y acercarlo a mi pecho- Esta vez decidí ponerte peonias, creo que son una flor muy linda, no sé qué opines tú.

Su mirada es nerviosa, juega con sus manos y se lame los labios me mira con mucha ternura y parece que se va a marchar, pero yo lo impido. Doy palmadas al lado mío indicándole que se siente junto a mí.

El sigue nervioso, y sé que yo también lo estoy, pero ha tocado un lugar en mi corazón que me hace ser lo suficientemente valiente como para hablarle. Ninguno de los dos nos atrevemos a mirarnos, en cambio solo miramos el suelo o a las luciérnagas volando.



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En el texto hay: misterios, romance juvenil, lgbt

Editado: 09.08.2024

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