La convivencia con Ellie había sido probablemente lo mejor que había tenido en su vida, él nunca estar sólo; saber que había alguien junto a él, alguien que lo necesitaba y que él también necesitaba; alguien que iluminó su vida en aquel tiempo. Sin embargo, no todo fue perfecto, fue complicado, bastante complicado, pero él estaba dispuesto a ayudarla; a salvarla de todo.
HACE CUATRO AÑOS:
Había pasado poco más de una semana desde que habían ido a buscar a su abuela en aquel asilo. Ellie no había estado bien desde aquello, durante casi todo el día se veía decaída, y todos estos días se había mantenido recluida en el departamento.
En cuanto a su relación, después de aquel beso las cosas estaban distintas entre ellos, el principal cambio era el que habían comenzado a compartir la cama, por petición de ella, desde esa noche al regresar a la ciudad, él se acomodaba para dormir en el sofá cuando ella le suplicó que durmiera con ella, esa noche y las siguientes ella había dormido aferrada a él, como si tuviese miedo de que él también la dejara. Había habido varios besos después de ese, uno por la mañana, otro ante de irse a trabajar, y otro antes de dormir, todos dados por él a ella.
Había tratado de mantenerla animada con pequeños detalles, algunas flores, dulces y bocadillos que le traía de sorpresa, cuando le entregaba estos regalos era que la veía sonreír al menos un poco, sólo por un par de segundos hasta que ella volvía a su apagado estado de ánimo.
Hoy regresaba del trabajo un poco antes de lo esperado, había estado desde hace un par de semanas tomando con clases de manejo con Ben. Después de que el chico confirmara que Ethan no sabía conducir, había intentado convencerlo de hacerlo, Ethan se había negado desde un principio, pero después de haber aceptado la primera clase, la sensación de estar al volante le había agradado mucho, a pesar de lo mal que lo había hecho ese día. Ethan había cancelado las clases temporalmente a lo largo de esta semana, no le gustaba estar tanto tiempo lejos de Ellie, sentía que ella lo necesitaba mucho, notaba que no le gustaba estar sola. Hoy había decidido reanudar las clases, ya le había avisado a Ellie que llegaría una hora y media más tarde de lo habitual, sin embargo, Ben había cancelado las clases por un imprevisto, así que, después de todo, estaría en el departamento a la hora de siempre.
Realmente, aunque deseaba volver a manejar, le aliviaba bastante poder regresar pronto con Ellie, no le gustaba dejarla sola en estos momentos. Él no podía estar junto a ella las veinticuatro horas del día, esperaba que ella pudiera reponerse de su luto y pudiera salir.
Ethan le había ofrecido en más de una ocasión salir juntos a algún lugar por las tarde o noches, pero ella prefería quedarse en casa, mayormente sólo quería dormir. Lo más parecido que había hecho a salir eran ese par de ocasiones en que habían subido juntos a contemplar la vista de la ciudad desde el techo del edificio. A ella parecía haberle agradado esa vista, sin embargo, después de un par de días, tampoco tenía ganas de subir allá.
Por otro lado, estaba el asunto del trabajo, le había prometido que la ayudaría a conseguir algún empleo, lo primero que había pensado era algo en el mismo restaurante, pero no había escuchado de Brandon que necesitaran más personal, y no quería atosigarlo con ello. Y por ahora, tampoco quería atosigar a Ellie con eso, no parecía tener energía para nada, antes se encargaba de limpiar el departamento y de preparar la cena, pero desde que habían vuelto de aquella búsqueda no lo había hecho.
Mientras se dirigía a su departamento, decidió pasar por una tienda para comprar un paquete de bombones de chocolate, no quería llegar hoy tampoco las manos vacías. Llego al departamento, esperando darle una sorpresa con su inesperada llegada y los bombones, sin embargo, la sorpresa fue suya cuando al entrar al lugar encontró a Ellie reclinada sobre la mesita de centro y frente a ella una cierta cantidad de polvo blanco.
En cuanto Ethan abrió la puerta, la chica se enderezó y lo miró asustada. El chico se quedó observándola en silencio un momento, no pudiendo creer que era lo que veía. Ellie se sintió desubicada y avergonzada, al mismo tiempo que muy alerta, su corazón pareció acelerarse más de lo que ya estaba, sus manos temblaron, apartó su mirada de Ethan y no supo hacia donde mirar, sólo bajó su cabeza hacia las líneas blancas sobre mesa.
—¡¿Qué haces, Ellie?! —gritó el chico acercándose a ella y haciendo que la chica se echara hacia atrás, chocando su espalda con el borde del sofá, mientras con sus manos cubría ambos oídos.
—¡Está bien! ¡Está bien! —exclamó la chica agitadamente—. No pasa nada, no es nada.
—¿Qué diablos haces con esto? —expresó Ethan, dejando caer al suelo los bombones, para quitar con sus manos el polvo de la mesa.
—¡No Ethan! —suplicó Ellie, aproximando sus manos hacia las suyas para detenerlo. Le mostró una sonrisa—. No pasa nada, todo está bien, no es nada —después de decir esto soltó una pequeña risa.
Ethan la observó fijamente, claramente no estaba en sus cinco sentidos, observó esos ojos que tanto adoraba, sus pupilas estaban muy dilatadas. Él chico se apartó de ella, fue hacia la cocina y en un trasto de plástico puso todo lo que había en la mesa, esta vez Ellie no dijo ni hizo nada. Una vez que quitó todo el polvo, fue hacia el baño y tiró todo por el inodoro, cuando regresó a la sala vio a Ellie, seguía sentada en el suelo, recargada contra el sofá, tenía la mirada fija al frente.
—Ellie —la llamó, pero ella no siquiera volteó—. Ellie, levántate —se inclinó hacia ella y tomó su brazo para obligarla a levantarse, con dificultad ella lo hizo, Ethan la hizo sentarse en el sofá. Tomó su rostro entre sus manos y trató de mirar a sus ojos, más Ellie mantenía la vista baja.
La chica elevó la mirada hacia Ethan sólo un segundo para después volver a bajarla, suficiente para que el chico notara que sus ojos seguían muy dilatados.
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Editado: 02.11.2023