En el abismo de la noche oscura,
donde la luna susurra su pena,
mi corazón, en amarga tortura,
llora por un amor que se aleja.
Las promesas que un día hicimos,
se han convertido en sombras vacías,
y en mis sueños, tristes y fríos,
se desvanecen tus caricias.
Tus besos, ahora sólo recuerdos,
se pierden en la bruma del olvido,
y tus palabras, dulces y tiernos,
son ecos de un amor perdido.
En el jardín de las ilusiones rotas,
donde las rosas marchitas suspiran,
mi alma sufre, sola y rota,
anhelando el amor que se retira.
Cada lágrima es un suspiro de dolor,
que cae en el pozo de la desesperación,
y en mi pecho, la ausencia de tu calor,
es una constante y cruel aflicción.
El tiempo, cruel y despiadado,
borra las huellas de nuestro amor,
y mi corazón, triste y desgarrado,
se hunde en un mar de dolor.
Así, en la penumbra de mi destino,
mi alma vaga sin dirección,
buscando en cada esquina y camino,
el rastro de tu pasión.
Pero el amor que una vez fue eterno,
se ha desvanecido como el viento,
dejando solo un vacío interno,
y el eco de un triste lamento.