Flashback

CAPÍTULO 46

Llamé a la puerta de mi casa, y no tardaron en abrir.  

— ¿Marcus?, ¡Qué sorpresa! — dijo mi padre al vernos del otro lado de la puerta — Pasen — mi padre me saludó con un fuerte abrazo. Hacía semanas que no los veía. Estoy segura que me extrañaron tanto como yo a ellos.  

Apareció mi madre y se sorprendió al verme, pero se sorprendió aún más al verme acompañada de Marcus.

— Hija, te extrañé tanto estos días… ¿Y Marcus?, ¡Cómo has crecido!, la última vez que te vi eras un niño — se dirigió esta vez al chico — ¿Qué te trae por aquí?

— Vengo a presentarme formalmente — Marcus se encontraba nervioso y ni siquiera pudo agregar más palabras a su frase porque mi padre lo interrumpió. 

— ¿Vienes a pedirme la mano de mi hija?   

—No, aún no — respondió algo asustado al sentirse acorralado por la pregunta de mi padre.  

— ¿Aún? — pregunté levantando una ceja. ¿Acaso pensaba pedirme matrimonio después?, Marcus me sonrió con picardía, pero no negó el “aún”. Yo estaba perpleja.  

— ¡Se van a casar! — mi madre pareció emocionada por la noticia.

— No, todavía es muy pronto para pensar en eso — Marcus intentó aclarar las cosas de inmediato para que el malentendido no siguiera agrandándose — Ahora somos novios, nada más. Sólo creí que sería correcto darles la noticia personalmente.

— ¡Ah!, ¡Marcus! — mi madre lo abrazó con efusividad— Siempre te quise como mi yerno. ¡Estoy tan feliz! 

— Pasa, hijo, quédense a cenar — dijo mi padre mientras le palmeaba el hombro con camaradería a Marcus. ¡Qué fácil lo habían aceptado!, ¿Dónde están los celos de todo un padre protector?, pues al parecer, mi padre se había tomado muy bien la noticia de mi primer novio.   

La cena no fue nada incómoda como Marcus y yo esperábamos. Mis padres nos avasallaron de preguntas, pero no eran esas preguntas a las que a mí me gustan llamar “peligrosas”, sólo estaban interesados en saber cómo nos estaba yendo, cuando había vuelto Marcus, qué estudiaba, cómo estaba su familia… pero no todo puede marchar bien de manera indefinida. No, siempre la paz será perturbada por algún agente inoportuno, y ese agente inoportuno fue una pregunta de mi madre.

— ¿Cómo comenzaron a salir? 

Marcus y yo nos miramos con preocupación. Era una pregunta simple y nada fuera de lugar, seguramente esta pregunta se la harán a todas la parejas del mundo, pero, no era una linda pregunta para responder, o por lo menos, no lo era en nuestro caso, ¿Qué podíamos decirle?, nuestra relación era tan extraña que era incluso difícil de explicar para nosotros. Yo no podía decir que era un plan para poner celoso a Nicholas, porque echaría todo a perder y sería mi fin. Todavía ni yo misma había resuelto que haría con esta situación. Todavía estaba procesando mi rendición a Nicholas, y no me había dado el lugar de pensar bien lo de Marcus y yo. Realmente estaba en un grave aprieto si pensaba recibir una buena respuesta de mi parte, pero por suerte Marcus me sacó del apuro contestando por mí.

— No hace mucho que empezamos a salir — Marcus me miró con amor y me sonrió con esa sonrisa que pareciera que me despegara de la Tierra — La verdad es que hace mucho que yo estoy enamorado de su hija, y estoy feliz que me haya dado una oportunidad. Es como un sueño hecho realidad.

Mi corazón comenzó a palpitar luego de sus palabras, y sobre todo porque no dejaba de mirarme fijamente.

— Bien dicho — dijo mi padre levantando el tenedor en alto con un raviol — Tienen mi bendición…

— Y la mía también — agregó mi madre emocionada. 

— Denlo por hecho, tienen nuestro apoyo. 

Marcus sonrió agradecido y yo me pregunté si esto era correcto. ¡Si seguir manteniendo esto era lo correcto!, un dolor abrumador comenzó a bramar en mi pecho. Necesitaba hacer algo al respecto, pero no sabía si ya era muy tarde para dar marcha atrás… talvez era muy tarde para retractarse.

— Creo que iré a acostarme— dije levantándome de la mesa. No me sentía bien. La culpa me estaba matando. Quería ir a mi habitación, dormir y talvez mañana las cosas se habrían solucionado solas.

Estaba comenzando a desesperarme.   

— Entiendo, hija — dijo mi madre— Ya llevé las cosas de Marcus a tu habitación — sus palabras me descolocaron de repente, ya que no entendí por qué lo había hecho si teníamos una habitación para invitados desocupada.  

— ¿Por qué?, ¿Dónde dormirá Marcus? — pregunté para confirmarlo.

— Pues, contigo — me sonrió mi madre, como si hubiera preguntado la obviedad más grande del mundo.  



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En el texto hay: amorodio, drama, frienzone

Editado: 19.01.2020

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