Finlo Quill - Pasaje Dimensional - Capitulo 1

CAPÍTULO 1 Tras las huellas de la historia

El profesor de historia, Nathan Bennett, de 35 años, ajusta el puente de sus lentes de lectura con el dedo medio de su mano derecha. Impecablemente vestido, con el pelo negro corto y ojos negros profundos, luce una camisa blanca y un chaleco gris claro. Detiene su discurso, toma un vaso de agua situado en su escritorio, bebe un sorbo y luego prosigue con su clase.

 

—Me alegra, siempre, ver a la clase tan concurrida, así que quiero que sepan lo siguiente: Esta materia es la más incompleta de todas las que verán este año y todos los años por venir. ¿A qué me refiero con incompleta? La historia humana como la conocemos, aún incluso con mucho desconocimiento, se remonta a unos 200.000 años, pero el mundo tiene unos 4.500 millones de años. Esto significa que solo conocemos, y únicamente en parte, el 0,004% de la historia total del mundo. Estamos hablando ni más ni menos de cuatro mil cuatrocientos noventa y nueve millones ochocientos mil años, donde solo podemos arañar apenas la superficie de ese pasado, estudiando los fósiles, las rocas y otros restos de la vida antigua.

 

Deja suavemente el vaso sobre el escritorio y retoma.

 

—Como para que tengan una dimensión de esto que estoy diciendo, imaginen que la historia del planeta Tierra es una película de 90 minutos y ustedes, de repente apasionados por la historia deciden verla en su plataforma de streaming preferida y se sientan a disfrutarla, ¿saben cuánto tiempo de película podrían ver?

 

—¿Solo un poco? —Pregunta una alumna sentada en primera fila.

 

—Menos que eso, si la historia de nuestro planeta fuera una película de 90 minutos —continúa el profesor— solo podríamos ver aproximadamente la mitad de un segundo de ella. ¡Una estafa de proporciones épicas!, Eso no es ni la intro de los títulos de apertura, ¡deberían devolvernos nuestro dinero!

 

Los alumnos ríen en el salón. El profesor continúa.

 

—Siendo más preciso en la comparación, solo veríamos en todo caso, medio segundo del final de la historia. Es decir que nos perdimos toda la película. Ese enorme vacío de conocimiento sobre la historia es el motivo por el cual yo estoy aquí, aprendiendo y enseñando. Me volví un amante de esta materia, no solo por lo que sabemos sino también por lo que desconocemos, la curiosidad me trajo hasta aquí.

 

¿Han existido otras razas en la tierra? ¿Civilizaciones enteras pueden haber caído sin que tengamos ni el más mínimo registro? ¿Cuántos animales ya extintos pueden haber existido sin que sepamos absolutamente nada de ellos? ¿Cuántas cosas de la historia perdimos? Créanme, hay más preguntas que respuestas. La fundadora de nuestro pueblo supo decir "La sabiduría que no se comparte es como una vela que arde en soledad, sin iluminar el camino de otros." Lo dijo mientras inauguró la biblioteca de esta misma Universidad hace 148 años.

 

 La historia de la humanidad y particularmente de nuestro pueblo está en nuestro ADN.  —Se escucha una notificación de un celular— En días donde la pantallas absorben y distraen las mentes de millones de jóvenes, es bueno que recuerden la importancia del conocimiento, porque, y ya para cerrar con esta clase, sabemos que Sócrates vivió en Atenas entre el año 470 y 399 antes de Cristo, no ha dejado ni un solo escrito. Nos enteramos por Platón, su discípulo, que alguna vez, al parecer Sócrates dijo. —toma el fibrón y escribe en el pizarrón: "Sólo sé que no sé nada"— esta frase, queridos estudiantes, es el mejor punto de partida para aquellos que quieran saber lo que pasó en el mundo desde su origen, con la información que tenemos; como también para aquellos que quieran permanecer receptivos al conocimiento y mantenerse humildes a lo largo de su vida.

 

—Eso sí. —Continúa el profesor señalando el pizarrón con el fibrón— "Sólo sé que no sé nada" no aplica como respuesta en exámenes o tendrán un cero.

 

Los estudiantes, quienes siguieron con mucha atención las palabras del profesor, rieron y aplaudieron. 

 

Los alumnos se retiran conversando mientras que Finlo Quill, nuestro protagonista, observaba apartado desde el fondo del salón, en silencio y con los ojos bien abiertos sin pestañear, como quien quiere absorber todo el conocimiento posible sin perderse de nada en el proceso.

 

Finlo tiene 15 años, si bien es estudiante de preparatoria, asiste con regularidad a las clases universitarias. El conocimiento es un regalo que él acepta con gratitud. Aunque no está formalmente inscrito en la universidad, para Finlo, poder acceder a estos momentos de aprendizaje son tesoros que acumula con entusiasmo. La escuela donde asiste Finlo está dentro del mismo complejo que la Universidad.

 

Él es un joven delgado de tez blanca, ojos marrones y pelo castaño. Su madre, Amelia Blaze, trabaja como bibliotecaria en la enorme y antigua biblioteca de la Universidad de Brookhaven. De su madre, Finlo heredó el amor por el conocimiento en general, las historias y sus posibilidades. Es debido a que ella trabaja en la universidad, que puede escabullirse a estas clases.

 

El profesor Bennett , se acerca a Finlo.

 

—¿Tú sí que no te pierdes ninguna clase, verdad Finlo? —le dice sonriente— y eso que no eres alumno mío.

 

—¡Profesor! —responde Finlo—. La clase ha sido genial ¿En serio solo veríamos medio segundo de la historia del mundo si fuera una película de 90 minutos? —Pregunta aún sorprendido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.