En el jardín de los recuerdos perdidos,
donde las rosas marchitas lloran al viento,
mi corazón, por tu amor herido,
suspira en el silencio del lamento.
Las palabras que nunca llegaste a decir,
resuenan en mi mente como un triste lamento,
un eco lejano que no puedo definir,
una melodía que se lleva el viento.
El amor que una vez fue tan profundo,
ahora es solo un río que se ha secado,
un sueño que se desvaneció en un segundo,
un corazón que ha sido abandonado.
Las lágrimas caen como perlas en la arena,
en el océano de mi desesperación,
mi alma, en su tristeza, apenas se mantiene,
anhelando lo que una vez fue pasión.
Tu ausencia es un vacío que no puedo llenar,
una herida que no deja de sangrar,
un dolor que no puedo dejar de sentir,
un amor que no puedo dejar de añorar.