Dejaron sus mochilas en casa de la mujer, para después dirigirse al cementerio, éste se hallaba en las afueras del pueblo, la Señora Farrell y Judith los guiaron al lugar. Incluso el cementerio del pueblo se veía hermoso, combinando con el aura del resto del lugar, entre las tumbas había muchas plantas floreadas, algunas muy crecidas y otras que parecían cuidadosamente cortadas.
Daphne constantemente durante el camino dirigía su mirada a Ethan, estaba muy pendiente de él, el chico estaba muy callado, su expresión era una mezcla de seriedad y tristeza, pero sus ojos estaban apagados.
—Es aquí —habló la mujer señalando hacia una de las tumbas—. Está algo descuidada.
Las tres mujeres se quedaron a unos metros de la tumba, mientras que Ethan se acercó hasta quedarse de pie frente a ésta. Tenía una relativamente pequeña cruz de mármol, algo ladeada y polvorienta, y a ambos lados de la cruz había dos matorrales secos. El nombre de Emily estaba muy visible, pero del apellido Rain, sólo se alcanzan a distinguir “Ra”. Abajo se distinguía que estaba el año de su muerte, pero no tenía un año de nacimiento. Una pregunta surgió en la mente de Ethan.
—¿Qué edad tenía? —cuestionó el chico sin darse la vuelta.
—Decía que tenía veintitrés, pero creo que era más joven, tal vez tenía unos diecinueve. No estoy segura.
—Ya veo —dijo Ethan, sin apartar sus ojos de la tumba—. Si que está... muy descuidada.
—No he venido en unos siete años. La última vez que vine, los matorrales de rosas Emily que sembré aún florecían, ahora están totalmente secos.
—¿Rosas Emily? —preguntó Daphne extrañada.
—Es un tipo de rosa —dijo Judith.
—Así es —habló la señora Farrell—. La gente suele sembrar flores junto o sobre las tumbas, pensé que las Emily serían perfectas para ella, era su nombre —explicó.
—Vámonos —escucharon de pronto la voz de Ethan y las tres voltearon hacia éste. El chico finalmente se dio la vuelta y se alejó del lugar sin decir nada más.
Sin decir nada los cuatro regresaron al pueblo, de nuevo Daphne mantuvo su mirada constantemente en Ethan su mirada no cambiaba. La chica se sentía muy preocupada, se sentía mal porque al final no habían hallado realmente lo que esperaban. Tenía la esperanza de que al final de este viaje, Ethan pudiese ver a su madre de frente, no que tuviera que pararse frente a su tumba.
—Deberían quedarse a almorzar —les sugirió la Señora Farrell cuando se aproximaron a su casa—. Si hicieron el camino hasta aquí a pie, deben estar agotados, el regreso por el camino también será agotador, deberían reponerse un poco y comer antes.
—No quisiéramos molestarla —dijo Daphne.
—No se preocupen. Además —miró a Ethan mientras Judith abría la puerta de la casa—. Hay algo que me gustaría darte, Ethan.
El chico que mantenía la vista distraída al rededor, dirigió la mirada a la mujer.
—¿De qué se trata? —preguntó con curiosidad.
—Estoy segura de que en algún lado tengo una foto de tu madre, de los días en que trabajó en el cultivo de flores.
—¿En serio? —al escuchar eso cambió en la expresión en su rostro, casi se veía entusiasmado.
—Tendré que buscarla, pero estoy segura de que la tengo —aseguró la Señora Farrell—, la buscaré mientras Judith prepara el almuerzo.
A pesar de que Daphne, le ofreció ayuda a Judith para preparar la comida, la chica aseguró que le gustaba más cocinar sola, así que la Señora Farrell les pidió a ella y a Ethan que la ayudarán a revolver algunas cosas que tenía guardadas en una vieja habitación. Al entrar a esta, tanto Ethan como Daphne se miraron perturbados por la cantidad de cosas que ahí había. Entre cajas de ropa, papeles, viejos muebles, cuadros y figuras talladas en madera, el lugar se veía muy revuelto, además de que había mucho polvo. Sin embargo, la mujer les aseguró que en alguna de esas cajas o muebles había entre algunos papeles fotografías que se habían tomado en festividades del pueblo o durante las épocas de mayor cosecha.
—El señor Jones era el dueño de más de la mitad de estos terrenos, cuando falleció sus hijos decidieron abandonar el pueblo y vendieron todas sus tierras —hablaba la Señora Farrell.
La mujer les contaba sucesos de su vida en este pueblo mientras los chicos buscaban entre todas esas cosas cualquier fotografía que hubiera, se suponía que Ella también buscaba, permanecía sentada en una silla revolviendo cajas a su alcance, pero cada cierto rato se cansaba de inclinarse y descansaba mientras sólo continuaba hablando, parecía que ni siquiera le afectara el polvo que se alcanzaba cada vez que movían o abrían las cajas, ellos a cada ciertos minutos tenían que apartarse un momento para respirar lejos de éste.
—Cuando adquirí algunos terrenos, sólo contrataba a los trabajadores para que produjeran en la tierra y pude descansar en mi vejez. No tuve que volver a atender partos —hablaba la Señora Farrell recargada contra su silla mirando hacia el techo.
—¿Judith es su única familia? —preguntó Daphne.
—No, sólo trabaja conmigo, ayudándome en lo que necesite. Aunque como dije la conozco desde que nació —explicó la mujer—. Mi única familia fue mi esposo, falleció hace mucho, mucho antes de que de que Emily llegara este lugar.
—Fue algo muy noble lo que hizo por Emily —habló Daphne—. Darle asilo y apoyarla con el parto. Fue muy amable.
—No lo sé, tal vez no lo fue —negó la mujer, Daphne dirigió la mirada hacia ella—. Nunca me consideré alguien amable, o al menos no tanto. Pude ser más amable y ofrecerle más apoyo para que permaneciera aquí con su hijo, pero no lo hice, no creía que ella pudiera ser una buena madre solo porque se lo hubiera propuesto de la noche a la mañana, y aunque realmente lo hubiera sido, yo no quería bebés en esta casa, así que cuando dijo que te dejaría en un orfanato me pareció lo mejor —admitió dirigiendo esta vez la mirada a Ethan, Daphne también volteó hacia él. El chico parecía ignorar lo que la mujer decía, sólo continuaba hurgando entre las cosas. Ni siquiera había respondido a las preguntas de la mujer sobre qué hacía ahora o en donde vivía, sólo Daphne había respondido que vivían Forddgul.
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Editado: 02.11.2023